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HOMILÍA
LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Lecturas Bíblicas:
Proverbios 8, 22-31
Carta de san Pablo a los cristianos de Roma 5, 1-15
Evangelio según san Juan 16, 12-15
LA SALVACIÓN VIENE POR LA FE EN JESUCRISTO
Muy oportunamente en el año de la fe , la 1ª lectura de hoy, de la carta del
apóstol san Pablo a los cristianos de Roma, nos recuerda que de la fe, por
gracia y mediación de Jesucristo Nuestro Señor, hemos recibido el don de la
justificación, la salvación.
El texto contiene una de las fórmulas bíblica de la Trinidad Santísima, de
aquel contenido principal de la fe que confesamos cada vez que decimos
“Creo en Dios Padre…creo en Jesucristo su único Hijo…creo en el Espíritu
Santo”. San Pablo nos dice, en la carta, que por Jesucristo hemos sido
reconciliados con Dios, y mediante la fe hemos obtenido la esperanza de la
gloria de Dios, y la esperanza no nos defraudará, no fallará, “porque el amor
de Dios (Padre) ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu
Santo que nos ha sido dado”.
Por la fe en Jesús nos viene la salvación . Y la salvación es como una obra en
común del Padre, del Hijo y del Espíritu.
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Da como un vértigo tratar de presentar a Dios, intentar hablar de Dios,
pensar a Dios. El misterio de Dios es tan inmenso que no entrará en nuestras
categorías mentales, de un modo semejante a cómo todo el recurso acuífero
de la tierra no puede ser atrapado en un tanque o piscina.
A Moisés, que pidió ver el rostro de Dios, no le fue posible más que oír el
nombre de Yahvé y, como espiando desde un escondite entre rocas, y sólo
ver a Dios de espaldas , no cara a cara, porque “nadie puede ver el rostro de
Dios sin antes morir” 1 .
La puerta de acceso al misterio de Dios es la fe . Sólo conocemos a Dios en la
medida en que Él quiere revelarse a nosotros , sacarse el velo, descubrirse
frente a nosotros.
En la historia salvífica, Dios se fue revelando, auto manifestando de a poco,
gradualmente, y lo hizo interviniendo, actuando, haciéndose protagonista de
la historia de los hombres. Él no quiere esconderse sino que libremente eligió
mostrarse porque ama los hombres, a los que creó a imagen y semejanza
suya, y busca la salvación de todos.
En la 1ª lectura, del libro de los Proverbios, advertimos cómo Dios habla de
su intimidad. A través de la figura de la Sabiduría se presenta a Sí mismo
como el eternamente presente antes de la creación del mundo, y como un
artesano disfrutando mientras crea el universo visible.
Si queremos decirle a Dios como Moisés: “muéstrame tu rosto”. La primera
respuesta que nos da Dios es que le busquemos reflejado en su obra maestra
que es la creación , y sobre todo, en la persona humana, hecha a imagen y
semejanza de Él.
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Éxodo 33,18 y ss.
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En el antiguo testamento, en un contexto de pueblos politeístas, la revelación
de Dios sobre Sí mismo debió poner el acento en que Dios es único.
En la plenitud de la revelación de la nueva alianza, el rostro de Dios se
muestra en la Palabra hecha carne, en Jesucristo . Con sus gestos y palabras,
Jesús nos habla del Padre, de Sí mismo y también del Espíritu Santo.
A través de la revelación que hace Jesucristo, el Padre, el Hijo y el Espíritu se
manifiestan como tres copropietarios de un mismo tesoro, el misterio de Dios .
Así en las palabras de la última cena que nos trasmite san Juan en el
evangelio de hoy: “el Espíritu Santo recibirá de lo mío”, “todo lo que es del
Padre es mío”.
la revelación de Jesucristo la recibimos por la fe. La revelación de Jesucristo
es la revelación plena, pero el Espíritu Santo, el espíritu de la Verdad, que
hablará de lo que ha oído , anunciará lo que ha recibido , nos introducirá en
toda la verdad .
Los misterios de la fe, en efecto, no son como un libro ya leído que nos
sabemos de memoria, ni como una historia cuyo capítulo final ya está
cerrado. La fe nos sorprende siempre con su novedad . De la novedad habló el
Papa Francisco en la homilía del domingo de Pentecostés pasado, la novedad
del Espíritu Santo. Precisamente, es el Espíritu Santo quien nos introducirá en
toda la verdad, nos hará progresar, nos guiará, nos empujará a crecer en la
vida de la fe, y a sorprendernos siempre por la fe.
Este domingo, tocando el misterio de Dios, espiándolo como Moisés desde la
grieta de la roca, contemplando a Dios de espaldas, advertimos que el asunto
de Dios se ha convertido en la gran cuestión de este momento . La Iglesia, con
el impulso del Espíritu Santo, nos empuja a evangelizar, y a la evangelización
siempre nueva.
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Nuevas formas de politeísmo y paganismo configuran la época actual. Del
ateísmo o el secularismo se ha pasado a la protesta contra Dios, a poner a
Dios bajo sospecha y a desterrar a Dios de la cultura, la vida pública y la
realidad temporal. El derecho fundamental y la libertad de conciencia y
religión son cuestionados y la fe arrinconada y confinada al ámbito privado.
Sin embargo, es nuestro deber anunciar la salvación, hablar de Dios . Es un
derecho de todos los hombres, sin exclusión oír hablar de Dios, ser invitados
a recibir el don de la salvación. Pero, ¿cómo hablar hoy de Dios a nuestros
contemporáneos para poder llegar eficazmente a ellos? Ésta es la gran
cuestión.
Pbro. Hernán Quijano Guesalaga
Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús,
Capilla Policial San Sebastián,
Paraná, Argentina
Sábado 25 y domingo 26 de mayo de 2013