Lectio Divina: XV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
Autor: P. Chuno Chávez Alva , C.M.
LA PALABRA HOY: Dt 30,10-14; Salmo 68; Col 1,15-20; Lc 10, 25-37
Ambientación: Colocar un botiquín junto al que habremos colocado fotos de
personas necesitadas y esta frase: “Vete y haz tú lo mismo
Cantos sugeridos: Cristo te necesita para amar; Con nosotros está
Ambientación
El ejercicio de la misericordia debe ser un rasgo distintivo e indiscutible de un
discípulo de Jesús.
Para profundizar en esto leeremos uno de los relatos más impresionantes y
conocidos de todo el Evangelio: la Parábola del Buen Samaritano; un relato que
pone en crisis la mediocridad de nuestra capacidad de amar.
Oración inicial
Señor Dios, tú estás presente y yo estoy en ti:
Dame la sabiduría para conocer tu espíritu.
Señor Dios, tú estás presente y yo estoy en ti:
Concédeme el don del espíritu de mi Maestro Cristo Jesús.
Señor Dios, tú estás presente y yo estoy en ti:
Guíame en todos mis caminos con tu luz.
Señor Dios, tú estás presente y yo estoy en ti:
enséñame a hacer siempre tu voluntad.
Señor Dios, tú estás presente y yo estoy en ti:
no permitas que me aleje de tu Espíritu de amor.
Señor Dios, tú estás presente y yo estoy en ti:
No me dejes cuando me abandonen mis fuerzas.
I. Lectio: ¿Qué dice el texto? – Lucas 10,25-37
Motivación: Lucas ha sido llamado el evangelista de la Misericordia porque en sus
páginas refleja lo que supone poner en práctica el mandamiento del amor al
prójimo. Dejémonos interpelar por esta parábola.
Forma de leerlo:
Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura
¿Qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? ¿Cómo responde Jesús al letrado?
¿Qué decía la ley al respecto?
¿Quién es mi prójimo? Jesús responde con una parábola.
¿Cómo reacciona cada personaje de la parábola frente al herido que está tirado
junto al camino? ¿Por qué lo hacen?
El sacerdote y el levita cumplen la ley, pero no practican la misericordia. Su
cercanía a Dios no les ayuda a acercarse a quien lo necesita. ¿Qué pregunta hace
Jesús al final de todo? ¿Qué relación tiene con la pregunta inicial?
Otros textos bíblicos para confrontar: Mc 12, 28-34; Mt 22,34-35; Jn 13, 12-15.
II. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: También a nosotros nos sirve de muy poco saber de memoria los
mandamientos. Si en la práctica no “hacemos” como el samaritano y nos portamos
como prójimos de quienes vamos encontrando por el camino, nuestra vida dará
continuos rodeos y nos alejaremos cada vez más del camino que conduce a la vida.
Descubro lo que me dice el texto ayudado por estas preguntas:
Vuelvo a leer la parábola viendo a Jesús en la persona del “buen samaritano”
¿Cómo ilumina y enriquece esa lectura lo que ya sabes de Jesús t de su relación
contigo?
¿Cuáles son las personas de mi entorno que más necesitan de mí y a quienes
algunas veces he negado mi ayuda oportuna? Si es posible las identifico con el
nombre. ¿Qué ayuda me pide cada una de ellas? ¿Cómo me haré prójimo de ellas?
¿Alguna vez he actuado como el sacerdote o el levita y siendo consciente de alguna
necesidad, he preferido “hacerme el de la vista gorda”? ¿Por qué lo he hecho?,
¿Qué he sentido después? ¿Qué propósitos me he hecho o me hago hoy al
respecto?
Recuerdo la última vez que actué como el buen samaritano. ¿Con quién fue?, ¿qué
hice?, ¿qué intereses y necesidades personales pasaron a segundo plano? ¿La mano
que tendí esa vez fue sólo de momento o aún hoy continúo brindando mi ayuda
generosa?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra
reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.
III. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Jesús es el Buen Samaritano por excelencia. Él se ha hecho nuestro
prójimo para poder así curar nuestras heridas con el pan y el vino de su
misericordia.
Oremos con San Vicente de Paúl:
“Dios nos conceda la gracia de conmover nuestros corazones para con los pobres y
de pensar que ayudándoles ¡practicamos la justicia y no la misericordia! ((SVP IV,
384)
Si fuera voluntad de Dios que tuvieses que asistir a un enfermo en domingo, en
lugar de oír misa, aunque fuera obligación, habría que hacerlo. A eso se llama dejar
a Dios por Dios” (SVP IX, 725)
Luego de un tiempo de oración personal, compartimos en grupos nuestra oración (o
todos juntos)
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo.
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: San Vicente nos dice: “Para nuestro Se￱or es un honor que entremos
en sus sentimientos, hagamos lo que él hizo y realicemos lo que él ha ordenado.
Pues bien, sus sentimientos más íntimos han sido preocuparse de los pobres para
curarlos, consolarlos, socorrerlos y recomendarlos…”
Como comunidad, familia, grupo, ¿Qué nos proponemos hacer concretamente para
actuar como el buen samaritano?
Dediquemos un espacio de nuestro tiempo, podría ser una tarde, para ir a algún
lugar donde haya alguna persona o grupo de personas que nos necesiten y
brindémosles nuestra ayuda. Y ¿por qué no hacerlo periódicamente?
Oración final
“Se￱or, cuando tenga hambre, dame a alguien que necesite comida.
Cuando tenga sed, mándame a alguien que necesite bebida.
Cuando tenga disgusto, preséntame a alguien que necesite consuelo.
Cuando esté pobre, ponme cerca de alguien necesitado.
Cuando alguien me falte, dame la ocasión de alabar a alguien.
Cuando esté desanimado, mándame a alguien a quien tenga que darle ánimos.
Cuando sienta la necesidad de comprensión, mándame a alguien que necesite la
mía.
Cuando tenga necesidad de que me cuiden, mándame a alguien que tenga que
cuidar.
Cuando piense en mi mismo, atrae mi atenci￳n hacia otra persona”
Madre Teresa de Calcuta
Que así sea.Con permiso de somos.vicencianos.org