EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
lunes 17 Junio 2013
Lunes de la undécima semana del tiempo ordinario
Carta II de San Pablo a los Corintios 6,1-10.
Somos, pues, los ayudantes de Dios, y ahora les suplicamos que no hagan inútil la
gracia de Dios que han recibido.
Dice la Escritura: En el momento fijado te escuché, en el día de la salvación te
ayudé. Este es el momento favorable, éste es el día de la salvación.
Nos preocupamos en toda circunstancia de no dar a otro ningún pretexto para
criticar nuestra misión;
al contrario, de mil maneras demostramos ser auténticos ministros de Dios que lo
soportan todo: las persecuciones, las privaciones, las angustias,
los azotes, las detenciones, las oposiciones violentas, las fatigas, las noches sin
dormir y los días sin comer.
Procedemos con integridad, conocimiento, espíritu abierto y bondad, impulsados
por el Espíritu Santo y el amor sincero,
con las palabras de verdad y con la fuerza de Dios, con las armas de la justicia,
tanto para atacar como para defendernos.
Unas veces nos honran y otras nos insultan; recibimos tanto críticas como
alabanzas; pasamos por mentirosos, aunque decimos la verdad;
por desconocidos, aunque nos conocen. Nos dan por muertos, pero vivimos; se
suceden los castigos, pero no somos ajusticiados;
nos tocan mil penas, y permanecemos alegres. Somos pobres, y enriquecemos a
muchos; no tenemos nada, y lo poseemos todo.
Salmo 98(97),1.2-3ab.3cd-4.
Entonen al Señor un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas,
la salvación provino de su diestra,
de su brazo de santidad.
El Señor dio a conocer su salvación,
hizo ver a los paganos su justicia,
se acordó de su amor y fidelidad
en favor de la casa de Israel.
Todos, hasta los confines del mundo,
han visto la salvación de nuestro Dios.
¡Aclamen al Señor, toda la tierra,
estallen en gritos de alegría!
Evangelio según San Mateo 5,38-42.
Ustedes han oído que se dijo: «Ojo por ojo y diente por diente.»
Pero yo les digo: No resistan al malvado. Antes bien, si alguien te golpea en la
mejilla derecha, ofrécele también la otra.
Si alguien te hace un pleito por la camisa, entrégale también el manto.
Si alguien te obliga a llevarle la carga, llévasela el doble más lejos.
Da al que te pida, y al que espera de ti algo prestado, no le vuelvas la espalda.
Comentario del Evangelio por:
Doroteo de Gaza (c.500 - ?), monje en Palestina
Instrucciones, nº 1, 6-8; SC 92
“Yo os digo: No hagáis frente al que os agravia”
La Ley dice: “Ojo por ojo, diente por diente” (Ex 21,24). Pero el
Señor nos exhorta no sólo a recibir pacientemente el golpe del que nos
abofetea, sino a presentarle humildemente la otra mejilla. Porque la
finalidad de la Ley era enseñarnos a no hacer lo que no queremos que nos
hagan. Nos priva, pues, de hacer el mal por miedo a lo que nos pueda
ocurrir. Pero lo que se nos pide ahora es: rechazar el odio, el amor al
placer, el amar los honores y demás tendencias nocivas...
A través de los santos mandamientos Cristo, nos enseña a purificar
nuestras pasiones a fin de que éstas no nos hagan caer de nuevo en los
mismos pecados. Nos muestra la causa que nos hace llegar al desprecio y a
la trasgresión de los preceptos de Dios; y nos proporciona el remedio para
que podamos obedecer y ser salvados.
¿Cuál es, pues, el remedio y la causa de este desprecio? Escuchad lo
que nos dice el mismo Se￱or: “Aprended de mí que soy manso y humilde de
coraz￳n, y encontraréis el descanso para vuestras almas” (Mt 11,29). He
aquí que, de manera breve, con una sola palabra, nos muestra la raíz y la
causa de todos los males, junto con su remedio, fuente de todos los bienes.
Nos enseña que lo que nos hace caer es la soberbia, y que no es posible
alcanzar misericordia sino por la humildad, que es la disposición
contraria. De hecho, la soberbia engendra el desprecio y la desobediencia
que conduce a la muerte, mientras que la humildad engendra obediencia y la
salvación de las almas: yo entiendo la verdadera humildad, no como un
rebajarse de palabra y en actitudes, sino como una disposición
verdaderamente humilde en lo más íntimo del corazón y del espíritu. Por
esto dice el Se￱or: “Yo soy manso y humilde de coraz￳n”. El que
quiera encontrar el verdadero descanso para su alma que aprenda a ser
humilde.servicio brindado por el Evangelio del Día,
www.evangeliodeldia.org”