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Día litúrgico: Miércoles VII del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Mc 9,38-40): En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús:
«Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con
nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros». Pero Jesús dijo:
«No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y
que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está
por nosotros».
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos del Papa
Francisco) (Città del Vaticano, Vaticano)
Dios no quiere que nadie quede excluido
Hoy, la “puerta cerrada” es todo un símbolo. Es algo más que un simple dato
sociológico: es una realidad existencial que va marcando un estilo de vida, un modo
de pararse frente a la realidad, frente a los otros. La puerta cerrada de mi casa está
cerrada para los otros. Son cada vez menos los que pueden atravesar ese umbral.
La imagen de la puerta abierta ha sido siempre el símbolo de luz, amistad, alegría,
libertad, confianza. ¡Cuánto necesitamos recuperarlas! Al inicio del Año de la Fe
(2012) la imagen que propuso el Papa Benedicto fue la de la “puerta”, una puerta
que hay que cruzar para encontrar lo que tanto nos falta.
—La “puerta de la fe” nos remite a los Hechos de los Apóstoles: “Al llegar,
reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y
cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe” (Hch 14,27). Dios siempre
toma la iniciativa y no quiere que nadie quede excluido.
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