“Ámense los unos a los otros, como yo los he amado”
Jn 15, 9-17 “
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. “COMO EL PADRE ME AMÓ, TAMBIÉN YO LOS HE AMADO A USTEDES.
PERMANEZCAN EN MI AMOR”
Jesús, les habla a sus apóstoles del ansia de su amor hacia ellos para que fructifiquen
unidos a Él, pues los ama al modo sobrenatural, como el Padre le ama a Él. Unidos a Él y
amados por El no necesitan, para dar “mucho fruto,” más que “permanecer en El.”
Y la prueba de esta permanencia son las obras: mis mandamientos, mis preceptos. Porque
no todo el que diga Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad del Padre (Mt 7:21). Ha de ser copiado su ejemplo: como yo cumplí los
mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Y les dice esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto Porque
cumplen el mensaje del Padre, que El trajo como el Enviado. Y para nuestro gozo sea
cumplido. Pues al saber que estamos unidos a Cristo-Vid, permaneceremos unidos a Él y
que al guardar sus mandatos, sabemos entonces la meta suprema de sus aspiraciones: ser
amados por el Padre.
2. COMO TAMBIÉN YO LOS HE AMADO A USTEDES
Jesús nos dice: como también yo los he amado a ustedes. Jesús nos ama con el mismo
amor que ama al padre. Hoy por lo general definimos el amor como aquel sentimiento de
afecto, cariño, solidaridad que una persona siente hacia otra y que se manifiesta
generalmente en desear su compañía, alegrarse con lo que se considera bueno para ella y
sufrir con lo que se considera malo.
Le decimos amor, a nuestra persona amada, decimos que se hace con amor, cuando se
hace algo con esmero, con mucho cuidado, cuando deseamos hacer algo con mucho gusto,
decimos que lo hacemos de mil amores, cuando somos generoso en hacer algo y lo
hacemos de forma gratuita, decimos que lo hacemos por amor al arte, y cuando pedimos
algo con humildad y caridad decimos por amor a Dios.
¿Pero cómo fue el amor de Jesús?, En los Evangelios encontramos la fuerza del amor de
Jesús, es un libro abierto para descubrir c￳mo fue el amor de Jesús, “En esto Conocerán
todos que sois mis Discípulos, si tenéis amor los unos por los otros” (Jn, 13-35), “Como el
Padre me Am￳, también yo os he amado; permaneced en mi amor” (Jn 14-9), “Si Guardáis
mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; como yo también he guardado los
mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”, (Jn 14-10) “Este es mi
mandamiento: que os améis los unos a los otros, como yo os he amado” (Jn 14-12), “Nadie
tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos” (Jn 14-13) “Yo les he
dado a conocer tu nombre y se lo daré a conocer Todavía, para que el amor con que me
has amado esté en ellos, y yo en ellos." (Jn 17-26)
3. DEJAD QUE LOS NIÑOS VENGAN A MÍ
Podemos encontrar muchas manifestaciones de sensibilidad, por la cual conocemos como
es el afecto de Jesús, podemos descubrir al hombre con la inclinación natural a hacer el
bien, podemos hallar dulzura, suavidad, amabilidad de carácter, no solo tiene la facultad de
ser el perfecto amigo bueno, además en todo lo parece, se manifiesta claramente su
sentimiento de pena y lastima por la desgracia o el sufrimiento ajeno, para todo se inclina
con afecto, su carácter es templado, apacible, en otras palabras es el puro amor, que nos
maravilla por su aptitud del conocimiento perfecto de la comprensión, con un dominio
absoluto para el entendimiento y la capacidad para respetar y ser tolerante con los demás,
El posee el mayor grado posible de la cualidad
Amor puro por los ni￱os; “Dejad que los ni￱os vengan a mí, y no se lo impidáis porque de
los que son como éstos es el Reino de los Cielos" (Mt 19, 14), ese amor natural por el bien
de los demás; “Entonces Jesús, levantándose, le dijo: "Mujer, ¿d￳nde están ellos?
¿Ninguno te condenó?" "Ninguno, Señor", respondió ella. Y Jesús le dijo: "Yo no te condeno
tampoco. Vete, desde ahora no peques más” (Jn 8, 10-11), así podríamos llenar muchas
páginas de ejemplo sobre cómo amo Jesús.
4. A QUIEN MIRÓ JESÚS, LOS HIZO CON AMOR
A quien miró Jesús, los hizo con amor, así nos mira a nosotros hoy, con afecto, y cuando
nos habla lo hace al corazón, su suave voz es además una insistencia permanente en
nuestra conciencia, voz que nos invita a seguirlo, aceptarlo y a la cual debemos guardar
fidelidad, y a amarlo como él lo hizo y lo sigue haciendo.
Así es el amor de Jesús, ese que no condena, ese que nos da misericordia, ese que
transforma nuestras vidas, ese que nos da paz absoluta, por tanto podemos definir que
Jesús es perfecto e inigualable sinónimo de amor.
5. ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS, COMO YO LOS HE AMADO”
La situación histórica de esta sección queda sugerida por el lugar paralelo del amor al
pr￳jimo, evangelio según san Juan 13:34.35, donde Cristo nos dice: “Les doy un
mandamiento nuevo, ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense
también ustedes los unos a los otros. En esto todos reconocerán que ustedes son mis
discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros”.
El amor mutuo que han de tenerse no es filantropía, ha de estar calcado en el ejemplo de
Él: que se amen como Él los ha amado. Precisamente por este modo es por lo que antes
llamo también a este precepto “un mandamiento nuevo”.
6. NO HAY AMOR MÁS GRANDE QUE DAR LA VIDA POR LOS AMIGOS
Como ejemplo que clarifique este amor suyo, pone lo que es prueba humana, esto es dar la
vida por los amigos. No es que Cristo restrinja la universalidad de su muerte, sino que utiliza
la comparación usual humana.
Al hablar de amigos, le lleva a llamar a sus apóstoles amigos. Ya que los servidores ignoran
lo que hace su señor. El Antiguo Testamento tenía más aspecto de servidumbre. Sin
embargo los amigos conocen sus intimidades. Y Él les revelo el gran secreto y mensaje del
Padre, es decir el Evangelio, las intimidades de Dios. Pero la verdadera amistad exige
obras. Así como nos dice: Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
Como amigos de Cristo son predilectos. Y esto evoca la elección que hizo de ellos para el
apostolado, como lo indica el término lingüístico según san Juan 13:18, donde les dice: “no
hablo de todos ustedes, yo sé a quién he escogido”.
7. YO EL QUE LOS ELEGÍ A USTEDES, Y LOS DESTINÉ PARA QUE VAYAN Y
DEN FRUTO, Y ESE FRUTO SEA DURADERO.
Directamente se refiere no a la predestinación, sino a la elección, vocación, al apostolado,
que les hizo al llamarlos a cada uno en su día, san Juan 6, 70: ¿No les elegí yo a los doce?,
y de este modo no piensen que este privilegio fue algo que salió de ellos.
La finalidad de esta elección es para que vayáis. El sentido es: a seguir su camino, san
Mateo 9:6; 19:21; es la misión de apóstoles; y no se pone término geográfico a su misión,
“Id pues y hagan discípulos a todas las gentes”, (Mt 28-19): es decir que den mucho fruto de
apostolado. Es la vocación a la santidad antes dicha. Y es a lo que lleva la sección
siguiente, en que habla de las persecuciones que tendrán por causa de él.
Para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero, es decir, el fruto de su apostolado que
sea de una eficacia permanente allá donde ellos arrojen la simiente.
8. “ASÍ TODO LO QUE PIDAN AL PADRE EN MI NOMBRE, ÉL SE LO
CONCEDERÁ”.
Y otra vez se pone la oraci￳n como medio eficaz de apostolado. “Así todo lo que pidan al
Padre en mi nombre, él se lo concederá”. El ap￳stol tiene en la oraci￳n un recurso de éxito,
pero tiene la obligación de usarla como medio normal del fruto de su apostolado. La forma
rotunda con que está expresada la concesión de todo lo que pidan tiene una explicación
semejante a lo anteriormente expuesto.
La sección termina con una exposición impactante: Lo que yo les mando es que se amen
los unos a los otros. Pero solo hay un precepto: el amor.
Toda la voluntad de Cristo se resume en esta palabra, amor, amar, de este modo y solo así
se cumple la voluntad de Dios y la misma voluntad del Hijo, que no es otra que la voluntad
del Padre.
9. Y LOS DESTINÉ PARA QUE VAYAN Y DEN FRUTO, Y ESE FRUTO SEA
DURADERO
Amar es entregarse, es darse, es saber que podemos hacer nosotros por nuestro amado
Jesucristo que vive en nuestro prójimo, y entregarnos a nuestro prójimo como Cristo se
entregó por todos nosotros. Así como nos pide Jesús, ámense los unos a los otros. Así
como yo los he amado.
Nos dice Jesús: No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a
ustedes. Tenemos que comprender, que no le hacemos un favor a Jesús acatando su
llamada, Él nos está haciendo a nosotros una ayuda, por tanto debemos estar agradecido
del Señor, Él nos llama a la santidad en nuestras vidas, entonces no es suficiente
alborozarse por este llamado, es necesario comprender cuál es la razón y el fin de esta
elección, así como nos lo dice Jesús: Y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto
sea duradero
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant