Comentario al evangelio del Miércoles 29 de Mayo del 2013
La primera lectura es una súplica a Yahve para que manifieste su gloria con todo su esplendor en el
deseo de que todos los pueblos le reconozcan como único Dios verdadero. Pero Dios no ha optado por
ese camino para revelarse a los pueblos, sino el camino de su misericordia y amor manifestado en
Jesucristo. Dios no se nos impone, sino que se ofrece a quien le busca con corazón sencillo y humilde.
En el evangelio Santiago y Juan se acercan a Jesús pretendiendo el puesto de honor de honor de
sentarse uno a si derecha y otro a su izquierda en su reino. La respuesta de Jesús es una pregunta:
“¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?...” Para subir hay que bajar… para ser el primero
hay que ponerse el último. El camino de la Gloria es la Cruz. El camino del poder es el servicio, la
entrega de la vida.
Nos cuesta tanto sustraernos a este deseo, el deseo de destacar, de ser reconocidos, de poder que alojan
nuestros corazones. Quizá en la Iglesia debiéramos aprender también el lenguaje de los últimos. Los
signos son importantes porque significan, son lenguaje y no podemos predicar servicio haciéndonos
servir, no tenemos mas que mirar nuestra liturgia, cuántas adherencias arrastradas a través de los
siglos, que no manifiestan sino todo lo contrario a la vocación de un pueblo convocado para servir a la
causa del Reino de Dios que es la causa de los humildes y sencillos, la causa de los pobres, de los que
no son nada en nuestro mundo.
J.A.C.