Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 11, Sábado
--------------------------------------
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Muy a gusto presumo de mis debilidades * Gustad y ved
qué bueno es el Señor. * No os agobiéis por el mañana
Textos para este día:
2 Corintios 12,1-10:
Hermanos: Toca presumir. Ya sé que no está bien, pero paso a las visiones y
revelaciones del Señor. Yo sé de un cristiano que hace catorce años fue arrebatado
hasta el tercer cielo, con el cuerpo o sin cuerpo, ¿qué sé yo?, Dios lo sabe. Lo cierto
es que ese hombre fue arrebatado al paraíso y oyó palabras arcanas, que un
hombre no es capaz de repetir; con el cuerpo o sin cuerpo, ¿qué sé yo?, Dios lo
sabe. De uno como ése podría presumir; lo que es yo, sólo presumiré de mis
debilidades.
Y eso que, si quisiera presumir, no diría disparates, diría la pura verdad; pero lo
dejo, para que se hagan una idea de mí sólo por lo que ven y oyen. Por la grandeza
de estas revelaciones, para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la
carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces
he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido: "Te basta mi gracia; la
fuerza se realiza en la debilidad." Por eso, muy a gusto presumo de mis
debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso, vivo contento en
medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las
dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Salmo 33 :
El ángel del Señor acampa / en torno a sus fieles y los protege. / Gustad y ved qué
bueno es el Señor, / dichoso el que se acoge a él. R.
Todos sus santos, temed al Señor, / porque nada les falta a los que lo temen; / los
ricos empobrecen y pasan hambre, / los que buscan al Señor no carecen de nada.
R.
Venid, hijos, escuchadme: / os instruiré en el temor del Señor; / ¿hay alguien que
ame la vida / y desee días de prosperidad? R.
Mateo 6,24-34:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Nadie puede estar al servicio de dos
amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al
primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os
digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el
cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y
el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan
y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que
ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo
de su vida?
¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni
trabajan ni hilan. Y yo os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido
como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se
quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de
poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o
con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro
Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de
Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por
el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus
disgustos."
Homilía
Temas de las lecturas: Muy a gusto presumo de mis debilidades * Gustad y ved
qué bueno es el Señor. * No os agobiéis por el mañana
1. La grandeza y la pequeñez
1.1 Pablo se acostumbró a hablar con los corintios el lenguaje de las paradojas.
Como los veía tan ávidos de maravillas, les cuenta cosas que superan lo que
cualquier otro predicador, o incluso cualquier otro charlatán, hubiera podido decir. Y
luego concluye: "me abstengo de ello, no sea que alguien se forme de mí una idea
superior a lo que en mí ve o de mí escucha". Muestra, pues, que es más grande que
los que se creen grandes, para llevarlos a concluir que todo eso grande es en
verdad pequeño, mientras que lo que parece pequeño y despreciable muchas veces
tiene un valor inmenso.
1.2 ¿Qué tipo de revelación tuvo Pablo? ¿Qué vio o qué palabras le fueron
reveladas, y por qué no se las puede pronunciar? Nuestra curiosidad se despabila
oyendo relatos fantásticos como el de esos viajeros del cielo. Quizá esa misma
curiosidad muestra que tenemos mucho de "corintio" en nosotros. Si nos tientan
historias maravillosas que cuentan cosas raras, ya sabemos lo que debemos pensar
y decir: "tengo mucho de griego y de corintio; Señor, ¡ayúdame a dar cauce sano a
mi ansia de sabiduría! ¡Condúceme, mi buen Dios, a la sabiduría de la Cruz, aquella
que sabe gozarse en la persecución, la fragilidad y la tribulación!".
2. Un aguijón en la carne
2.1 Pablo no resultó maestro de la humildad de la Cruz por puro gusto o por
casualidad. En él, como también ha sucedido o sucederá en nosotros, el amor a la
Cruz fue fruto de un camino que pasó por presiones exteriores y desfallecimientos
interiores. En efecto, estas son las dos cosas que nos humillan: reconocernos
pequeños frente a lo que nos amenaza, y reconocernos frágiles en cuanto a
nuestras fuerzas, convicciones y virtudes.
2.2 Es algo que tal vez uno no quisiera que fuera así, pero así es: la humillación
conduce a la humildad. Es el camino rápido; muchas veces, además, el más seguro
para afianzarnos en la meta. La verdad es que una virtud que no ha sido puesta a
prueba difícilmente merece el nombre de virtud. Todos somos pacientes y
serenos... mientras nadie nos perturbe. Somos sencillos y cordiales... mientras
todos compartan nuestras opiniones. Y así sucesivamente. Sólo la humillación suele
tener el poder suficiente para mostrarnos que no somos humildes, condición
necesaria para llegar a serlo.
3. Primero que Dios reine
3.1 He aprendido que una buena manera de entender mejor la expresión y
mandato que Cristo nos ha dado en el evangelio de hoy es: "busca primero que
Dios reine y que su voluntad se cumpla; lo demás vendrá en su momento".
3.2 A veces se ha dicho que Dios nos quiere quitar toda angustia y todo afán. Este
modo de ver las cosas puede llevar a una idea falsa de paz, como si ser cristiano
significara cultiva una especie de ataraxia, de imperturbabilidad que hace que a uno
no le importen las cosas, aunque se trate de las más urgentes. Pero tal no fue la
idea de Jesús.
3.3 El problema al que él apunta, sin duda, es que nuestras afanes por las cosas de
cada día nos pueden privar del horizonte para sentir el "afán" profundo por el
Reino. Afanados por lo pequeño quedamos distraídos y cansados para preocuparnos
y sobre todo para ocuparnos de hacer realidad en nosotros y en torno a nosotros
que Dios reine.