Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo C, Tiempo Ordinario,
Domingo de la Semana No. 14
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz * Aclamad
al Señor, tierra entera. * Yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús * Descansará
sobre ellos vuestra paz
Textos para este día:
Isaías 66, 10-14c:
Festejad a Jerusalén, gozad con ella, todos los que la amáis, alegraos de su alegría,
los que por ella llevasteis luto.
Mamaréis a sus pechos y os saciaréis de sus consuelos, y apuraréis las delicias de
sus ubres abundantes.
Porque así dice el Señor: "Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz, como un
torrente en crecida, las riquezas de las naciones.
Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán; como a un
niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo, y en Jerusalén seréis
consolados.
Al verlo, se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos florecerán como un prado;
la mano del Señor se manifestará a sus siervos."
Salmo 65:
Aclamad al Señor, tierra entera; tocad en honor de su nombre; cantad himnos a su
gloria; decid a Dios: "¡Qué temibles son tus obras!" R.
Que se postre ante ti la tierra entera, que toquen en tu honor, que toquen para tu
nombre. Venid a ver las obras de Dios, sus temibles proezas en favor de los
hombres. R.
Transformó el mar en tierra firme, a pie atravesaron el río. Alegrémonos con Dios,
que con su poder gobierna eternamente. R.
Fieles de Dios, venid a escuchar, os contaré lo que ha hecho conmigo. Bendito sea
Dios, que no rechazó mi suplica, ni me retiró su favor. R.
Gálatas 6, 14-18:
Hermanos: Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.
Pues lo que cuenta no es circuncisión o incircuncisión, sino una criatura nueva.
La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta
norma; también sobre el Israel de Dios.
En adelante, que nadie me venga con molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las
marcas de Jesús.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén.
Lucas 10, 1-12, 17-20:
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de
dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: "La
mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que
mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No
llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el
camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de
paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero
merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo
que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el
reino de Dios."
Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: "Hasta el
polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre
vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios."
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo."
Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron: "Señor, hasta los demonios
se nos someten en tu nombre."
Él les contestó: "Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado
potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no
os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres
porque vuestros nombres están inscritos en el cielo."
Homilía
Temas de las lecturas: Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz * Aclamad
al Señor, tierra entera. * Yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús * Descansará
sobre ellos vuestra paz
1. Promesa de Paz
1.1 Fue misión de los profetas denunciar los pecados pero también, y esto no
debemos olvidarlo, educar en la esperanza. Si sus exhortaciones querían arrancar
los vicios, empezando por la idolatría y la injusticia, sus promesas tenían como
propósito sembrar el trigo bueno del amor y servicio a Dios y a los hermanos. La
primera lectura nos presenta una de esas promesas en la imagen bella de
Jerusalén, ciudad colmada de paz, de ternura, de protección y de alegría.
1.2 Dos puntos podemos destacar de esta hermosa imagen. Primero: los que se
alegrarán son los mismos que por ella llevaron luto, de modo que la alegría de la
que se nos habla es la alegría de la redención. No es el gozo superficial de un placer
que pasa pronto sino la delicia de ver la fidelidad y el poder de Dios triunfando más
allá de los pecados de la misma Jerusalén y más allá del odio de sus enemigos. No
estamos ante un carnaval sino ante una liturgia, una fiesta de la fe que contempla
la solidez de lo que le fue anunciado.
1.3 Segundo punto: la importancia del consuelo. Consolar es otorgar un bien
sobreabundante que sana las heridas del mal. Hay en esto una especie de justicia.
Experimentar el consuelo de Dios es propio de quienes han sufrido por sus
intereses. La visión de la Jerusalén gozosa no es entonces un espectáculo bonito
sino el desenlace de una fe que ha pasado por la humillación y que ahora se deleita
al dejar atrás las horas tristes.
2. Misión Exitosa
2.1 El evangelio enlaza muy bien con las ideas que venimos exponiendo. Hay tres
momentos en este texto de misión: primero, el envío; segundo, la tarea de los
misioneros; tercero, el balance gozoso de la tarea. Esos tres momentos sintetizan
la vida misma de la Iglesia, primero enviada por el Resucitado; luego peregrina en
esta tierra; finalmente, moradora de los cielos, precisamente con el nuevo nombre
de Jerusalén. Así resulta que la visión del profeta Isaías tiene su consumación en lo
anunciado por el evangelio.
2.2 Jesús envía a setenta y dos: este es un texto propio de Lucas, que es el único
que nos cuenta de una misión a esta gran escala. El lenguaje del envío es directo y
realista hasta la crudeza: Jesús habla de una cosecha para recoger pero también de
tierra plagada de lobos; menciona expresamente las privaciones y la prisa del
camino, propias de quien se dedica a su tarea y renuncia a todo lo demás; además,
no olvida mencionar el caso del rechazo expreso que habrán de encontrar los que
vayan en su nombre.
2.3 El contenido doctrinal de esta gran misión es notoriamente breve: "el Reino de
Dios está cerca." Esto hay que decirlo a todos, a los que les interesa y lo reciben
con gratitud, y a los que no les interesa y rechazan a los enviados. Por otra parte,
la misión no acaba ahí, pues es Jesús el que completará el sentido de esa frase que
se dice a todos. Lucas, en efecto, nos indica que los setenta y dos fueron enviados
a los lugares adonde él mismo pensaba ir. De modo que la proximidad del Reino se
funde en realidad con la proximidad de la visita de Jesús. De aquí entendemos que
donde Él está reina Dios.
2.4 Jesús habla de una cosecha. No los envía como sembradores sino como
encargados de recoger la mies, que es "mucha." ¿Quiénes la sembraron? Hay un
par de respuestas por lo menos. Puede entenderse que Cristo está aludiendo a
aquello que sembraron los patriarcas y profetas, y en general todo lo que viene de
lo que llamamos el Antiguo Testamento. O puede pensarse en que el estado del
mundo es tal que se acerca el momento de "tocar fondo," y en esa situación crítica
la oferta de la gracia es realmente la única esperanza ofrecida a los pueblos.