DOMINGO XII. CICLO C
¿QUIÉN DICE LA GENTE QUE SOY?
EMILIO RODRIGUEZ ASCURRA / contactoconemilio@gmail.com
La oración de Jesús a solas con sus discípulos ocurre en Cesarea de Filipo, una
tierra pagana, en la que podía permanecer tranquilo puesto que allí nadie
esperaba a ningún Mesías, ni creían en sus obras y milagros. Era el lugar ideal
para poder dialogar íntimamente con aquellos que estaban junto a él, y Jesús no
pierde la oportunidad, los interpela con una pregunta: “¿Quién dice la gente
que soy?”, cuya respuesta va más allá del simple conocimiento de su nombre,
ellos eran quienes lo habían escuchado hablar de sí como el Hijo de Dios, como
el Mesías, habían visto los milagros y la gente que se acercaba a él implorando
su intervención.
La respuesta de los discípulos, de su núcleo más cercano, es ante todo la propia
experiencia que cada uno hace de Jesús, hasta que dan paso a lo que se
convierte en la gran confesión de fe del apóstol Pedro, y con él en la de toda la
Iglesia: “Tú eres el Mesías de Dios”, el enviado, el esperado, el anunciado por
los profetas. Cabe preguntarnos por qué a esta respuesta le sigue la respuesta
de Jesús de no decir nada a nadie, por qué tanto misterio alrededor de él,
sencillamente porque del Mesías se esperaba una aparición espectacular, una
actuación excepcional a los ojos de los hombres, no el dolor, el sufrimiento y la
cruz.
Jesús invita a sus discípulos a seguirlo cargando con la propia cruz como él, es
decir, no esperando éxitos, triunfos, placeres temporales sino revelándonos
aquello que solo puede colmar nuestro corazón: el amor de Dios, éste es capaz
de transformar nuestra vida, nos hace descubrir su verdadero sentido: el de
darse. ¿Se puede ser feliz sin darse a los demás? El camino del verdadero éxito
lejos del hedonismo y de la autosuficiencia que se nos ofrecen hoy, es el de la
renuncia a sí mismo para ser uno con Dios, en la que desaparecen todas las
diferencias sociales, políticas, culturales, étnicas, como nos dice el apóstol Pablo
en la segunda lectura y en el que la cruz se convierte en un camino de
encuentro, en una ganancia, éste es el verdadero significado del cristiano.-