VII Semana del Tiempo Ordinario
Introducción a la semana
La liturgia nos introduce ahora en la lectura del Eclesiástico, uno de los libros
sapienciales de la Biblia, es decir, en los que se refleja la sabiduría de Israel.
Dicho en pocas palabras, la sabiduría es una reflexión sobre la realidad de las
cosas y la experiencia humana para conducirse bien en la vida, tanto en el
ámbito privado como en el público. Se centra más en el hombre y sus problemas
que en Dios y en la historia de Israel. No obstante, esta reflexión se ilumina con
la referencia a la creación (tal como se presenta en los primeros capítulos del
Génesis, que hemos recorrido en las últimas semanas) y se enriquece al
incorporar también los temas clásicos de la alianza y de la ley.
Precisamente en el Eclesiástico (así llamado en la época cristiana por su
frecuente uso en la “ecclesía”, es decir, en las asambleas litúrgicas) se identifica
la voz de la sabiduría con la voz de la ley, que es la palabra del Dios de la
alianza. El autor de la sabiduría es Dios mismo y el principio de la sabiduría
humana es “el temor del Señor”; no el miedo, sino el reconocimiento de la
soberanía de Dios y la actitud de reverencia y obediencia que corresponden a la
criatura.
Dentro de este marco, se subraya la confianza que genera ese temor de Dios
ante las pruebas de la vida, o cómo nos acerca al Señor el amor a la sabiduría,
que nos enseña a ser sencillos ante él y siempre dispuestos a la conversión, a la
vez que nos permite discernir con acierto en la elección y el trato con los
amigos. Todo ello se desprende de nuestra condición de criaturas de Dios,
hechas a su imagen e invitadas a la alabanza de su nombre y al cumplimiento de
su voluntad.
Con permiso de dominicos.org