XII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
Pautas para la homilía
¿Quién dice la gente que soy yo?
La pregunta que Jesús hace a sus discípulos, nos la hace hoy a nosotros
A la primera pregunta de Jesús, ¿Quién dice la gente que soy yo?, los discípulos le
responden ambiguamente: “Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, otros
dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas”. Ciertamente eran una
multitud los que habían escuchado a Jesús; y habían sido testigos de sus milagros:
dar de comer a miles de personas solo unos pocos panes y peces, curar a enfermos
de múltiples enfermedades, arrojar demonios de los posesos, resucitar a muertos,
etc… Era evidente que Jesús de Nazaret tenía unos poderes extraordinarios que no
habían visto en nadie, salvo lo que narraban las escrituras de los antiguos profetas
de Dios; y de Juan el Bautista en los últimos tiempos.
Pero la pregunta esencial e importante de Jesús es la segunda; que también hoy
Jesús nos la hace a cada uno de los que nos “llamamos” cristianos.
“Y vosotros – o sea, nosotros los cristianos de hoy-: ¿Quién decís que soy yo?
La inmensa mayoría de los cristianos, fundamenta su “fe” en Jesucristo, en creer
una serie de verdades, guardar más o menos una serie de precepto, rezar unas
oraciones y, en el mejor de los casos, “cumplir” con unos ritos (sacramentos), y
alguna cosa más…
Jesús quiere eliminar toda clase de triunfalismo en los que nos llamamos
cristianos
La respuesta de Pedro es clara y determinante en su vida: “Tú eres el Mesías de
Dios”. Que es lo mismo que decir: “Tú eres el SEÑOR” ; el ᄀÚNICO SEÑOR! de todo
lo creado: a quien hay que someterlo todo, porque de él lo hemos recibido todo.
Pero no un señor al estilo humano que nos domina y esclaviza; que manda
desp￳ticamente en nosotros. Y para aclararles como es el estilo de su “se￱orío”. Les
dice a continuaci￳n: “El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, ser desechado
por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ( o sea, los que mandan) ser
ejecutado; y resucitar al tercer día”. Y, algún tiempo después, con motivo del
lavatorio de los pies, en la última cena, les dirá: “Vosotros me llamáis Maestro y
Se￱or; y los soy….; pero no he venido para que me sirváis, sino para servir: ᄀhaced
vosotros lo mismo!. O sea, el que sea el mayor,¡ que sirva a los demás!
A modo de conclusión y algunas preguntas inquietantes
El evangelio termina con estas palabras de Jesús: “El que quiere seguirme, que se
niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo”.
Creo que cuando decimos que somos cristianos lo decimos de verdad; pero ¿qué es
para mí ser cristiano: rezar, como decíamos antes, unas oraciones, “guardar” unos
preceptos, “cumplir” con uno ritos, (sacramentos)…; y ﾿luego qué…? ﾿S￳lo en esto
se nos debe notar que somos cristianos, seguidores de Cristo…? ﾿Ante esta
situaci￳n, o comportamiento “mediocre” de la manifestación de nuestra fe en
Cristo, estamos expresando a los demás un verdadero “seguimiento” al Maestro en
nuestra vida?...
En definitiva: ¿Quién es verdadero Señor y Maestro de mi vida…? : el dinero…, el
poder…, el bienestar y el gozar de los placeres de la vida…, etc; y esto a costa de
quién sea y cómo sea; o Jesucristo, Señor y Maestro, no solo con sus
enseñanzas, sino sobre todo con el testimonio de su vida, puesta al servicio de los
demás, ¡Hasta su muerte en la cruz!
¡ Qué magnífico ejemplo nos está dando nuestro Papa Francisco en el verdadero
seguimiento de Cristo a favor de los pobres y más necesitados de nuestra sociedad
¡
Fr. Francisco Mª Pérez Arcos O.P.
Convento de Ntra. Sra. de Atocha (Madrid)
Con permiso de: dominicos.org