EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Miércoles 10 de Julio 2013
Miércoles de la decimocuarta semana del tiempo ordinario
Libro de Génesis 41,53-57.42,5-7a.17-24a.
Entonces terminaron los años en que Egipto gozó de abundancia,
y comenzaron los siete años de hambre, como José lo había anticipado. En todos
los países se sufría hambre, pero en Egipto había alimentos.
Cuando también los egipcios y el pueblo sintieron hambre, y el pueblo pidió a gritos
al Faraón que le diera de comer, este respondió: "Vayan a ver a José y hagan lo
que él les diga".
Como el hambre se había extendido por todo el país, José abrió los graneros y
distribuyó raciones a los egipcios, ya que el hambre se hacía cada vez más intensa.
Y de todas partes iban a Egipto a comprar cereales a José, porque el hambre
asolaba toda la tierra.
Así llegaron los hijos de Israel en medio de otra gente que también iba a procurarse
víveres, porque en Canaán se pasaba hambre.
José tenía plenos poderes sobre el país y distribuía raciones a toda la población.
Sus hermanos se presentaron ante él y se postraron con el rostro en tierra.
Al verlos, él los reconoció en seguida, pero los trató como si fueran extraños y les
habló duramente. "¿De dónde vienen?", les preguntó. Ellos respondieron: "Venimos
de Canaán para abastecernos de víveres".
E inmediatamente, los puso bajo custodia durante tres días.
Al tercer día, José les dijo: "Si quieren salvar la vida, hagan lo que les digo, porque
yo soy un hombre temeroso de Dios.
Para probar que ustedes son sinceros, uno de sus hermanos quedará como rehén
en la prisión donde están bajo custodia, mientras el resto llevará los víveres, para
aliviar el hambre de sus familias.
Después me traerán a su hermano menor. Así se pondrá de manifiesto que ustedes
han dicho la verdad y no morirán". Ellos estuvieron de acuerdo.
Pero en seguida comenzaron a decirse unos a otros: "¡Verdaderamente estamos
expiando lo que hicimos contra nuestro hermano! Porque nosotros vimos su
angustia cuando nos pedía que tuviéramos compasión, y no quisimos escucharlo.
Por eso nos sucede esta desgracia".
Rubén les respondió: "¿Acaso no les advertí que no cometieran ese delito contra el
muchacho? Pero ustedes no quisieron hacer caso, y ahora se nos pide cuenta de su
sangre".
Ellos ignoraban que José los entendía, porque antes habían hablado por medio de
un intérprete.
José se alejó de ellos para llorar; y cuando estuvo en condiciones de hablarles
nuevamente, separó a Simeón y ordenó que lo ataran a la vista de todos.
Salmo 33(32),2-3.10-11.18-19.
Denle gracias, tocando la guitarra,
y al son del arpa entónenle canciones.
Entonen para él un canto nuevo,
acompañen la ovación con bella música.
Malogra los proyectos de los pueblos
y deshace los planes de las naciones.
Pero el proyecto del Señor subsiste siempre,
sus planes prosiguen a lo largo de los siglos.
Está el ojo del Señor sobre los que le temen,
y sobre los que esperan en su amor,
para arrancar sus vidas de la muerte
y darles vida en momentos de hambruna.
Evangelio según San Mateo 10,1-7.
Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus
impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.
Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre
Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano
Juan;
Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo;
Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: "No vayan a regiones
paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos.
Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.
Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.
Comentario del Evangelio por :
Beato Juan Pablo II (1920-2005), papa
Carta encíclica “Redemptoris Missio”, § 42 (trad. © Libreria Editrice
Vaticana)
“Por los caminos, proclamad que el Reino de Dios está cerca”
El hombre contemporáneo cree más a los testigos que a los maestros; cree más en
la experiencia que en la doctrina, en la vida y los hechos que en las teorías. El
testimonio de vida cristiana es la primera e insustituible forma de la misión: Cristo,
de cuya misión somos continuadores, es el “Testigo” por excelencia (Ap 1, 5; 3, 14)
y el modelo del testimonio cristiano.
La primera forma de testimonio es la vida misma del misionero, la de la familia
cristiana y de la comunidad eclesial, que hace visible un nuevo modo de
comportarse. El misionero que, aun con todos los límites y defectos humanos, vive
con sencillez según el modelo de Cristo, es un signo de Dios y de las realidades
trascendentales. Pero todos en la Iglesia, esforzándose por imitar al divino Maestro,
pueden y deben dar este testimonio, que en muchos casos es el único modo posible
de ser misioneros.
El testimonio evangélico, al que el mundo es más sensible, es el de la atención a las
personas y el de la caridad para con los pobres y los pequeños, con los que sufren.
La gratuidad de esta actitud y de estas acciones, que contrastan profundamente
con el egoísmo presente en el hombre, hace surgir unas preguntas precisas que
orientan hacia Dios y el Evangelio. Incluso el trabajar por la paz, la justicia, los
derechos del hombre, la promoción humana, es un testimonio del Evangelio, si es
un signo de atención a las personas y está ordenado al desarrollo integral del
hombre.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”