La mejor parte
“La gloria de Dios es el ser viviente”. Esta frase es de San Irineo. Pero hace falta
completarla: “...y que goce de la visión de Dios”. Nos preocupamos mucho de nuestro
cuerpo, de lo externo, de cosas y cosas que se acumulan y luego, muy pesadas, impiden
nuestra caminada. Hemos olvidado la dimensión del corazón. Sólo es necesario aquello
que queda después de un naufragio. Hay que experimentarlo. Lo he vivido.
Algunos contraponen a Marta y María en una falsa dialéctica de contemplación y praxis.
Jesús no reta a Marta por lo que hace. ¡No! Es que Ella ha dado prioridad a lo
importante sobre lo necesario. Ha elegido el que-hacer antes que el ser. Ha optado por la
acción dejando atrás la visión. Se ha multiplicado en menesteres sacrificando la
presencia de su huésped, su mirada y su Palabra. María optó por la mejor parte.
La espiritualidad tiene que ver mucho con la hospitalidad. Dar acogida, hacer sentir
bien, escuchar el silencio, dejar que la Palabra tenga eco, disfrutar de la presencia, dar
cobijo y dejarse invadir de la luz. Abraham lo llevó a la perfección. Es un extraordinario
anfitrión. Son los gajes del oficio. Y Dios toca a tu corazón cada instante. Mejor, está a
la puerta y llama. Aprende la lección de María, aprende de Abraham.
Pablo habla de la “revelación del misterio”. Él es maestro en este arte difícil de la
visión, de la contemplación. La luz lo inundó tanto que le cegó sus ojos. Pero se dejó
quemar por ella hasta transparentar la imagen perfecta de Jesús en su vida. Después de
una caminada larga pudo llegar al Centro: Jesucristo y allí descubrió lo universal más
allá de de sus reductos patrios, religiosos, culturales. Lo necesario está ahí dentro.
Cochabamba 21.07.13
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com