Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 8, Martes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: El que guarda los mandamientos ofrece sacrificio de
acción de gracias * Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios. *
Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones, y en la edad futura,
vida eterna
Textos para este día:
Eclesiástico 35,1-15:
El que observa la ley hace una buena ofrenda, el que guarda los mandamientos
ofrece sacrificio de acción de gracias; el que hace favores ofrenda flor de harina, el
que da limosna ofrece sacrificio de alabanza. Apartarse del mal es agradable a Dios,
apartarse de la injusticia es expiación. No te presentes a Dios con las manos
vacías; esto es lo que pide la ley. La ofrenda del justo enriquece el altar, y su
aroma llega hasta el Altísimo. El sacrificio del justo es aceptado, su ofrenda
memorial no se olvidará. Honra al Señor con generosidad y no seas mezquino en
tus ofrendas; cuando ofreces, pon buena cara, y paga de buena gana los diezmos.
Da al Altísimo como él te dio: generosamente, según tus posibilidades, porque el
Señor sabe pagar y te dará siete veces más. No lo sobornes, porque no lo acepta,
no confíes en sacrificios injustos; porque es un Dios justo, que no puede ser parcial.
Salmo 49 :
""Congregadme a mis fieles, / que sellaron mi pacto con un sacrificio." / Proclame
el cielo su justicia; / Dios en persona va a juzgar. R.
"Escucha, pueblo mío, me voy a hablarte; / Israel, voy a dar testimonio contra ti; /
-yo, Dios, tu Dios-. / No te reprocho tus sacrificios, / pues siempre están tus
holocaustos ante mí." R.
"Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza, / cumple tus votos al Altísimo. / El que me
ofrece acción de gracias, / ése me honra; / al que sigue buen camino / le haré ver
la salvación de Dios." R.
Marcos 10,28-31:
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: "Ya ves que nosotros lo hemos
dejado todo y te hemos seguido." Jesús dijo: "Os aseguro que quien deje casa, o
hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el
Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y
hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida
eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros."
Homilía
Temas de las lecturas: El que guarda los mandamientos ofrece sacrificio de
acción de gracias * Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios. *
Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones, y en la edad futura,
vida eterna
1. El sentido de una ofrenda
1.1 La primera lectura nos enseña cómo hacer ofrendas. No se trata de "comprar" a
Dios, ni de comprar su amor, su benevolencia o sus favores. Veamos.
1.2 La vida misma es una ofrenda agradable a Dios, cuando es una vida recta y
justa: "cumplir la ley vale tanto como hacer muchas ofrendas; obedecer los
mandamientos es como ofrecer sacrificios de reconciliación. Ser agradecido es
como ofrecer la mejor harina a Dios, y dar limosna es como hacer sacrificios de
alabanza. Lo que agrada al Señor es que te apartes del mal; si te apartas de la
injusticia, obtendrás el perdón de tus pecados" (Sir 35,1-5). Por ello también la
ofrenda no es un reemplazo de lo que la vida no ha sido, pues hay una indicación
elocuente: "el sacrificio del justo es aceptado, su ofrenda no se olvidará" (Sir 35,9),
y también: "no confíes en ofrendas de cosas mal habidas, porque él es un Dios
justo, y trata a todos por igual" (Sir 35,15)
1.3 Ofrecer nuestras cosas y ofrecernos a Dios es un acto de justicia y una
expresión de gratitud, por eso "no te presentes al Señor con las manos vacías" (Sir
35,6). Lo que damos a Dios es un reconocimiento ante nuestra conciencia y ante
los hermanos de la generosidad divina, y por esto ofrendamos de buena gana y con
abundancia: "honra al Señor con generosidad y no seas mezquino en tus ofrendas;
cuando ofreces, pon buena cara, y da los diezmos con alegría. Da al Altísimo como
él te dio: generosamente, según tus posibilidades" (Sir 35,10-12). Una ofrenda
generosa nos hace entender la lógica de Dios que no es la del comercio, en que se
recibe tanto como se da, sino la lógica del amor y la alegría, en que todo se
multiplica perfecta y maravillosamente: "siete" veces (Sir 35,13).
2. "Lo hemos dejado todo para seguirte"
2.1 Es también un género de ofrenda lo que nos presenta el evangelio de hoy.
Pedro dice al Señor: "nosotros lo hemos dejado todo para seguirte" (Mc 10,28). El
apóstol, en efecto, hace una ofrenda semejante al holocausto de la ley antigua, en
que todo debía ser consumido por el fuego. "Lo hemos dejado todo" significa: "lo
hemos ofrecido todo".
2.2 La primera lectura nos ha hablado de la generosidad de Dios, que sabe dar
siete veces más de lo que le damos, es decir, que multiplica con perfección
nuestros dones. Ello se cumple en las palabras y promesas de Jesús en el
evangelio, aunque en una proporción aún mayor: "recibirá en esta vida cien veces
más en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y tierras" (Mc 10,30).
2.3 Pero hay una apostilla: "con persecuciones". Tiene su gracia esa pequeña
anotación. Y su lógica: entrar en la dinámica del Reino de Dios multiplica todo, ¿por
qué no podría multiplicar las dificultades? Según esto, participar de la propagación
del Reino no es asegurar una vida sin problemas sino vivir con una intensidad
mayor y desde una perspectiva distinta las dificultades y gozos de esta vida. Es
como una lupa que nos permite reconocer mejor la trama escondida detrás del
dolor y detrás de la alegría de la vida. Donde el modelo "Reino de Dios" realmente
gana es al final: "y en el otro mundo, la vida eterna".
2.4 Jesús añade una de sus frases paradójicas favoritas: "muchos que ahora son
primeros serán últimos, y muchos últimos primeros", expresión que advierte sobre
la limitación de nuestro conocimiento de esa vida definitiva y verdadera. Entre las
subidas y bajadas de los bienes terrenales, entre la multiplicación de bendiciones y
de persecuciones es fácil confundirse y llamar felices a los perdedores o considerar
desgraciados a los agraciados.
Fr. Nelson Medina, O.P.