Domingo 13º del Tiempo Ordinario Ciclo C
Lecturas bíblicas:
1 Reyes 19, 16.19-21
Gálatas 5, 1.13-18
Lc. 9, 51-62
El rechazo del Salvador
Se acercaba su Pascua, Jesús emprende, decidido, su viaje (el último) hacia Jerusalén.
Los samaritanos de ese pueblo no los recibieron. Es un anticipo de la tribulación, el rechazo de su
Pasión y Muerte. Los discípulos también en esto fueron instruidos por Jesús, porque la vida de la
Iglesia naciente encontraría también contrariedad. Hoy también hay muchos lugares donde Jesús
no es bien recibido. Sus discípulos deben precederle y preparar su visita, y en parte depende de
ellos cómo sea recibido Jesús. La tarea de un pastor es preparar para que sea recibida la visita del
Salvador.
Jesús corrige, reprende, a Santiago y Juan, que quieren hacer bajar fuego del cielo, o sea castigar a
los samaritanos que no recibieron a Jesús. Jesús es el Dios paciente y misericordioso que espera y
da plazos y no se apura en castigar, no impone sino que propone.
Luego vienen las tres llamadas, mientras Jesús iba caminando (“no tiene donde reclinar la
cabeza”). En los tres llamados se nota que falta “5 para el peso”; ninguno tiene toda la
disponibilidad que le pide Jesús para responder.
El primero tiene buenas intenciones pero le falta realismo, dice “te seguiré adonde quieras que
vayas”; Jesús le hace ver que no encontrará comodidades.
Los otros dos responden afirmativa pero condicionadamente, tienen antes algo que hacer,
enterrar a su padre el primero, despedirse de su familia el otro. Nada más lícito que eso. Jesús les
pide más. Jesús quiere ser amado por ellos más que lo que aman a su padre y a su familia . Ésta es
una condición esencial para seguir a Jesús.
Ve a anunciar el reino. Deja a los muertos que entierren a los muertos. El reino es del Dios vivo, no
de un dios muerto. Deja “tus muertos” , “sólo Dios basta” (Santa Teresa de Ávila). Suelta el peso
excedente que te impide levantar vuelo.
No mires hacia atrás. Toma el arado y mira hacia adelante. No te turbe tu pasado. Vive de la
esperanza. Sígueme. Camina, marcha, sigue abriendo puertas para la visita del Salvador, no te
detengas, que no te paralice el miedo ni el desánimo.
Pbro. Hernán Quijano Guesalaga
Domingo 30 de junio de 2013