Solemnidad. Domingo de Pentecostés
Nuestra Patria y el Espíritu Santo
La celebración de Pentecostés se viene celebrando desde los tiempos de los
Apóstoles.
Celebramos la manifestación pública de la presencia del Espíritu
Santo en la historia de la humanidad, en cada uno de los seres humanos. Es
el primero y más precioso regalo pascual que nos ha hecho el mismísimo
Dios. Es la “superpascua” en feliz expresión del Cardenal Pironio. Es el fruto
maravilloso de la muerte y resurrección de Jesús, del cual se desprenden
todos los demás dones o efectos pascuales que nos benefician por toda la
eternidad. Jesús murió y resucitó para poseer al Espíritu Santo Esta es la
Salvación. Es la posibilidad de vivir la vida humana en plenitud...
Muere Jesús crucificado y el Padre-Dios lo resucita por obra del
Espíritu Santo. Lucas escribe en su libro de los Hechos 1 , poniendo en boca
de Pedro la revelación de la presencia del Espíritu Santo en la humanidad al
anunciar a Jesús Resucitado : “Todos nosotros somos testigos de que Dios
resucitó a Jesús…Dios le dio a Jesús el Espíritu Santo. Y ahora, Jesús nos ha
dado ese mismo Espíritu, pues, nos lo había prometido .
Así sintetiza Pedro el primer Pentecostés cristiano. Lo que pasó entonces,
cada año los cristianos así como celebramos Pascua, celebramos
Pentecostés al mismo nivel de FE. Porque muriendo Jesús para salvarnos,
destrozado en la Cruz, fue como un frasco de precioso perfume que al
quedarse embalsama todo el ambiente con su aroma. La muerte de Jesús
no fue la muerte de un hombre más…Fue la muerte del Hombre Dios que
llevó a su plenitud aquello que se inició en el pesebre de Belén. En Navidad
celebramos que el mismísimo Dios comenzó a convivir con la
humanidad…para que la humanidad entera fuera capaz de realizarse
recreando un mundo nuevo en la libertad de la Verdad, de la justicia en el
Amor. Un Mundo que todo el mundo ansía hasta la angustia por no
alcanzarlo porque todo queda en un espejismo de atrayentes
promesas …Desde los grandes imperios y la fascinación de un progreso
ilimitado hasta Naciones potencias declamando la democracia esclavizando
a muchos con promesas no cumplidas…No obstante esta triste realidad de la
humanidad actual, brilla para creyentes en Jesús Resucitado su
promesa cumplida tal cual fue proclamada por Pedro en la Iglesia
naciente, en las puertas abiertas del Cenáculo de Jerusalén. Memoria del
ayer que sigue cumpliéndose en el hoy de la historia humana, para cuantos
creamos con honestidad de corazón, en la promesa de Jesús que nos abre
a la esperanza de un Mundo nuevo. Esperanza activa y paciente y alegre
porque hoy nos toca sembrar lo que enseñó Jesús y cómo nos lo enseñó,
con la misma Fuerza creativa de los orígenes cristianos. Somos los
cristianos de hoy herederos de su Evangelio y del fruto de su Pascua : el
Espíritu Santo que Jesús nos lo sigue enviando desde Dios su Padre,
nuestro Padre, tal cual lo ha prometido . Claro está que debemos abrir
nuestros corazones -hoy como ayer- al Espíritu del Resucitado para que
ilumine y fortalezca nuestras búsquedas y proyectos de lo bueno para
nuestra sociedad. Hemos de abrirnos a la experiencia de la recreación del
Espíritu de Dios que recrea relaciones humanas – plenamente humanas-
fraternas-solidarias-sinceras. Un mundo limpio de violencia y corrupción, de
enemistad y odio, de maldad, de muerte, tan sólo se construye desde
corazones renovados en el Espíritu Santo, Espíritu del Amor del Padre Dios
que Jesús Resucitado lo sigue enviando a corazones dispuestos a recibirlo ,
1 Hechos 2, 32-33 - Biblia Traducción en lenguaje actual.
dispuestos a recrearse en hombres y mujeres nuevos . Mujeres y varones
constructores de una nueva civilización del amor.
La festividad anual de Pentecostés no es una simple celebración piadosa. En
lo hondo de la celebración se ha de escuchar el clamor del mismo
Espíritu de Dios , que experimentaron los primeros discípulos de Jesús
para desterrar el miedo o la inercia y salir con coraje y entusiasmo a
recorrer el arduo camino de la construcción de un Mundo Nuevo. Este es el
desafío de Pentecostés 2013 para los argentinos creyentes en Jesús y su
Evangelio. Es un llamado al compromiso de reconstruir nuestra Patria con el
pensamiento social y político de Jesús Resucitado, Fuerza y Sabiduría de
Dios . Así lo pensaron los que fundaron nuestra Patria cuando juraron una
Constitución creyendo en “Dios fuente de toda razón y justicia”
Miguel Esteban Hesayne –
Obispo
mehm@fibertel.com.ar