EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
domingo 14 Julio 2013
Decimoquinto Domingo del tiempo ordinario C
Deuteronomio 30,9-14.
El Señor, tu Dios, te dará abundante prosperidad en todas tus empresas, en el fruto
de tus entrarás, en las crías de tu ganado y en los productos de tu suelo. Porque el
Señor volverá a complacerse en tu prosperidad, como antes se había complacido en
la prosperidad de tus padres.
Todo esto te sucederá porque habrás escuchado la voz del Señor, tu Dios, y
observado sus mandamientos y sus leyes, que están escritas en este libro de la
Ley, después de haberte convertido al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con
toda tu alma.
Este mandamiento que hoy te prescribo no es superior a tus fuerzas ni está fuera
de tu alcance.
No está en el cielo, para que digas: "¿Quién subirá por nosotros al cielo y lo traerá
hasta aquí, de manera que podamos escucharlo y ponerlo en práctica?".
Ni tampoco está más allá del mar, para que digas: "¿Quién cruzará por nosotros a
la otra orilla y lo traerá hasta aquí, de manera que podamos escucharlo y ponerlo
en práctica?"
No, la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la
practiques.
Salmo 69(68),14.17.30-31.36-37.
Pero a ti, oh Dios, sube mi oración, sea ése el día de tu favor.
Según tu gran bondad, oh Dios, respóndeme, sálvame tú que eres fiel.
Respóndeme, Señor, pues tu amor es bondad, vuélvete hacia mí por tu gran
misericordia.
¡Pero a mí, humillado y afligido, que me levante, oh Dios, tu ayuda!
Celebraré con un canto el nombre de Dios, proclamaré sus grandezas, le daré
gracias.
Pues Dios salvará a Sión y reconstruirá las ciudades de Judá: allí habrá de nuevo
casas y propiedades.
Los hijos de sus siervos serán los herederos, y allí morarán los que aman su
Nombre.
Carta de San Pablo a los Colosenses 1,15-20.
El es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación,
porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra los
seres visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo
fue creado por medio de él y para él.
El existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él.
El es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, de la Iglesia. El es el Principio, el
Primero que resucitó de entre los muertos, a fin de que él tuviera la primacía en
todo,
porque Dios quiso que en él residiera toda la Plenitud.
Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo,
restableciendo la paz por la sangre de su cruz.
Evangelio según San Lucas 10,25-37.
Y entonces, un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba:
"Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?".
Jesús le preguntó a su vez: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?".
El le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma,
con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo".
"Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida".
Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: "¿Y
quién es mi prójimo?".
Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: "Un hombre bajaba de Jerusalén a
Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y
se fueron, dejándolo medio muerto.
Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo.
También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino.
Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió.
Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo
puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo.
Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole:
'Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver'.
¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los
ladrones?".
"El que tuvo compasión de él", le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: "Ve, y
procede tú de la misma manera".
Comentario del Evangelio por:
San Ambrosio (c. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia
Comentario sobre el evangelio de Lucas, 7,73; SC 52
El buen samaritano
“Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó.” (Lc 10,30) Jericó es un símbolo de
nuestro mundo donde, después de haber sido expulsado del paraíso, de la
Jerusalén celestial, Adán descendió... No es el cambio de lugar sino de conducta lo
que originó su exilio. ¡Qué cambio! Aquel Adán que gozaba de felicidad sin
inquietud, tan pronto como descendió a los pecados del mundo, encontró a los
ladrones... ¿Quiénes son estos ladrones sino los ángeles de la noche y de las
tinieblas que se disfrazan a veces de ángeles de luz (2 Cor 11,14)?... Empiezan por
despojarnos de los vestidos de la gracia espiritual que habíamos recibido y así nos
hieren. Si guardamos intactos los vestidos que hemos recibido, los golpes de los
ladrones no podrán herirnos. Guárdate, pues, de dejarte despojar, como Adán,
privado de la protección del mandamiento de Dios y desnudo del vestido de la fe.
Por ello le alcanzó la herida mortal que hubiera hecho caer a todo el género
humano, si el Samaritano no hubiese descendido a curar sus heridas.
No es un cualquiera este Samaritano. Aquel que fue despreciado por el levita y por
el sacerdote, no fue despreciado por el Samaritano que descendía. “Nadie ha subido
al cielo a no ser el que vino de allí, es decir, el Hijo del hombre.” (Jn 3,13) Viendo
medio muerto a este hombre, que nadie antes de él lo había podido curar, se
acerca, es decir: aceptando sufrir con nosotros, se hizo nuestro prójimo y
apiadándose de nosotros se hizo nuestro vecino.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”