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Día litúrgico: Sábado VII del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Mc 10,13-16): En aquel tiempo, algunos presentaban a
Jesús unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían. Mas Jesús, al
ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis,
porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no
reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él». Y abrazaba a los niños, y los
bendecía poniendo las manos sobre ellos.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
La miseria procede de la quiebra moral de la sociedad. Anticoncepción
(uso del preservativo)
Hoy, ante las reproches a la Iglesia por generar miseria al reprobar los medios
anticonceptivos, podemos responder que la miseria se produce por la quiebra
moral. No generan la miseria aquellos que educan a las personas para la fidelidad y
el amor, para el respeto a la vida y la renuncia, sino los que nos disuaden de la
moral y enjuician de manera mecánica a las personas.
El preservativo parece más eficaz que la moral, pero creer posible sustituir la
dignidad moral de la persona por condones para asegurar su libertad, supone
envilecer de raíz a los seres humanos, provocando justo lo que se pretende
impedir: una sociedad egoísta en la que todo el mundo puede desfogarse sin
asumir responsabilidad alguna.
—La miseria procede de la desmoralización de la sociedad, no de su moralización, y
la propaganda del preservativo es parte esencial de esa desmoralización: es la
expresión de una orientación que desprecia a la persona, considerándola incapaz
para el compromiso (con la vida y con el amor fiel).
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