“LA FE DEL PUEBLO”
Carta monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para el 10º domingo durante el ( 9 de junio de 2013) C
En esta reflexión dominical quiero agradecer la fe expresada por nuestro pueblo en varios
acontecimientos vividos en los últimos fines de semanas, aun con la inestabilidad de
nuestro clima que dificultó el armado de procesiones y celebraciones al aire libre. Tanto
Fátima, como Santa Rita, expresan la fe de una religiosidad popular que vive nuestra gente
y que es tan querida por la Iglesia. El sábado pasado quede profundamente impresionado
con la celebración del Corpus Christi, que por el mal tiempo hemos cambiado de lugar y lo
realizamos en el Polideportivo del colegio San Basilio. Fue impactante como la gente de
nuestras comunidades lleno todas las instalaciones y las calles. Cuando caminábamos junto
a la Custodia con el Santísimo con muchas cuadras de gente agradecí a Dios lo que
estábamos viviendo. Toda esa gente o en su gran mayoría, eran cristianos comprometidos
de nuestras parroquias, capillas, escuelas, movimientos, áreas pastorales, con conciencia y
gozo de estar adorando al Señor en la Eucaristía. En algún sentido era diferente a los
acontecimientos de Loreto, Fátima o Santa Rita, y sin embargo forman parte de la fe y
religiosidad de nuestro pueblo y cultura.
El Evangelio de este domingo (Lc. 7,11-17) nos muestra al Señor ejerciendo su misión
pública en donde realiza este milagro de la resurrección del hijo de la viuda de Naim. El
Señor ve el dolor de esta mujer que con un grupo numeroso de gente trasladaban el féretro
y realiza este milagro: “El Se￱or tuvo compasi￳n de ella y le dijo: “no llores”, los que lo
llevaban se pararon y el dijo: “Joven, a ti te digo: levántate”. (Lc. 7,13-14)… El texto nos
señala que el pueblo percibió con fe que el amor de Dios había obrado: “Dios ha visitado a
su pueblo”.
La Iglesia tiene una gran valoración por la religiosidad popular tan arraigada en América
Latina, y por supuesto en nuestra realidad misionera. El gran desafío es acompañar con
misericordia y cercanía a tanta gente en las que Dios obra el “don” de la fe, y la mantiene
encendida aun cuando a veces están solos “como ovejas sin Pastor”. El Se￱or se acercaba a
“publicanos y pecadores” y era condenado por los que tenían posturas rigoristas que no se
abren a la misericordia. Desde ya que la apertura a los “publicanos y pecadores” de hoy, al
mundo, que muchas veces somos nosotros mismos y nuestro “hombre viejo”, no implican
relativizar los contenidos de la fe, una especie de relativismo moral. Por un lado será clave
tener una identidad y anuncio claro del Evangelio y del Magisterio de la Iglesia, y a la vez
una cercanía misericordiosa a tantas situaciones de nuestros hermanos que están alejados de
Dios. En el Documento de Aparecida nos señala la necesidad de respetar los procesos que
implican en la formaci￳n un itinerario de fe. “Llegar a la estatura de la vida nueva en
Cristo, identificándose profundamente con Él y su misión, es un camino largo, que requiere
itinerarios diversificados, respetuosos de los procesos personales y de los ritmos
comunitarios, continuos y graduales”. Es cierto que algunos cristianos preguntan si esta
religiosidad popular sirve ya que muchos de los concurrentes no practican la fe en otros
aspectos de la vida. Todos necesitamos el camino del discipulado, pero es conveniente
advertir que ninguno debemos sentirnos excesivamente practicantes porque corremos el
riesgo de ser parecidos a los que condenan a Jesús por compartir con publicanos y
pecadores. La clave será sentir compasión como el Señor la sintió por la viuda de Naim.
Les envío un saludo cercano, y hasta el próximo domingo.
Mons. Juan Rubén Martínez, Obispo de posadas