EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
sábado 15 Junio 2013
Sábado de la décima semana del tiempo ordinario
Carta II de San Pablo a los Corintios 5,14-21.
El amor de Cristo nos urge, al considerar que si él murió por todos, entonces todos
han muerto.
El murió por todos, para que los que viven no vivan ya para sí mismos, sino para él,
que por ellos murió y resucitó.
Así que nosotros no miramos ya a nadie con criterios humanos; aun en el caso de
que hayamos conocido a Cristo personalmente, ahora debemos mirarlo de otra
manera.
Toda persona que está en Cristo es una creación nueva. Lo antiguo ha pasado, lo
nuevo ha llegado.
Todo eso es obra de Dios, que nos reconcilió con él en Cristo y que a nosotros nos
encomienda el mensaje de la reconciliación.
Pues en Cristo Dios estaba reconciliando el mundo con él; ya no tomaba en cuenta
los pecados de los hombres, sino que a nosotros nos entregaba el mensaje de la
reconciliación.
Nos presentamos, pues, como embajadores de Cristo, como si Dios mismo les
exhortara por nuestra boca. En nombre de Cristo les rogamos: ¡déjense reconciliar
con Dios!
Dios hizo cargar con nuestro pecado al que no cometió pecado, para que así
nosotros participáramos en él de la justicia y perfección de Dios.
Salmo 103(102),1-2.3-4.8-9.11-12.
Bendice al Señor, alma mía, alabe todo mi ser su santo Nombre.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios.
El perdona todas tus ofensas y te cura de todas tus dolencias.
El rescata tu vida de la tumba, te corona de amor y de ternura.
El Señor es ternura y compasión, lento a la cólera y lleno de amor;
si se querella, no es para siempre, si guarda rencor, es sólo por un rato.
Cuanto se alzan los cielos sobre la tierra tan alto es su amor con los que le temen.
Como el oriente está lejos del occidente así aleja de nosotros nuestras culpas.
Evangelio según San Mateo 5,33-37.
Ustedes han oído lo que se dijo a sus antepasados: «No jurarás en falso, y
cumplirás lo que has jurado al Señor.»
Pero yo les digo: ¡No juren! No juren por el cielo, porque es el trono de Dios;
ni por la tierra, que es la tarima de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad
del Gran Rey.
Tampoco jures por tu propia cabeza, pues no puedes hacer blanco o negro ni uno
solo de tus cabellos.
Digan sí cuando es sí, y no cuando es no; cualquier otra cosa que se le añada,
viene del demonio.
Comentario del Evangelio por:
San [Padre] Pio de Pietrelcina (1887-1968), capuchino
FSI 32, FM 167, Ep 3, 564
“Que vuestro sí sea sí” (Sant 5,12)
No sabes lo que la obediencia es capaz de producir por un sí, por un
simple sí...”Que se haga en mí según tu palabra”—María se
convierte en madre de Dios. Diciendo su sí se declara esclava del Señor y
conserva intacta su virginidad, tan estimada por ella misma y por Dios. Por
este sí de María, el mundo obtiene la salvación, la humanidad es
rescatada. Entonces, procuremos nosotros también cumplir la voluntad de
Dios y digamos sí todos los días al Señor...
Que María haga florecer en tu alma nuevas virtudes y que te guarde.
Ella es el mar que hay que atravesar para llegar a las costas esplendorosas
de la eternidad. Permanece, pues, siempre con Ella... Apóyate en la cruz
de Cristo, a ejemplo de María. Encontrarás un gran alivio fortaleza.
María permaneció, de pie, bajo la cruz, junto a su Hijo crucificado. En
ningún momento, Jesús la amó tanto como en aquel trance de sufrimientos
inexplicables.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”