EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
miércoles 03 Julio 2013
Fiesta de santo Tomás, apóstol
Carta de San Pablo a los Efesios 2,19-22.
Así, pues, ya no son extranjeros ni huéspedes, sino ciudadanos de la ciudad de los
santos; ustedes son de la casa de Dios.
Están cimentados en el edificio cuyas bases son los apóstoles y profetas, y cuya
piedra angular es Cristo Jesús.
En él se ajustan los diversos elementos, y la construcción se eleva hasta formar un
templo santo en el Señor.
En él ustedes se van edificando hasta ser un santuario espiritual de Dios.
Salmo 117(116),1.2.
¡Alaben al Señor en todas las naciones,
y festéjenlo todos los pueblos!
Pues su amor hacia nosotros es muy grande,
y la lealtad del Señor es para siempre.
Evangelio según San Juan 20,24-29.
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús.
Los otros discípulos le dijeron: «Hemos visto al Señor.» Pero él contestó: «Hasta
que no vea la marca de los clavos en sus manos, no meta mis dedos en el agujero
de los clavos y no introduzca mi mano en la herida de su costado, no creeré.»
Ocho días después, los discípulos de Jesús estaban otra vez en casa, y Tomás con
ellos. Estando las puertas cerradas, Jesús vino y se puso en medio de ellos. Les
dijo: «La paz esté con ustedes.»
Después dijo a Tomás: «Pon aquí tu dedo y mira mis manos; extiende tu mano y
métela en mi costado. Deja de negar y cree.»
Tomás exclamó: «Tú eres mi Señor y mi Dios.»
Jesús replicó: «Crees porque me has visto. ¡Felices los que no han visto, pero
creen!»
Comentario del Evangelio por:
San Pedro Crisólogo (c. 406-450), obispo de Ravena, doctor de la Iglesia
Sermón 84; PL 52, 438
El Testimonio de Tomás
¿Por qué Tomás busca pruebas para su fe? A su amor, hermanos, le habría gustado
que después de la resurrección del Señor la falta de fe no le dejara a nadie con
duda. Pero Tomás no llevaba solo la incertidumbre de su corazón, sino la de todos
los hombres. Y antes de predicar la resurrección a las naciones, busca, un buen
obrero, sobre el que fundará un misterio que pide tanta fe. Y el Señor muestra a
todos los Apóstoles esto que Tomás había pedido. Jesús viene y le enseña sus
manos y su costado (Jn 20,19-20). En efecto, el que entra, cuando las puertas
estaban cerradas, puede ser tomado por los discípulos, por un espíritu si no había
podido mostrarles que no era otro sino él, siendo las heridas el signo de su Pasión.
En seguida, se acerca a Tomás y le dice: “Trae tu mano y métela en mi costado y
no seas incrédulo sino creyente. Que estas heridas que tu abres ahora, dejen fluir
la fe por todo el universo, ellas que ya han vertido el agua del bautismo y la sangre
del rescate” (Jn 19,34). Tomás responde: “Señor mío y Dios mío”. Que los
incrédulos vengan y lo entiendan y, como dice el Señor, que no sean más
incrédulos sino creyentes. Tomás manifiesta y proclama que lo que ve, no es solo
un cuerpo humano, sino también que por la Pasión de su cuerpo de carne, Cristo es
Dios y Señor. Es verdaderamente Dios quien sale vivo de la muerte y el que
resucita de su herida.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”