Comentario al evangelio del Martes 18 de Junio del 2013
Hay una cosa que me maravilla de esta crisis económica y financiera de la que tanto se habla en
estos días. Me explico. Dicen que estamos en recesión. Eso significa que producimos menos de lo que
producíamos el semestre anterior. Cada vez que se cumple un semestre, las agencias oficiales nos
informan de que seguimos en recesión porque nuestro PIB (Producto Interior Bruto) es menor del del
semestre anterior. En la práctica eso significa que hemos producido menos bienes y servicios que
antes, que hemos creado menos riqueza. Así de sencillo.
Nuestra riqueza, en España, por ejemplo, sólo ha descendido un 5 ó 7% en estos años de recesión.
Nada más. Es decir, si al principio de la crisis producíamos 100, ahora producimos 93 más o menos.
Lo que me maravilla son las consecuentes tremendas de esa pequeña bajada: 5 millones de
desempleados, miles de empresas desaparecidas, personas que se han quedado sin los recursos
necesarios para vivir. Y los centros asistenciales de todo tipo llenos a rebosar. Algo no cuadra. Las
consecuencias son mucho mayores que las causas. Porque si en una familia se redujesen los ingresos
un 10%, eso supondría algún pequeño problema pero nada más. La solidaridad familiar soluciona el
problema.
Quizá la solución esté en lo que dice Pablo en la primera lectura. Si hubiera en nuestra sociedad un
poco más de solidaridad y de generosidad, no habría tanto problema. Ni mucho menos. Pasa que hay
un gran grupo de la sociedad que no ha notado la crisis más que en las noticias de la tele. Pasa que las
consecuencias de la crisis han caído mucho más sobre unos que sobre otros. Pasa que estamos un poco
faltos de solidaridad y generosidad en nuestra sociedad. Pasa que tenemos que vernos como una
familia. Pasa que lo del amor tiene que traducirse en realidades concretas. Porque a lo que Jesús nos
llama es a ser perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto (en el amor).
Fernando Torres Pérez cmf