“Todo es posible para el que cree”
Mc 9, 14-29
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. ¿SOBRE QUÉ ESTABAN DISCUTIENDO?
Después de la Transfiguración, Jesús, Pedro, Santiago y Juan bajaron del monte.
Llegaron donde estaban los otros discípulos y los encontraron en medio de una
gran multitud, discutiendo con algunos escribas. En cuanto la multitud distinguió
a Jesús, quedó asombrada y corrieron a saludarlo. Él les preguntó: ¿Sobre qué
estaban discutiendo? Uno de ellos le dijo: Maestro, te he traído a mi hijo, que
está poseído de un espíritu mudo. San Marco describe en este fragmento del
Evangelio a un muchacho que tiene un espíritu mudo, es decir, como poseído del
demonio, sin embargo san Mateo lo describe como un lunático. La descripción de
san Marcos es más viva. Los síntomas parecen acusar un epiléptico, aunque,
conforme a las ideas de entonces, se atribuían estas enfermedades al demonio.
San Marcos destaca la súplica del padre a Jesús, para que, si algo puede, los
ayude, curándole. Jesús destacará aquí el gran poder de la fe confiada. Tema
ordinario en los evangelios antes de los milagros de Jesús. El milagro evangélico
pide expectación ante Jesús.
Esta especie de demonios no puede ser echada si no es por la oración. La
oración es necesaria para toda intervención sobrenatural. Los apóstoles no
habían podido exorcizarle porque probablemente pensaron en el poder que
tenían conferido como si ya fuese algo propio. Todo es posible al que cree. La
lucha entre Jesús y Satán, éste en sentido amplio, que es vencido por la entrega
a la fe, es el centro propio de este episodio común a los sinópticos.
2. LE PEDÍ A TUS DISCÍPULOS QUE LO EXPULSARAN PERO NO
PUDIERON.
El hombre se acercó a Jesús y, le dice Maestro, te he traído a mi hijo, en un
verdadero acto de confianza y humildad. Este hombre agobiado y deprimido por
el dolor de padre le trae a Jesús una necesidad urgente, su hijo está enfermo, al
mismo tiempo inculpa a los apóstoles al decir: Le pedí a tus discípulos que lo
expulsaran pero no pudieron.
Jesús parece molesto y expresa; Generación incrédula, ¿hasta cuándo estaré con
ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos?, sabemos que incrédulos son
los que no tienen fe ni creencias religiosas, pero nos cuesta pensar en unos
discípulos reprendidos de esta forma y por estos motivos, desesperación y
frustración en los apóstoles, no alcanzan a comprender sus fracaso, ya que
anteriormente cuando Jesús envió a los 72, (Lc 10, 17- 22), ellos vuelven
contentos porque hasta los demonios les obedecen al invocar el nombre de
Jesús, esto es en aquella ocasión, sí curaron enfermos y expulsaron demonios
¿por qué ahora no?. ¿Será que entonces lo hacían al invocar el Nombre de Jesús
y ahora quieren expulsarlos ellos solos, en su propio nombre?
3. ESTA CLASE DE DEMONIOS SE EXPULSA SÓLO CON LA
ORACIÓN
Al reprender a sus apóstoles, Jesús, desea corregir y desaprobar su conducta,
los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en privado: ¿Por
qué nosotros no pudimos expulsarlo? Él les respondió: Esta clase de demonios
se expulsa sólo con la oración. Con oración y con fe, así lo hizo ver Jesús al decir
Todo es posible para el que cree. En efecto la fe de los apóstoles fue poca, ellos
confiaron en sí mismo, como si se bastaran por sí solo. No hacemos las cosas
porque tenemos el poder para sanar, este no es de nosotros, es de Dios y es por
su amor, nosotros no somos los protagonistas, siempre dependemos del Padre,
siempre dependemos de la oración, y de fuerza que nosotros le pongamos a ella,
porque una oración si convicción y sin fe no es más que recitar una poesía que
no es nuestra.
Entonces no nos extrañemos que a veces nos sentimos fracasados al orar, puede
que sea por falta de fe y confianza y que al orar, no hemos preparado las
condiciones que se requieren, no hemos hecho las cosas como hemos sido
enseñado, o nos faltó reconocer que al pedir en nombre de Jesús, estamos
reconociendo que Dios ha depositado todo su poder en su Hijo, aquel que se
humillo y fue obediente hasta la cruz, en El Dios salva, en Él y con Él podremos
curar, sanar expulsar tantas clases de demonios con los que nos encontramos, y
todo con mucha fe, esto es, no basta solo con la oración.
4. LES ASEGURO QUE SI TUVIERAN FE DEL TAMAÑO DE UN
GRANO DE MOSTAZA
Jesús les dijo a los apóstoles: Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un
grano de mostaza, algo tan pequeñito, tan insignificante, podríamos mover
montañas, de ese modo nos está claramente enseñando que no hay dificultad
que no pueda ser vencida por el que tiene espíritu de fe, así nada será imposible
para nosotros.
No cabe duda ninguna, en Dios podemos confiar y creer en forma total. Jesús
nos dijo; Si ustedes viven en Mi Palabra, si se mantienen firmes en Mis
enseñanzas y viven de acuerdo a ellas ustedes son verdaderamente Mis
discípulos. Y conocerán la verdad y la verdad los libertará - san Juan 8:31-32 -.
Es decir, en nuestro Señor Jesucristo, es en quien podemos depositar la
esperanza y confianza total y absoluta.
Todo por la fe, en adhesión a ella, estamos invitados a presentarnos, ante el
Señor, con un corazón verdadero, estamos llamados a acercarnos con sinceridad
y honestidad, y con la seguridad plena en que tendremos un hermosa recepción
del Señor. Con una fe fuerte, podremos saber lo bueno que es mantenernos
esperanzados y confiados totalmente en su poder, su sabiduría, su bondad y
misericordia.
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant