Comentario al evangelio del Lunes 03 de Junio del 2013
Queridos hermanos:
Hoy comenzamos la lectura del libro de Tobías. Se trata de una obrita escrita a finales del siglo III
antes de Cristo; primero en hebreo o arameo y después en griego. Su propósito parece claro: ofrecer un
modelo de identidad a los judíos que vivían en la diáspora durante la época helenística. Este modelo
acentúa el amor a la ley y al Dios protector, la necesidad de una familia unida, el recuerdo de Jerusalén
como centro de unidad de todos los judíos.
El libro de Tobías es la historia de una familia. Sus protagonistas son el anciano Tobit, su hijo Tobías,
la joven Sara y el ángel Rafael. El libro está dividido en tres partes. La primera presenta a los
personajes y sus situaciones especiales: la ceguera de Tobit y la maldición que pesa sobre Sara. La
segunda describe el viaje de Tobías, acompañado por Rafael, y la boda de Tobías con Sara. La tercera
parte narra el regreso, el reencuentro y la curación de Tobit.
A lo largo de los próximos días nos iremos acercando a esta historia sapiencial. Pero es bueno que
desde el principio descubramos las tres claves teológicas más importantes: el valor de la familia y del
matrimonio, la providencia de Dios expresada en sus ángeles y la ética de las buenas obras.
En el texto de hoy se describe una de las obras de misericordia practicada por Tobías con riesgo de su
vida: enterrar los cadáveres abandonados de sus hermanos judíos. No es fácil entender esta acción en
nuestra sociedad occidental. Nuestros conceptos acerca del cuerpo y de la muerte distan mucho de los
conceptos del judaísmo. Sin embargo, hay un valor de fondo que sigue vivo: somos los guardianes de
nuestros hermanos. Enterrar un cuerpo es "hacerse cargo" de alguien, no dejarlo expuesto a los perros y
a las aves rapaces.
La parábola del evangelio de Marcos es la respuesta de Jesús a las preguntas insidiosas de los "sumos
sacerdotes, letrados y senadores". En lenguaje cifrado, Jesús habla de su origen (el "hijo querido") y de
su final ("lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña"). Y también de las actitudes de quienes lo
conocen. Me gusta la frase redaccional de Marcos: "Veían que la parábola iba por ellos". ¿En qué
sentido la parábola va hoy por mí, por ti?
Hoy también celebramos la memoria de los mártires de Uganda, Carlos Luanga y sus 21 compañeros,
mandados asesinar por el Muanga. Su testimonio de fortaleza en la adversidad, de perdón y
reconciliación resuenan en nuestros días, y nos hacen poner nuestra mirada de Africa -en palabras de
Pablo VI- "bañada por la sangre de estos mártires, los primeros de la nueva era, resurge libre y dueña
de si misma". Su sacrificio nos remite al sacrificio del Hijo de la parábola del Evangelio de hoy. Su
martirio es la victoria de fidelidad extrena frente a la violencia y la sinrazón, y esto siempre desde el
amor y el perdón, nunca desde el odio y la rabia.
Fernando González