Comentario al evangelio del Sábado 20 de Julio del 2013
Queridos amigos y amigas:
En la primera lectura recordamos hoy la salida de Egipto del pueblo de Israel, el Paso de Dios, la
Pascua, la liberación… Es un bonito momento para contemplar cómo no hay liberación posible que no
conjugue adecuadamente la acción de Dios y la nuestra. Dios es quien lo hace, nosotros no. Pero
somos nosotros quien nos ponemos en acción o Dios no hace nada… No nos suple, no nos sustituye,
cuando se trata de nuestra propia liberación. Buena parte del pueblo de Israel eligió quedarse en
Egipto. Nada nos dice que les ocurriera algo terrible o que vivieran peor que los que optaron por fiarse
y atravesar el mar Rojo. Simplemente eligieron. Y Dios respetó ambas decisiones.
Jesús, en el evangelio de hoy también elige marcharse de los lugares donde sabe que quieren acabar
con él. No huye (la Cruz es la mejor prueba) pero elige la vida, siempre. Y en esa elección sigue
cuidando y curando a cuantos se le acercan, sin violencia, sin aprovechar para acusar a quienes van
contra el… Es el Siervo. “No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la
quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará…” Me recuerda aquella noche, aquella primera Pascua en
Egipto: “Noche en que veló el Señor para sacarlos de Egipto: noche de vela para los israelitas por
todas las generaciones.” Si bien es cierto que en otros lugares rezamos lo inútil que es fatigarnos, pues
Dios actúa mientras nosotros dormimos, como crece el trigo en la noche, no es menos verdad esta otra
afirmación.
Hay momentos de tal intensidad en nuestra vida (no pasa todas las semanas!) que Dios vela, nosotros
también debemos velar.
Nos necesita. Y cuando Dios vela, cura, sana, no quiebra, no grita, no apaga… Al contrario, renueva y
enciende, porque está actuando. Nosotros no llevamos la iniciativa, pero se nos pide, al menos, la
vigilancia atenta de quien no sólo quiere que le liberen, sino que quiere ser libre.
Vuestra hermana en la fe, Rosa Ruiz , Misionera Claretiana
Rosa Ruiz, Misionera Claretiana