CUARTO DOMINGO DE PASCUA
(Ciclo C)
Padre Jorge López Teulón
Ego sum Pastor Bonus. Yo soy el Buen Pastor. El mes de mayo tiene para los
cristianos una significación especial: es el mes dedicado a María, la Madre de Jesús
y de cada uno de nosotros. Y en torno a la madre se hacen presentes las principales
inquietudes de la vida familiar de la Iglesia. Entre ellas, también la misionera.
Pertenece a su misma naturaleza. Sería imposible celebrar este mes de mayo sin
una referencia al mandato misionero pascual de Jesús: Id al mundo entero y
predicad el Evangelio.
Desde hace años, en España se celebra el primer domingo de mayo el Día del
Clero Nativo y la Jornada de la Campaña Vocacional Misionera , que además
este año coincide, al celebrarse este domingo del Buen Pastor, con la Jornada de
Oración por las Vocaciones. En términos más incisivos y en conexión con la
realidad ambiental, a esta Jornada del Clero Nativo se la llama Operación Primavera
de la Iglesia.
El lema aglutinador de la Operación Primavera de la Iglesia es Ayúdanos a
evangelizar el mundo . Este grito tiene su origen en los lugares de misión de cada
uno de los cinco continentes. Desde los distintos rincones de la tierra nace esta
llamada a la Iglesia de España para resonar con fuerza persuasiva en las
comunidades cristianas. Desde allí, como verdaderos altavoces del Evangelio, se
nos dice: Ayudadnos a evangelizar. Ayudadnos vosotros, creyentes, a evangelizar
el mundo, nos dicen estas Iglesias jóvenes, donde siguen careciendo de recursos
humanos y materiales. Es una llamada a la cooperación con ellas en la promoción y
formación de su clero nativo. Si Jesús eligió en primer lugar a un grupo de judíos
para evangelizar a los de su raza y cultura, y esto mismo hicieron los apóstoles a
medida que el Evangelio se iba expandiendo por distintos países y culturas,
también ahora urge favorecer la llamada y la formación de quienes pueden ser los
evangelizadores de cada tierra y país: el clero nativo.
Se nos pide, como siempre, no sólo una contribución económica, sino, sobre
todo, como reza la otra Jornada -Jornada Mundial de
Oración por las Vocaciones-, que no nos olvidemos de pedir por los problemas
acuciantes que en esas Iglesias se presentan con frecuencia. Así es como nosotros
amamos a la Iglesia, que tiene que ser nuestra primera preocupación y nuestro
primer deseo.
Y, como siempre, el ejemplo lo hemos vuelto a encontrar en Su Santidad el
Papa Juan Pablo II . En vísperas del Jubileo del año 2000, el Papa Juan Pablo II
hizo pública una Carta sobre la peregrinación a los lugares vinculados con la
Historia de la Salvación . En ella manifestaba su intención de visitar la geografía
originaria de la cristiandad. En marzo del pasado año cumplió parte de este sueño,
cuando durante su viaje a Tierra Santa se desplazó al Monte Sinaí. En aquel
mensaje Su Santidad declaraba el deseo de poder detenerse en meditación también
en dos ciudades singularmente relacionadas con la vida de Pablo, el apóstol de los
gentiles.
Pienso ante todo, escribía, en Damasco , lugar que evoca su conversión. Y
añadía: En particular desearía pasar por Atenas , en cuyo Areópago Pablo
pronunció un discurso memorable. Teniendo en cuenta el papel de Grecia en
la formación de la cultura antigua, se comprende por qué aquel discurso
puede ser considerado en cierto modo como el símbolo mismo del encuentro
del Evangelio con la cultura humana.
Algunos se obstinan en ver estos deseos del Papa como empeños humanos. Y,
sin embargo, ese empeño es apostólico. Ayer lo veíamos así y también hoy
veremos al Santo Padre en Damasco celebrando la Santa Misa ,y en la mezquita
más antigua del mundo musulmán, la mezquita de los Omeyas, para venerar los
restos de San Juan Bautista. Quiere recordarnos que se tiene que cumplir hasta el
final, hasta dar la vida, el mandato de Jesús: Id por todo el mundo.
Esto es lo que estamos viendo estos días. Y también para esto es necesario que
nosotros tengamos presente en nuestra oración los frutos de este viaje apostólico,
viaje de encuentro con otros hermanos cristianos, con el deseo de cumplir lo que
Jesús nos pide en el Evangelio: Que todos sean uno.
Si en el mes de enero, al celebrar todos los años el Octavario de Oración por la
Unidad de los Cristianos, decimos que no sólo se puede quedar en esas fechas,
ahora tenemos un marco indescriptible para encontrar en estos lugares, aun con la
violencia de las palabras por no querer recibir al Santo Padre, una ocasión para
buscar en la oración el refuerzo necesario para que lo que Jesús nos pide se
cumpla.
Y cómo no pedir en esta Jornada por los sacerdotes . Al contemplar al Buen
Pastor se nos recuerda cómo hay que entregar la vida. Y en lugar de quedarnos en
las críticas, que a lo único que conducen es a que se enfríe el corazón, tenemos que
pedir -como siempre hemos hecho- para que haya muchos y santos sacerdotes.
Para que los que ya hay lo sean, y para que los que vengan se preparen en
nuestros Seminarios de la mejor manera, no sólo intelectualmente, sino sobre todo
forjando su espíritu en Cristo, amándole para dar su vida, como nos enseñan los
santos, hasta dar la sangre; la sangre real o la sangre del esfuerzo, de la
tribulación, de la preocupación por los problemas de los demás. Hasta dar la vida,
que es lo que Jesús nos pide en el Evangelio.
El Buen Pastor conoce a sus ovejas. Tiene que preocuparse por ellas. Es la
encomienda que el Padre le da al Hijo. El Padre conoce al Hijo y nadie conoce al
Hijo si no entra en comunión con Él. Es Jesús el que se ofrece para que vivamos en
Él.
Podemos volver a recordar el ejemplo del Cardenal Van Thuan, del que ya en
otras ocasiones hemos hablado. Cuando, afligido porque es llevado a la cárcel,
comienza su calvario, se expresa de esta forma:
Cuando estaba en la cárcel, en cierto sentido, me era más fácil elegir sólo
a Dios. No faltó la tentación de contemporizar. Pero justamente cuando
decayó toda la seguridad precedente sentí que debía concentrar toda mi vida
en lo único que importa. De hecho, todo pastor piensa que ha elegido a Dios.
Todos nos prodigamos con gran entrega a las obras de Dios. Pero siento que
tengo que examinarme sinceramente una y otra vez delante de Él: en mi
vida pastoral, ¿cuánto es para Él y cuánto para sus obras? Al rechazar un
cargo o desear otro ¿soy verdaderamente desinteresado o no?
El autor de la Carta a los Hebreos da un consejo: “Tenéis necesidad de
paciencia” (Hb 10, 36). Paciencia para ser realmente libres. Quien es libre no
tiene miedo 1 .
Da su vida. Y esto no sólo para los pastores. También nosotros, todos los
cristianos, tenemos que preguntarnos: ¿Cuál es el papel que Jesús ocupa en mi
vida? En mis prioridades ¿dónde está Jesús, cómo le busco, con qué intensidad le
amo?
Antes de terminar, no quiero dejar pasar por alto esta fecha de la que otras
veces hemos hablado. Puede resultar comercial, pero nosotros hemos de subrayar
en ella la actitud de agradecimiento y proyectarnos en la figura de María Santísima,
en la que contemplamos a la Madre perfecta.
En este Día de la madre le pedimos a Jesús saber acercarnos a ellas para
darles las gracias.
Jorge era un muchacho de diez años, alegre, cariñoso y bueno. Había oído
hablar de que los proveedores de su casa, la lechería, la tienda de
comestibles, etc., pasaban a cobrar sus facturas por los alimentos que
llevaban a su casa. Y él también quiso presentar a su madre sus cuentas por
los servicios que había hecho en el hogar.
A la hora de la comida se encontró la madre en su plato un papel escrito
que decía:
“Mamá debe a su hijo Jorge: por varios recados = veinte pesetas; por ir con
ella de compras = treinta pesetas; por su buen puesto en el colegio =
1 F. X. NGUYEN VAN THUAN, Testigos de la esperanza, p. 57-58 (Madrid 2000).
cuarenta pesetas; por haber ido a por pan = diez pesetas. Total = cien
pesetas”.
La madre leyó en silencio la factura.
A la hora de la cena, Jorge encontró junto a su plato las cien pesetas como
pago de tantos servicios. Y cuando alegremente se metía el dinero en el
bolsillo, se encontró una factura que decía así:
“Jorge debe a su madre: por más de cien noches en vela, sin dormir junto a
él cuando estaba enfermo = nada. Por los años pasados felices en casa =
nada. Por diez años de atenciones, de inquietudes y alimentos, consejos y
paciencia = nada. Por vestirle de niño, llevarle de paseo, cuidarle = nada.
Total = nada”.
Jorge, al leer esta nota de su madre, quedó confuso y avergonzado. Abrazó
a su madre y le pidió perdón. Sacó el dinero del bolsillo, se lo entregó y le
dijo: “Una madre nunca debe nada a sus hijos” 2 .
No lo olvidemos. Un hijo tiene que estar en actitud de agradecimiento constante.
Que pongamos en esta fiesta ante nuestros ojos a María Santísima. Ella nos
protege, Ella nos vela y nos lleva a Jesús. Y que, al mirarla, busquemos imitar sus
virtudes. Conociéndola la imitaremos. Imitándola amaremos a Jesús por encima de
todas las cosas, hasta dar la vida. Todos los días. Por Él.
2 Gabriel MARAÑÓN, Ejemplos y narraciones. Para catequistas, educadores y
padres de familia, p. 248 (Madrid 1998).