Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 9, Miércoles
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: El Dios de la gloria escuchó la oración de los dos * A tí,
Señor, levanto mi alma. * No es Dios de muertos, sino de vivos
Textos para este día:
Tobías 3,1-11a.16-17a:
En aquellos días, profundamente afligido, sollocé, me eché a llorar y empecé a
rezar entre sollozos: "Señor, tú eres justo, todas tus obras son justas; tú actúas
con misericordia y lealtad, tú eres el juez del mundo. Tú, Señor, acuérdate de mí y
mírame; no me castigues por mis pecados, mis errores y los de mis padres,
cometidos en tu presencia, desobedeciendo tus mandatos. Nos has entregado al
saqueo, al destierro y a la muerte, nos has hecho refrán, comentario y burla de
todas las naciones donde nos has dispersado. Sí, todas tus sentencias son justas
cuando me tratas así por mis pecados, porque no hemos cumplido tus mandatos ni
hemos procedido lealmente en tu presencia. Haz ahora de mí lo que te guste.
Manda que me quiten la vida, y desapareceré de la faz de la tierra y en tierra me
convertiré. Porque más vale morir que vivir, después de oír ultrajes que no merezco
y verme invadido de tristeza. Manda, Señor, que yo me libre de esta prueba;
déjame marchar a la eterna morada y no me apartes tu rostro, Señor, porque más
me vale morir que vivir pasando esta prueba y escuchando tales ultrajes."
Aquel mismo día, Sara, hija de Ragüel, el de Ecbatana de Media, tuvo que soportar
también los insultos de una criada de su padre; porque Sara se había casado siete
veces, pero el maldito demonio Asmodeo fue matando a todos los maridos, cuando
iban a unirse a ella según costumbre. La criada le dijo: "Eres tú la que matas a tus
maridos. Te han casado ya con siete, y no llevas el apellido ni siquera de uno.
Porque ellos hayan muerto, ¿a qué nos castigas por su culpa? ¡Vete con ellos! ¡Que
no veamos nunca ni un hijo ni una hija tuya!"
Entonces Sara, profundamente afligida, se echó a llorar y subió al piso de arriba de
la casa, con intención de ahorcarse. Pero lo pensó otra vez, y se dijo: "¡Van a
echárselo en cara a mi padre! Le dirán que la única hija que tenía, tan querida, se
ahorcó al verse hecha una desgraciada. Y mandaré a la tumba a mi anciano padre,
de puro dolor. Será mejor no ahorcarme, sino pedir al Señor la muerte, y así ya no
tendré que oír más insultos." Extendió las manos hacia la ventana y rezó.
Salmo 24:
Dios mío, en ti confío, / no quede yo defraudado, / que no triunfen de mí mis
enemigos; / pues los que esperan en ti no quedan defraudados, / mientras que el
fracaso malogra a los traidores. R.
Señor, enséñame tus caminos, / instrúyeme en tus sendas: / haz que camine con
lealtad; / enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.
Recuerda, Señor, que tu ternura / y tu misericordia son eternas; / acuérdate de mí
con misericordia, / por tu bondad, Señor. R.
El Señor es bueno y es recto, / y enseña el camino a los pecadores; / hace caminar
a los humildes con rectitud, / enseña su camino a los humildes. R.
Marcos 12,18-27:
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, de los que dicen que no hay
resurrección, y le preguntaron: "Maestro, Moisés nos dejó escrito: "Si a uno se le
muere su hermano, dejando mujer, pero no hijos, cásese con la viuda y dé
descendencia a su hermano." Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y
murió sin hijos; el segundo se casó con la viuda y murió también sin hijos; lo
mismo el tercero; y ninguno de los siete dejó hijos. Por último murió la mujer.
Cuando llegue la resurrección y vuelvan a la vida, ¿de cuál de ellos será mujer?
Porque los siete han estado casados con ella."
Jesús les respondió: "Estáis equivocados, porque no entendéis la Escritura ni el
poder de Dios. Cuando resuciten, ni los hombres ni las mujeres se casarán; serán
como ángeles del cielo. Y a propósito de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído
en el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, lo que le dijo Dios: "Yo soy el Dios
de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob"? No es Dios de muertos, sino de
vivos. Estáis muy equivocados."
Homilía
Temas de las lecturas: El Dios de la gloria escuchó la oración de los dos * A tí,
Señor, levanto mi alma. * No es Dios de muertos, sino de vivos
1. De dos problemas, una solución
1.1 La primera lectura nos ofrece un hermoso ejemplo de la compasión y la
providencia de Dios. La ceguera del justo Tobit y la infelicidad de aquella mujer,
Sara, son dos historias de dolor que vendrán a fundirse y resolverse en una historia
de salvación. Tobías, hijo de Tobit, será el instrumento para traer la salud a su
padre ciego y la alegría del matrimonio y la maternidad a Sara. Es como la versión
bíblica del conocido refrán: "siempre es más oscuro poco antes del amancer."
1.2 Tobías, a su vez, recibe la guía y la amistad de un ángel, Rafael. Lo que
tenemos, entonces, es que Dios cuida de los suyos, y que se vale de medios
humanos y angélicos para hacerlo. Esto representa en realidad un avance en la
revelación del Antiguo Testamento. Estas "causas segundas," como son aquí Tobías
o el ángel Rafael, no quitan el lugar de la "causa primera" que sigue siendo Dios,
pero sí muestran que Dios, al salvar, no elimina los actos libres de sus creaturas.
Su obra de redención no cancela su obra de creación.
2. El destino de los amores de esta tierra
2.1 A modo de burla, los saduceos ridiculizan la creencia en la resurrección con una
tonta historia de una mujer que se ha casado varias veces. Cristo toma el
argumento no sólo para reafirmar la verdad de la resurrección sino para enseñarnos
sobre el destino del amor humano.
2.2 La parte más impresionante de las palabras de Cristo, en mi concepto, es
aquella forma de hablar: "no se casarán; serán como los ángeles." Aquí hay algo
muy profundo sobre la naturaleza del matrimonio. La razón por la que no hay
matrimonio más allá de la muerte es porque tampoco hay más muerte en aquellos
considerados dignos de la resurrección.
2.3 Es decir: el matrimonio es un remedio contra la muerte mientras no ha llegado
a la muerte. Los que ya no pueden morir no necesitan de ese remedio; reciben la
vida de la fuente de la vida, como los ángeles, y no a través de las expresiones
mediadas de esa vida por vehículo del amor humano. Entonces el matrimonio es un
modo de acercarse al amor fontal, al amor original que da la vida. Una vez que
accedemos a ese amor en la resurrección, no cabe propiamente la mediación. Ya en
el cielo todo es inmediato.
Fr. Nelson Medina, O.P.