Lectio Divina: XI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
Autor: P. Chuno Chávez Alva , C.M.
LA PALABRA HOY: 2 Samuel 12,7-10.13; Salmo 31; Gálatas 2,16.19-21; Lucas
7,36-8,3
Ambientación: Un cirio, frasco de perfume, o varillas de incienso
Cantos sugeridos: Una vez más rezaré; Misericordia, Señor
Ambientación
Confesar los pecados no es el “impuesto” que hay que pagar para conseguir la
absolución, sino la actitud de quien se siente necesitado de la misericordia de Dios
y descubre con agradecimiento que es el propio Dios quien se adelanta a
perdonarnos gratuitamente.
Oración inicial
Deja que también nosotros hoy
nos acerquemos agradecidos a Ti
¡Oh Cristo, misericordia del Padre!
y lleguemos conmovidos hasta tus pies…
Y es que tus pasos por nuestra tierra
nos han hecho conocer el perdón,
has cambiado nuestra angustia en gozo
nuestro temor nacido del pecado,
en alegría luminosa de reconciliación.
¡Oh Cristo, capaz de perdonar a todos!
que podamos imitarte, fuente de perdón,
para que nuestra tierra conozca la paz,
para que al juicio acompañe aquel gesto
que jamás olvidamos de Ti
la palabra de perdón
que todo lo cura y reconstruye.
Te lo pedimos con la certeza
de que nos escuchas y lamentas de todos
el no ser un espejo de tu divino perdón.
Que así sea.
I. Lectio: ¿Qué dice el texto? – Lucas 7, 36-8,3
Motivación: Fariseos son todos aquellos que se sienten con derechos ante Dios,
porque cumplen la ley; pero ante Dios no cabe otra actitud que la de reconocer la
propia pequeñez y aceptar que los demás no son tan malos ni tan buenos como a
veces pensamos. Todos somos hijos de Dios, todos tenemos fallos, todos
necesitamos su amor y su perdón. Escuchemos.
Forma de leerlo:
Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura:
¿Qué pasó mientras Jesús estaba en casa de Simón? ¿Qué hizo la mujer?
¿Con qué gestos unge la mujer a Jesús? ¿Cómo reaccionan ante ella Jesús y los
fariseos?
¿Cómo interpreta Jesús el significado de esta unción? ¿De qué manera lo hace?
Jesús cuenta al fariseo una parábola y a través de ella, revela los motivos por los
que esa mujer le unge los pies. ¿Cuáles son esos motivos?
La comunidad de Jesús: ¿Cuáles son las mujeres que siguen a Jesús? ¿Qué hacen?
Otros textos bíblicos para confrontar: Mt 26,6-13; Mc 14,3-9; Jn 12,1-8; Lc 5,20-
21; 8,48; 17,19; 18,42.
II. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: Una mujer mal vista nos acaba de dar una gran lección. Es Dios quien
se adelanta a ofrecernos su perdón, de modo que esa experiencia de liberación
interior provoca en nosotros una respuesta de amor y gratitud que nos empuja a
vivir de un modo nuevo. Sólo nuestra autosuficiencia puede frustrar ese proceso de
conversión.
¿Tengo pre-juicios con las personas como los tiene Simón el fariseo con la mujer
pecadora y con el mismo Jesús?
“¿Quién es éste que hasta perdona los pecados?”: ¿Qué rostro de Dios nos revela
Jesús en esta escena? ¿Coincide con la visión de Simón?
“Si da tales muestras de amor es que se le han per­donado sus muchos pecados”:
En mi propia experiencia de conversión, ¿cómo se relacionan entre sí la experiencia
del pecado, el arrepenti-miento, el amor, el agradecimiento y la pacificación
interior?
“Tu fe te ha salvado; vete en paz”: ¿Te parece esperan­zador este pasaje? ¿Por
qué?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra
reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.
III. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Volvamos a contemplar esta escena en un clima de oración. Y
pidámosle al Señor que nos haga entender su misericordia y su capacidad de
perdón con los que a veces nosotros despreciamos o juzgamos.
Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra
oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias o
la súplica confiada.
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo.
Salmo 31
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: Vicente contempla la acritud misericordiosa de Jesús que atraía a los
pecadores: ¡Oh Salvador! ¡qué dichosos eran los que tenían la gracia de acercarse a
ti! ¡Qué rostro! ¡Qué mansedumbre, qué cordialidad les demostrabas a todos, para
atraerlos! ¡Salvador mío! ¡Quien tuviera ese aspecto amoroso y esa benignidad
encantadora! ¡Cuánto fruto daría en tu Iglesia! Los pecadores y los justos acudirían
a él, unos para convertirse, otros para animarse cada vez más. (XI,478)
Y hablando de la obra de los retiros, considera la conversión como una verdadera
experiencia de resurrección
Esta casa, hermanos míos, servía antes de refugio para los leprosos; se les recibía
aquí y ninguno se curaba; ahora sirve para recibir pecadores, que son enfermos
cubiertos de lepra espiritual, pero que se curan, por la gracia de Dios. Más aún, son
muertos que resucitan. ¡Qué dicha que la casa de San Lázaro sea un lugar de
resurrección! Este santo, después de haber permanecido durante tres días en el
sepulcro, salió lleno de vida); nuestro Señor, que lo resucitó a él, les concede ahora
esta misma gracia a muchos que, después de haber permanecido aquí algunos días,
como en el sepulcro de Lázaro, salen con una nueva vida. (XI,710)
Compromiso: Hacer con humildad un saludable examen de conciencia y pedirle
perdón al Señor, confiando en su misericordia.
Oración final
Es necesario bendecirte, Señor, porque eres Padre bueno que nos amas, nos
aceptas y nos perdonas gratuitamente.
Dichoso el que experimenta tu amor y tu misericordia, como David o la mujer sin
nombre del evangelio de hoy.
Feliz el que se sabe aceptado y querido locamente por ti, a pesar de su condición
limitada y su miseria sin fondo.
¡Qué asombroso beneficio el de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y cariño nos has demostrado!
Para rescatar al esclavo, entregaste a Jesús, tu Hijo.
¡Feliz culpa que nos ha merecido tal Redentor!
Por el amor y el perdón que nos ofreces, ¡bendito seas, Señor!
Con permiso de somos.vicencianos.org