“EL SE￑OR DIJO A ELÍAS: “A ELISEO…LO UNGIRÁS PROFETA EN LUGAR DE
TI”.…“ELISEO DEJÓ SUS BUEYES, CORRIÓ DETRÁS DE ELÍAS”…. “BENDECIR￉ AL
SE￑OR QUE ME ACONSEJA”… “TENGO SIEMPRE PRESENTE AL SE￑OR”…..
“MANT￉NGANSE FIRMES…. YO LOS EXHORTO A QUE SE DEJEN CONDUCIR POR EL
ESPÍRITU DE DIOS”….“EL QUE HA PUESTO LA MANO EN EL ARADO Y MIRA HACIA
ATRÁS, NO SIRVE PARA EL REINO DE DIOS”.
Reflexión desde las Lecturas del XIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. CRISTO LO HA DADO TODO Y LO PIDE TODO.
Jesús llama a seguirle. Pero seguir a Cristo implica la vida entera, no sólo algunos
momentos o algunas zonas de nuestra existencia. Lo que el profeta no podía exigir
(primera lectura), por ser un hombre, Cristo sí puede por ser el Hijo de Dios. Más aún,
no hay otra manera de seguir a Cristo: “El que mira hacia atrás no es apto para el
Reino de Dios”. El seguimiento de Cristo s￳lo puede ser incondicional. No caben
rebajas ni descuentos. El seguimiento de Cristo no es una cuestión de negociaciones.
Poner condiciones es estar diciendo “no”, es ya dejar de seguirle.
Cristo lo ha dado todo y lo pide todo. Y esto es lo que implica ser cristiano: un
seguimiento incondicional. No hay dos tipos de cristianos. Sólo es verdaderamente
cristiano el que “va a por todas”. Cristo comprende la debilidad humana y los fallos
motivados por ella, pero no acepta la mediocridad por sistema, el “bajar el list￳n”, los
cálculos egoístas. Los apóstoles fueron grandes pecadores: san Pedro llegó a negar a
Cristo, san Pablo persiguió a la Iglesia... Pero no fueron mediocres: se dieron del todo,
gastaron su vida por Cristo, sin reservarse nada.
El que no entiende en absoluto, será incapaz de seguir a Cristo. Porque él quiere ser el
absoluto de nuestra vida. El que se escandaliza porque Cristo pide la renuncia incluso
a cosas buenas es que no ha entendido nada del evangelio. Ser cristiano no equivale a
ser honrado y no hacer mal; eso lo procuran también los ateos. Ser cristiano significa
estar dispuesto a toda renuncia y a todo sacrificio por Cristo. (FGD)
2. PRIMERA LECTURA 1Rey 19, 16. 19-21
El Señor elige a quien quiere para hacerlo su portavoz. Es su estilo, que luego lo vemos aplicado en el
modo de hacer de Jesús. La llamada del Señor es como un nuevo nacimiento.
Es una llamada que toma al hombre desde dentro y lo resitúa totalmente en su vida. Así le sucedió a
Eliseo. La vocación de Eliseo es semejante a cualquier llamada de Dios. Eliseo respondió a la llamada y
continuó la misión de Elías. Es importante subrayar aquí que la llamada irrumpe en medio del ajetreo
cotidiano y un hombre libre acepta el desafío propuesto.
Lectura del primer libro de los Reyes.
El Se￱or dijo a Elías: “A Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, lo ungirás profeta en
lugar de ti”. Elías parti￳ y encontr￳ a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando.
Delante de él había doce yuntas de bueyes, y él iba con la última. Elías pasó cerca
de él y le echó encima su manto. Eliseo dejó sus bueyes, corrió detrás de Elías y
dijo: “Déjame besar a mi padre y a mi madre; luego te seguiré”. Elías le respondi￳:
“Sí, puedes ir. ﾿Qué hice yo para impedírtelo?”. Eliseo dio media vuelta, tom￳ la
yunta de bueyes y los inmoló.
Luego, con los arneses de los bueyes, asó la carne y se la dio a su gente para que
comieran. Después partió, fue detrás de Elías y se puso a su servicio.
Palabra de Dios
2.1 “EL SE￑OR DIJO A ELÍAS: “A ELISEO…LO UNGIRÁS PROFETA EN
LUGAR DE TI”
Este fragmento del primer libro de los Reyes pertenece al llamado “ciclo de Elías”.
Remitiéndose a una historia de Elías, narran los acontecimientos, los milagros y el
itinerario interior del profeta. Elías fue un sacerdote y profeta nacido en Galaad, Reino
del Norte, y vivió en el siglo IX a. de C, en tiempos del rey Ajab. La tradición, de
manera unánime, le considera como el hombre que encarna toda la pasión de Dios, las
exigencias de su alianza y el radicalismo de su misi￳n: “Entonces surgi￳ el profeta
Elías como un fuego, su palabra quemaba como antorcha” (Eclo 48,1).
Inmediatamente antes de nuestro fragmento encontramos a Elías en el monte Horeb,
lugar en el que tuvo la experiencia decisiva de Dios, en medio de una intimidad al
mismo tiempo delicada y consoladora (1 Re 19,1-18). De esta revelación de Dios,
personal y sorprendente, aprende Elías de nuevo a confiar al Señor toda su propia
misión y a recibir de sus manos el plan y el mensaje proféticos.
En este punto, su acontecer se encamina hacia la conclusión; la última orden que el
Señor le dirige es que elija a un sucesor: “El Se￱or dijo a Elías: “A Eliseo, hijo de
Safat, de Abel Mejolá, lo ungirás profeta en lugar de ti”. En el centro de este
episodio figura el gesto de Elías de echar su propio manto sobre los hombros de
Elíseo; “Elías pas￳ cerca de él y le ech￳ encima su manto”. Se trata de un gesto que
indica el “paso de propiedad”: Elíseo, envuelto en el manto, no se pertenece a partir de
ahora, sino que pertenece a Dios y a su misión profética.
Elías tuvo un encuentro con Dios en el Horeb. Allí se refugió en una cueva, donde
pasó la noche para descansar y resguardarse después del largo viaje por el desierto.
Dios le sacó de la misma revelándosele, como hizo cinco siglos antes con Moisés y le
dirigió su palabra, diciendo: “¿Qué haces aquí, Elías?”. Tres son los mensajes que el
profeta recibe de Dios: unción de Jazael por rey de Siria, de Jehú por rey de Israel y de
Elíseo para que sea profeta en su lugar. Estos tres personajes serán los que vengarán el
honor de Dios y del profeta.
Como deja entrever el texto, se encuentra Elías al fin de su carrera mortal; empezó él
la campaña contra la idolatría; otros que él ha preparado para el combate conseguirán
la victoria. Jazael ocupó el trono de Siria levantado por Elíseo (2 Re 8:7). Jehú es
ungido por un discípulo de Elíseo (2 Re 9:1) . Elías llama a su servicio Eliseo,
entregándole más tarde como herencia su espíritu. Dijo Elías a Eliseo: “Pídeme lo que
quieras que haga por ti antes de ser arrebatado de tu lado” Dijo Eliseo: “Que tenga
dos partes de tu espíritu” (2 Re 2:9).)
2.2 “ELÍAS PARTIÓ Y ENCONTRÓ A ELISEO”.
De este viaje de regreso nada cuenta el texto. Acaso desde el Sinaí marchó Elías a
tierras de Madián, y de allí, por Transjordania, subió hasta Galaad. Abel Mejola (1
Sam 18:19; 1 Re 4:12), al sur de Betsán, era la patria de Elíseo, de profesión
labrador. “encontr￳ a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando”. En vez de ungirlo
por profeta, lo llamó a su servicio echándole encima su manto; “Elías pas￳ cerca de él
y le ech￳ encima su manto”, adquiriendo con ello un derecho sobre él. El vestido era
considerado como parte de la personalidad (1 Sam 18:4); Se sabe que el manto de
Elías tenía poder sobrenatural: “Tomó el manto de Elías y golpeó las aguas diciendo:
¿Dónde está Yahveh, el Dios de Elías?” “Golpeó las aguas, que se dividieron de un
lado y de otro, y pasó Eliseo”. (2 Reyes 2, 8). Elíseo pidió a Elías le concediera
autorización para ir a su casa y abrazar a su parentela, lo que le fue concedido.
También Elíseo, tal como aparece en el evangelio de Lucas (9,61ss), se ve situado
ante su nueva y auténtica identidad, que le llama a dejarlo todo: a desarraigarse de su
realidad, de su familia, para abrazar por completo la aventura que Dios le pone
delante; “Déjame besar a mi padre y a mi madre; luego te seguiré”. .. Esta nueva
conciencia de sí mismo es expresada de una manera visible por Elíseo en la acción de
matar los bueyes y cocer su carne para darla como alimento a su gente. Luego, con
los arneses de los bueyes, asó la carne y se la dio a su gente para que
comieran” Luego Elíseo renuncia a su vida de terrateniente para enrolarse a las
órdenes de Elías. “Después parti￳, fue detrás de Elías y se puso a su servicio”.
3. SALMO Sal 15, 1-2. 5. 7-11
R. Señor, tú eres la parte de mi herencia.
Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti. Yo digo al Se￱or: “Se￱or, Tú eres mi
bien”. El Se￱or es la parte de mi herencia y mi cáliz, ᄀTú decides mi suerte! R.
Bendeciré al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia!
Tengo siempre presente al Señor: Él está a mi lado, nunca vacilaré. R.
Por eso mi corazón se alegra, se regocijan mis entrañas y todo mi ser descansa
seguro: porque no me entregarás a la muerte ni dejarás que tu amigo vea el
sepulcro. R.
Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de
felicidad eterna a tu derecha. R.
3.1 ASPIRACIONES DE INTIMIDAD CON DIOS.
Este Salmo es el desahogo íntimo del alma que encuentra su felicidad en vivir en
compañía de Dios, porque Él es la fuente única de todo bien. De aquí se sigue el
interés y el cariño por todos los que son fieles a su Dios.
El que sigue a Dios ha encontrado su mejor parte, la selecta. El salmista, consciente de
este privilegio, tiene, de día y de noche, presente en su mente a su Dios y espera
eternizar esta intimidad espiritual de vida con su Dios aun por encima de la muerte.
Aleluya.
San Agustín comenta: (...) “Esperar a Dios de Dios, ser colmado de Dios por Dios. Él
te basta, fuera de él nada te puede bastar” (Serm￳n 334, 3: PL 38, 1469).
3.2 TERESA DE JESUS, AMIGA DE DIOS
“Quien a Dios tiene, nada le falta. S￳lo Dios basta”, nos ense￱a Teresa de Jesús,
también define la oraci￳n como: “tratar de amistad, con quien sabemos nos ama". Es
así como para ella, la Oración, es tratar como un Amigo a Aquél que nos ama. Y a
Dios le agrada estar con el hombre, su hijo, como el amigo que se goza en el amigo y
como un padre se alegra con su hijo. Dios siempre se agrada cuando el hombre decide
"estar en dialogo con él, o “a solas con El", orando, tratando con El como Amigo.
La Oración, como la amistad, es un camino que comienza un día y va en progreso. El
orante comienza a tratar al Amigo que le ha amado desde toda la eternidad, y así
empieza a conocerle, a amarle, a entregarse a Él, en una relación que sabe no
finalizará, pues en la otra vida será un trato "cara a cara" y en felicidad infinita y
eterna.
3.3 ADHESIÓN Y AMISTAD DEL SALMISTA AL SEÑOR
“Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti. Yo digo al Se￱or: “Se￱or, tú eres mi
bien”. Sustancialmente, la idea central de este poema, es la de la confianza ciega en
Dios. El salmista se sabe amigo de Dios y se acoge a la protección divina como única
fuente de felicidad. Por eso lo proclama como Señor único, “Se￱or, tú eres mi
bien”, pues sólo en El encuentra su bien. Como un hijo con su padre.
“Tengo siempre presente al Se￱or: Él está a mi lado”. Vivamos con Dios como con
un amigo, tengamos una fe viva para estar en todo unidos a Dios…….Dios en mí, yo
en Él, he ahí mi vida, expresa la Beata Carmelita Isabel de la Trinidad quien se goza
de saber que Él es su bien, y así comenta además: “Mi alma se alegra en Dios, de Él
espero mi liberaci￳n”
“Más para mí, mi bien es estar junto a Dios; he puesto mi cobijo en el Se￱or”, se canta
en el salmo 73, 28.
3.4 EL SEÑOR, ES LA PARTE SELECTA DEL JUSTO
“El Se￱or es la parte de mi herencia y mi cáliz, ᄀtú decides mi suerte!” El salmista
no quiere tomar parte en los cultos idolátricos, porque no tiene más que un Dios, que
es la parte de mi herencia y su cáliz”. La metáfora alude a la distribución de la
tierra de Canaán entre las doce tribus. A la de Leví no se le dio extensión territorial,
porque su parte o hijuela fue el propio Dios. Debía estar dedicada exclusivamente al
culto, por pertenecer de un modo especial a Dios, y por eso las otras tribus debían
atender al sostén material de sus miembros. El Señor, es, pues, la fracción y heredad
especial de los levitas y sacerdotes; pero también lo era de Israel, de las almas
piadosas. Y el mismo Israel es la heredad del Señor. La semejanza expresa bien la
vinculación mutua de Dios e Israel.
Una segunda metáfora confirma la idea de que el Señor es el cáliz del salmista;
alusión a la costumbre de dar el padre de familias a beber el cáliz común a sus hijos y
huéspedes. En todo caso, se expresa la alegría del salmista, que se siente privilegiado
al poder tener como posesión suya al propio Dios, ¡tú decides mi suerte!, el cual
garantiza su suerte, es decir, su íntimo bienestar y felicidad.
3.5 BENDECIR A DIOS
“Bendeciré al Se￱or que me aconseja, ᄀhasta de noche me instruye mi conciencia!
Tengo siempre presente al Se￱or: Él está a mi lado, nunca vacilaré.” Agradecido, el
salmista quiere bendecir a Dios, que le aconseja y le hace ver que su verdadero bien
está en el propio Dios, que le ha cabido en suerte; su conciencia le instruye de
noche, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia!, cuando medita secretamente en
el lecho sobre la elección divina sobre él.
Consecuencia de esta meditación profunda y secreta sobre su suerte privilegiada es su
entrega sin reservas al Señor, al que tiene siempre ante su mente; y precisamente en
esta su vinculación constante a su Dios está su seguridad inconmovible: no me
moveré. “ Él está a mi lado, nunca vacilaré”, Esto es, el Señor está siempre a su lado,
protegiéndole contra todo peligro.
3.6 LA GRAN ALEGRÍA QUE EMBARGA AL SALMISTA
“Por eso mi coraz￳n se alegra, se regocijan mis entra￱as y todo mi ser descansa
seguro: porque no me entregarás a la muerte ni dejarás que tu amigo vea el
sepulcro”. Este sentimiento de seguridad bajo la protección del Señor hace que el
justo se entregue a momentos de alegría que penetran todo su ser: “se regocijan mis
entra￱as” , el corazón, y todo su ser, término que resalta enfáticamente la gran alegría
que embarga al salmista al sentirse bajo la protección divina. “Y todo mi ser descansa
seguro”, porque podrá hacer frente a todos los peligros. Movido de esta confianza, el
salmista espera que su Dios no le dejará ir a la región subterránea donde están los
difuntos, “ no me entregarás a la muerte ni dejarás que tu amigo vea el
sepulcro”, llevando una vida lánguida como de “sombras,” sin dolores físicos, pero
tampoco con alegrías y satisfacciones positivas. El salmista espera que su Dios
protector le libre del peligro de muerte, de ver la fosa del sepulcro.
3.7 EL SENDERO DE LA VIDA
“Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de
felicidad eterna a tu derecha”. El salmista expresa su esperanza de librarse de la
muerte por intervención divina, que le hará conocer el camino de la vida”, es decir,
le permitirá vivir en plenitud junto a Él, gozando de la satisfacción de alegría y de las
delicias a su derecha.
Nos enseña el salmista, que encuentra su felicidad en vivir en intimidad litúrgica con
Dios en su templo. Dios, es el dispensador de toda felicidad, y se goza de tener
relaciones con Dios, “ saciándome de gozo en tu presencia” En sus aspiraciones de
felicidad, el salmista desea convivir para siempre con su Dios; “ En felicidad eterna a
tu derecha”, quizá en estas frases haya un presentimiento de otra vida en unión con
Dios, como se declara en el libro de la Sabiduría. En Proverbio 12:28, el “sendero de
la vida” es el sendero de la justicia, y, como tal, se contrapone a los caminos que
conducen a la muerte. Creo que, en la perspectiva del salmo, la contradicci￳n “no está
entre esta vida y la otra, sino entre la vida con Dios o sin Dios”.
3.8 TRANFORMAR EL SALMO EN ORACION
Este salmo nos invita a oírlo y transformarlo en oración, es un poema de penetrante
fuerza espiritual. Al comentarlo, el Beato Juan Pablo II, explica que es un cántico
luminoso, con espíritu místico, como sugiere ya la profesión de fe puesta al inicio:
“Mi Se￱or eres tú; no hay dicha para mí fuera de ti” (v. 2). Así pues, Dios es
considerado como el único bien. Por ello, el orante opta por situarse en el ámbito de la
comunidad de todos los que son fieles al Se￱or: “Cuanto a los santos que están en la
tierra, son mis príncipes, en los que tengo mi complacencia” (v. 3 ).( Audiencia general del
Miércoles 28 de julio de 2004)
Expresemos confianza en la fidelidad de Dios aclamando: “ Señor, me harás conocer
el camino de la vida.”
4. SEGUNDA LECTURA Gál 5, 1. 13-18
San Pablo nos predica la libertad de los cristianos. Toda la carta a los cristianos de
Galacia es un desarrollo de esa verdad que Pablo anuncia a judíos y gentiles. Ni la ley,
ni la filosofía, ni una ascética del esfuerzo pueden liberar al hombre. Sólo en Cristo y
por Cristo tenemos la verdadera libertad. La libertad se expresa y alcanza su plenitud
en el amor; es la disponibilidad para la gracia de Dios que supera la ley. Y, por ende,
seguir a Cristo es renunciar a las ataduras que nos esclavizan, para ser libres de
verdad.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia.
Hermanos: Ésta es la libertad que nos ha dado Cristo. Manténganse firmes para no
caer de nuevo bajo el yugo de la esclavitud. Ustedes, hermanos, han sido llamados
para vivir en libertad, pero procuren que esta libertad no sea un pretexto para
satisfacer los deseos carnales: háganse más bien servidores los unos de los otros,
por medio del amor. Porque toda la Ley está resumida plenamente en este precepto:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si ustedes se están mordiendo y
devorando mutuamente, tengan cuidado porque terminarán destruyéndose los unos
a los otros. Yo los exhorto a que se dejen conducir por el Espíritu de Dios, y así no
serán arrastrados por los deseos de la carne. Porque la carne desea contra el
espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no
pueden hacer todo el bien que quieren. Pero si están animados por el Espíritu, ya
no están sometidos a la Ley.
Palabra de Dios.
4.1 “￉STA ES LA LIBERTAD QUE NOS HA DADO CRISTO”.
San pablo viene a entregar exhortaciones y consejos con una serie de frases cortas y
tajantes, ya había advertidos a los gálatas que es necesario elegir entre Cristo y
circuncisión, pues ambas cosas son incompatibles. Primeramente, la afirmación
rotunda, consecuencia de cuanto ha venido diciendo, de que Cristo nos ha hecho
libres: “Ésta es la libertad que nos ha dado Cristo”. Esta idea de “liberaci￳n,” con
referencia a la obra de Jesucristo, es muy clara para San Pablo y está inspirada en la
liberación o rescate de los esclavos (cf. 3:13; Rom 3:24; Col 1:13-14). Aquí el
Apóstol pide a los gálatas que permanezcan firmes y no se sujeten de nuevo al yugo
de la servidumbre; “Manténganse firmes para no caer de nuevo bajo el yugo de la
esclavitud”. Es curioso ese “de nuevo,” conque San Pablo, por lo que se refiere a
esclavitud o servidumbre, asimila en cierto sentido paganismo al judaísmo. Lo mismo
había hecho ya anteriormente en: “ Mas, ahora que habéis conocido a Dios, o mejor,
que él os ha conocido, ¿cómo retornáis a esos elementos sin fuerza ni valor, a los
cuales queréis volver a servir de nuevo?” (Gálatas 4;9) . Con la sujeción a la Ley, los
gálatas vuelven a la situación de tutela, anterior a la liberación por Cristo (cf. Gálatas
4:3-5).
Es probable que los gálatas, al menos algunos de ellos, se sintiesen inclinados a dar
crédito a los predicadores judaizantes y aceptar la Ley mosaica, movidos de una recta
aspiración; la de tener una norma para obrar, reguladora de lo que se ha de hacer y de
lo que se ha de evitar. Esa “libertad” que predicaba Pablo, ¿no sería un peligro de
libertinaje, dejando rienda suelta a los instintos pecaminosos de nuestra carne?. De
hecho, en las llamadas “religiones de los misterios,” tan de moda en aquella época, se
profesaba abiertamente la liviandad moral, y parece que a Pablo se habían hecho
acusaciones en ese sentido (cf. Rom 3:8; 6:1). Hay indicios de que, al menos en
Corinto, había claro peligro de una desviación del cristianismo en esa dirección
licenciosa (cf. 1 Cor 6:12-13). Sabemos que también posteriormente, a lo largo de la
historia de la Iglesia, han surgido no pocas sectas heréticas que, aun sin llegar tan
lejos, sostuvieron que la libertad espiritual del cristiano llevaba consigo una plena
indiferencia en materia de pasiones de la carne. Por eso el Apóstol va a tratar de poner
las cosas en su punto.
4.2 “HÁGANSE MÁS BIEN SERVIDORES LOS UNOS DE LOS OTROS,
POR MEDIO DEL AMOR”
Primeramente, la clara voz de alerta: “Ustedes, hermanos, han sido llamados para
vivir en libertad, pero procuren que esta libertad no sea un pretexto para satisfacer
los deseos carnales” Luego, la tesis positiva: “háganse más bien servidores los unos
de los otros, por medio del amor”, tesis que en seguida declara más, diciendo que en
ese solo precepto de la caridad se resume toda la Ley: “Porque toda la Ley está
resumida plenamente en este precepto”. Que no teman, pues, los gálatas de que van a
quedar sin “ley”; también los cristianos tenemos ley o regla de vida, y esa “ley” es la
de la caridad, que basta por sí sola a suplir toda la Ley mosaica. En el sentido de que
el precepto de amor al prójimo, extensión y consecuencia moral del amor a Dios,
resuma y sea como la consumación y plenitud de la Ley mosaica.
A una vida perfecta de caridad, cual la pide la “ley” de Cristo, contrapone San Pablo
una vida de discordias y odios, con imagen tomada de las bestias salvajes que “se
muerden y devoran” mutuamente; “Pero si ustedes se están mordiendo y devorando
mutuamente, tengan cuidado porque terminarán destruyéndose los unos a los
otros”. No es infundado suponer, dada la manera de hablar del Apóstol, que la
predicación de los judaizantes había provocado discordias en la comunidad cristiana
de Galacia, dando lugar a bandos o facciones que se atacaban mutuamente.
4.3 PORQUE LA CARNE DESEA CONTRA EL ESPÍRITU Y EL ESPÍRITU
CONTRA LA CARNE.
Había dicho el Apóstol que para el cristiano el precepto de la caridad suple la Ley
mosaica y es freno suficiente contra las concupiscencias de la carne; ahora va a
explicar más esa vida de caridad, cuyo desarrollo se hace posible gracias a la acción
del Espíritu, que es quien nos da fuerzas para vencer a la carne. Bajo el
término “carne” varias veces repetido, designa aquí el Apóstol al hombre todo entero,
también con sus facultades superiores, en cuanto dominado por la concupiscencia e
inclinado al mal a causa del pecado de origen. De hecho, varios de los pecados
atribuidos a la “carne,” como la idolatría y el odio, no son de tipo carnal, sino de
orden más bien intelectual. Si el Apóstol habla de “carne,” es debido probablemente a
que es en la “carne” o parte material del compuesto humano donde radica
principalmente el desorden.
En cuanto al término “espíritu” usado también repetidas veces, es más difícil precisar
su significado. Hay casos en que San Pablo parece aludir claramente al “Espíritu”
Santo, tercera persona de la Santísima Trinidad, presente en el alma del justo, pero, en
cambio, hay otros en que, dado el contraste con la carne, parece más bien aludir
al “espíritu” humano, parte más sana y elevada del hombre, que ve las ventajas del
bien: “Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos
luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que quieren”. Los
exegetas no están de acuerdo en la interpretación, poniendo quien más quien menos
mayúsculos, habiendo incluso quienes en toda la historia traducen
siempre “espíritu” con minúscula. En el fondo la cosa no tiene gran importancia, pues
por el modo de hablar de San Pablo, aun tratándose del “espíritu” humano, no sería el
espíritu humano a secas, sino el espíritu humano en cuanto se mueve y actúa bajo la
acción del Espíritu Santo. En esto todos están de acuerdo.
Con todo, comienza el Apóstol haciendo resaltar las opuestas tendencias de
la “carne” y del “espíritu,” exhortando a los gálatas a que sigan las
del “espíritu”. “Yo los exhorto a que se dejen conducir por el Espíritu de Dios, y así
no serán arrastrados por los deseos de la carne”. Esas tendencias son tan
irreductibles, que nunca podremos obrar con pleno consentimiento de todo nuestro
ser; pues si queremos hacer el bien protesta la carne, y si queremos hacer el mal
protesta el espíritu; “Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la
carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que
quieren”.
Supone San Pablo que, en esta lucha entre “carne” y “espíritu,” los cristianos, cual
corresponde a su condición, se dejarán guiar por el Espíritu (la idea no cambia, aunque
traduzcamos “espíritu” con minúscula), lo que equivale a decir que “Pero si están
animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley”. Parece que el Apóstol no
hace aquí sino aplicar al orden moral lo dicho antes en los capítulos anteriores, es a
saber, que puesto que, dada nuestra condición de hijos, poseemos el Espíritu, continúa
que ya no estamos “sometidos a la Ley” destinada a refrenar las concupiscencias de
la carne por el temor de la sanción. Nos hallamos bajo la acción de un principio
directivo superior, que es el Espíritu, y, por consiguiente, nos sobra “la Ley”. ..
5. EVANGELIO Lc 9, 51-62
Los caminos que conducen a la plena libertad del hombre se hacen gesto concreto en
el relato de Lucas. Jesús, mientras camina hacia el fin de su actividad terrena, va
aclarando las condiciones de los que quieran apostar por la empresa que lleva entre
sus manos. Exige desprenderse de los bienes materiales y, romper las ataduras con el
pasado, incluyendo con los que más amamos en caso de que esto fuera un obstáculo.
Sólo así estaremos disponibles y seremos libres para anunciar el Reino de Dios.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó
decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de Él. Ellos partieron y
entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo
recibieron porque se dirigía a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan
vieron esto, le dijeron: “Se￱or, ﾿quieres que mandemos caer fuego del cielo para
consumirlos?”. Pero Él se dio vuelta y los reprendi￳. Y se fueron a otro pueblo.
Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: “ᄀTe seguiré adonde vayas!”.
Jesús le respondi￳: “Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero
el Hijo del hombre no tiene d￳nde reclinar la cabeza”. Y dijo a otro: “Sígueme”. Él
respondi￳: “Se￱or, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre”. Pero Jesús
le respondi￳: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el
Reino de Dios”. Otro le dijo: “Te seguiré, Se￱or, pero permíteme antes despedirme
de los míos”. Jesús le respondi￳: “El que ha puesto la mano en el arado y mira
hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”.
Palabra del Señor.
5.1 NO LES PARECIÓ BIEN EL HECHO DE QUE JESÚS ENCAMINARA
SUS PASOS A JERUSALÉN
“Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevaci￳n al cielo, Jesús se encamin￳
decididamente hacia Jerusalén y envi￳ mensajeros delante de él”. Ellos partieron y
entraron al pueblo de Samaria para prepararle alojamiento para Él y sus discípulos.
Era necesario y muy normal pasar por estas tierras de Samaria, cuando se viajaba de
Galilea a Jerusalén. Pero existía mucha hostilidad entre samaritanos y judíos hasta el
punto de que no se hablaban.
Sin embargo, como nos relata el Evangelio, no recibieron a Jesús y sus discípulos
porque se dirigía a Jerusalén. En efecto, ellos sabían que eran peregrinos venidos de
Galilea, sin embargo no fueron acogidos, ¿Por qué? Seguramente no hubo sencillez en
el corazón de estos samaritanos. Lo que está claro es que no les pareció bien el hecho
de que Jesús encaminara sus pasos a Jerusalén, entonces mostraron su mala voluntad,
negándoles hospitalidad.
5.2 "SEÑOR, ¿QUIERES QUE MANDEMOS CAER FUEGO DEL CIELO
PARA CONSUMIRLOS?"
Esta experiencia de no ser aceptado, prepara a los apóstoles para más adelante, de este
modo cuando ellos tengan que salir a predicar el evangelio, sepan ya de las
dificultades, porque no siempre va a ser todo fácil, como entrar en todas partes. Pero
frente a estos casos hay que ser pacientes y mansos, no ser hostiles e iracundos, y
mucho menos vengativos con sus perseguidores.
No obstante, nos relata el Evangelio que cuando los discípulos Santiago y Juan vieron
esto, le dijeron: "Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para
consumirlos?" Con esta actitud, observamos que los apóstoles aún no estaban
preparados para ser rechazados, por eso le preguntaron a Jesús si podían hacer caer
fuego sobre la ciudad. Frente a esta pregunta, Jesús les enseña que no debe haber
venganza, manifestando que la verdadera virtud no es vengativa, y que no hay caridad
allí donde exista la ira, así es, como no se debe estar en contra de la flaqueza humana,
al contrario, esta debe ser confortada, por eso la indignación contra los hombres no es
actitud cristiana.
5.3 JESUS REPRENDE A SUS APOSTOLES
Así es como Jesús, se dio dirigió directamente a sus amigos y los reprendió; “Pero Él
se dio vuelta y los reprendi￳”, seguramente les debe haber dado además un sermón
para una amonestación más educativa y luego se fueron a otro pueblo.
Nos podemos imaginar a un Jesús dolido por la actitud de sus discípulos, entristecido
por tener que reprenderlos, apenado por esta actitud vengativa justamente porque a
ellos les había enseñado lo que era amar al prójimo y porque "El Hijo del hombre no
había venido a perder las almas, sino a salvarlas", porque la venganza no es Espíritu
de Dios sino del maligno. En efecto, como nos dice San Juan, “Dios no envió a su
Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por El (Jn 3,17)
5.4 JESÚS RECHAZADO POR LOS SAMARITANOS
La lectura de este fragmento del Evangelio, nos muestra a Jesús rechazado por los
samaritanos; “Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén”, e incomprendido
por sus propios discípulos, “Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le
dijeron: “Se￱or, ﾿quieres que mandemos caer fuego del cielo para
consumirlos?”, estas son las posturas en las cuales no debemos caer, por una lado el
rechazo y por otra la incomprensión.
Es posible que Santiago y Juan hayan sentido dolor por el rechazo de los samaritanos
a su Maestro, molestia muy humana y algo natural en dos pueblos que no se aceptaban
mutuamente, pero para el Señor, ese no es el espíritu del Reino. Hoy debemos guardar
en mente este rechazo de Dios si pensamos así vengativamente de nuestros hermanos
vecinos de otras nacionalidades, ya que no estamos cumpliendo con el mandato de
Jesús, amar al prójimo como a nosotros mismos.
5.5 RECHAZAR ACOGER A JESÚS, ES RECHAZAR A DIOS.
Por otra parte, el rechazar acoger a Jesús, es rechazar a Dios. Esto es algo que se da en
todos, en efecto inconscientemente algunas veces no estamos de acuerdo con el Plan
de Dios en nosotros. Pero cuando no queremos aceptar la voluntad de Dios, ¿a quién
estamos rechazando?, cuando huimos del sacrificio, ¿a quién estamos no estamos
aceptando?, cuando no somos comprensivo con el que sufre, ¿con quién no somos
comprensivos? Nuestra vida siempre debe estar orientada por los principios del
Evangelio, por las enseñanzas de Jesús, como las expuestas en San Juan 15, 9-
17 “Ámense los unos a los otros Como el Padre me amó, así también os he amado
Yo: permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos permanecerán en mi
amor, como Yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su
amor”. Vivamos pues, por las inspiraciones de la gracia y del Espíritu Santo.
5.6 “TE SEGUIR￉ ADONDE VAYAS”
Para seguir a Cristo hay que tener la decisión de dejarlo todo por El, y en este
fragmento del Evangelio, nos destaca cual es el espíritu de esta decisión que se debe
tener.
El fragmento del Evangelio de hoy, nos muestra un primer ofrecimiento, que le hace
alguien a Jesús diciéndole; “te seguiré adonde vayas”. Jesús no le rechaza, él es el
que se invita, sin embargo, le pone la perspectiva ardua del apostolado: sólo tiene
asegurado, en comparación con los zorros y aves, el incesante ir y venir para anunciar
la Buena Nueva.
Nuestro hogar en un lugar que nos da cierta seguridad, como a los animales su
madriguera, es allí donde se esconden del peligro. Pero el hogar además es un sitio de
descanso, con ciertas comodidades, protegidos del frío, tenemos nuestros alimentos y
allí podemos dormir con tranquilidad.
5.7 EL HIJO DEL HOMBRE NO TIENE DÓNDE RECLINAR LA CABEZA
Es así, como Jesús nos advierte, que para caminar junto a Él, debemos desprendernos
de lo bienes terrenales, debemos olvidarnos de la comodidad, como así también,
seguirlo a Él, no es para conseguir ventajas terrenales, ni económicas ni de posición
social, aún más, se debe estar dispuesto a todo y en todo tipo de lugar. Así es, donde
haya que llevar el mensaje del Evangelio, ahí hay que ir sin pensar en el camino, si
este será fácil o difícil.
Dice Jesús; “El Hijo del hombre no tiene d￳nde reclinar la cabeza”, debe de
referirse a esta vida de incesante caminar apostólico más que al no tener alguna
morada para descansar, como en Nazaret y Cafarnaúm. Es aquí donde por vez primera
sale en los evangelios el título que se da Jesús de Hijo del hombre. Jesús
frecuentemente lo utilizará para nombrarse. Esta expresión sólo aparece en los
Evangelios en boca de Jesús. Es El quien se designa con ella. En algunos textos en los
que se usa esta expresión, es para designar calificativamente, al Mesías humilde,
despreciado, y que irá a la muerte, en otros textos se designa con esta expresión al
Mesías en su aspecto glorioso y triunfal, o para destacar su potestad.
5.8 SEÑOR, PERMÍTEME QUE VAYA PRIMERO A ENTERRAR A MI
PADRE.
Luego este mismo fragmento, trae un segundo ofrecimiento, ahora es un discípulo,
pero éste antes le ruega; “Se￱or, permíteme que vaya antes a enterrar a mi padre”. A
éste, Jesús le da la orden-invitación; “Sígueme”, y “Deja que los muertos entierren a
sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios”. No era esta invitación para
incorporarlo a ser uno de los Doce. Era invitarle a seguirle más de cerca, y acaso más
habitualmente, en sus correrías apostólicas, como le acompañaban sus discípulos en
otras ocasiones. Sin embargo, este discípulo, en lugar de seguir al punto la invitación
del Maestro, le suplicó un espacio de tiempo para cumplir un deber sagrado: “Se￱or,
permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre”.
La frase y el ruego no se refieren, manifiestamente, a que el padre de este discípulo
acabase de morir o estuviese muy grave y le pidiese licencia para ir a cumplir sus
deberes de piedad. Sería una coincidencia aquí increíble. Y más increíble aún el que
Jesús le hubiese negado lo que era un deber incluido en el mandamiento del
Decálogo: “Honra a tu padre y a tu madre” Debe, pues, de tratarse de un discípulo
que, antes de seguir a Jesús en su apostolado de una manera total y habitual, rogó que
se le permitiese antes esperar a la muerte de su padre, de este modo ya sin tener que
preocuparse de estos deberes, entregarse entonces a esta misión. Pero esto era incierto,
y la llamada del Señor para acompañarle en la mies, que era mucha y los operarios
pocos, urgía más
5.9 LOS DERECHOS DE DIOS SOBRE NOSOTROS
Quizás no sea fácil comprender esta lección del supremo amor a Jesús sobre nuestros
padres, que los muertos entierren a sus muertos, sin embargo si no concentramos en la
idea de que la obra del apostolado es la predicación del reino, es decir la vida eterna,
todo lo demás es como la muerte, porque los que viven en el mundo despreocupados
de la vida eterna, están como muertos. Entonces decimos que ellos cuiden de sí
mismos: que los muertos entierren a sus muertos. En otras palabras, los que no han
encontrado la vida del Reino en Jesús
Fuerte paradoja para expresar los derechos de Dios sobre nosotros, que no está por
sobre los mismos de los padres de manera afectiva, sino efectiva. Por qué el mismo
Jesús nos dijo “si alguno viene a mí y no aborrece a su padre, madre., no puede ser mi
discípulo” (Lc 14:26). Por este procedimiento, Jesús evoca su trascendencia divina.
5.10 “EL QUE EMPU￑A EL ARADO Y MIRA HACIA ATRÁS, NO SIRVE
PARA EL REINO DE DIOS”
Cuando a Jesús le dice uno que se le ofrecía seguir: “Te seguiré, Señor, pero
permíteme antes despedirme de los míos”. Le dijo Jesús: “El que ha puesto la mano
en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”. Utilizando el
proverbio del arado, una vez puestas las manos a la obra del Reino, todo ha de ser para
él y su obra. Como en el pasaje anterior, Cristo reclama para sí los afectos más
profundos, pues está por encima de ellos. Pareciera que Jesús lo desanima, como que
le quita el interés, pero nada de eso es así, porque para animar a una persona, se le
debe dar vigor, energía moral, fuerza, impulso, especialmente en una actividad tan
intensa, con tanto movimiento como es seguir a Jesús, y debe hacerse con alegría y
disposición total.
Es así, como Jesucristo, quiere testigos verdaderos, debemos estar dispuesto a pensar
como El, sentir como EL, actuar como El, mirar a los demás como los mira El, nos
pide una firme decisión, que rompa con el pasado, mirando hacia el futuro y sin
añoranzas y con una libre voluntad para recibir su gracia.
Que Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Publicado en este link: PALABRA DE DIOS
XIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C
Fuentes Bibliográficas:
Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén
Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.
Julio Alonso Ampuero, Meditaciones Bíblicas sobre el Año Litúrgico
www.caminando-con-jesus.org
caminandoconjesus@vtr.net