Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 15, Viernes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Mataréis un cordero al atardecer; cuando vea la
sangre, pasaré de largo * Alzaré la copa de la salvación, invocando el
nombre del Señor. * El Hijo del hombre es señor del sábado
Textos para este día:
Éxodo 11,10-12,14:
En aquellos días, Moisés y Aarón hicieron muchos prodigios en presencia del
Faraón; pero el Señor hizo que el Faraón se empeñara en no dejar marchar a los
israelitas de su territorio.
Dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: "Este mes será para vosotros
el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la
asamblea de Israel: "El diez de este mes cada uno procurará un animal para su
familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se
junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno
comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año,
cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de
Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el
dintel de la casa donde lo hayáis comido. Esta noche comeréis la carne, asada a
fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. No comeréis de ella nada
crudo ni cocido en agua, sino asado a fuego: con cabeza, patas y entrañas. No
dejaréis restos para la mañana siguiente; y, si sobra algo, lo quemaréis. Y lo
comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y
os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor.
Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus
primogénitos, de hombres y animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto.
Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis; cuando
vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo
pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la
fiesta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones.""
Salmo 115:
¿Cómo pagaré al Señor / todo el bien que me ha hecho? / Alzaré la copa de la
salvación, / invocando su nombre. R.
Mucho le cuesta al Señor / la muerte de sus fieles. / Siervo tuyo soy, hijo de tu
esclava: / rompiste mis cadenas. R.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, / invocando tu nombre, Señor. / Cumpliré al
Señor mis votos / en presencia de todo el pueblo. R.
Mateo 12,1-8:
Un sábado de aquéllos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían
hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los fariseos, al verlo, le
dijeron: "Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en
sábado". Les replicó: "¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres
sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes presentados,
cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los
sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la Ley que los sacerdotes pueden violar el sábado
en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el
templo. Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no
condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del
sábado."
Homilía
Temas de las lecturas: Mataréis un cordero al atardecer; cuando vea la sangre,
pasaré de largo * Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor. *
El Hijo del hombre es señor del sábado
1. Sentido de la Pascua Hebrea
1.1 La Pascua será, para todo el Antiguo Testamento, la gran fiesta, la primera y
madre de todas las fiestas del pueblo hebreo. En ella está, de una manera dinámica
y viva, la síntesis de toda la fe y toda la esperanza del pueblo elegido. La Pascua,
en efecto, es un "credo en acción"; más que una ENSEÑANZA sobre el Dios que
libera, es una EXPERIENCIA de la libertad que Él y sólo Él puede conceder.
1.2 La Pascua contiene en sí una fuerza de revelación inmensa. En ella se recuerda
y hace presente, se proclama y se reconoce a Dios en toda la fuerza de su poder,
en toda la inmensidad de su ternura, en toda la grandeza de sus designios, en toda
la perfección de sus obras.
1.3 El Dios de la Pascua es el Dios solícito por su pueblo, cercano a los dolores de
quienes le pertenecen, atento a la tribulación de sus niños, celoso por el bien de su
rebaño. Por su parte, el pueblo "pascual" es aquel que se fía de creador y redentor;
es el pueblo que reconoce su pequeñez pero también la grandeza de su Dios;
admite su debilidad, pero conoce la fuerza de su Señor; es humilde y confiesa su
pecado, pero sabe a Dios vencedor de ese mismo pecado.
2. Una Fiesta sellada en Sangre
2.1 Para nuestra cultura puede parecer impensable el papel prácticamente
protagónico que recibe la víctima pascual en el conjunto de la celebración pascual.
Aunque todo el ritual cubre varios días, lo primero, año tras año, es siempre:
"tomará cada uno un cordero por familia..." Lo primero es que haya un víctima. Eso
suena raro a nuestros oídos aparentemente tan "civilizados".
2.2 Y sin embargo tiene un gran sentido y es de una gran coherencia, pues hacia el
final de la lectura de hoy escuchamos: "cuando yo vea la sangre, pasaré de
largo...". El cordero tiene un papel "vicario", es decir, "está-en-reemplazo-de". La
sangre del cordero reemplaza evidentemente a la sangre de los primogénitos. En
Egipto hay sangre de primogénitos; en Israel sólo sangre de corderitos. Hay sangre
en todas partes; solamente que la sangre de la víctima pascual ha liberado a los
israelitas de verter su propia sangre. De este modo la víctima es señal e
instrumento de la liberación y de la salvación.
2.3 Claro que uno puede preguntar por qué tiene que ser así, es decir, por qué eso
de que "hay sangre en todas partes". Admitimos que si debe haber sangre por
todas partes es preferible que se derrame la sangre de la víctima pascual y no la
nuestra, pero ¿por qué "hay sangre en todas partes"?
2.4 La sangre, desde luego, es el resultado de la violencia. Toda violencia termina
siendo violencia contra la vida misma, de modo que la sangre derramada es
cosecha de la violencia sembrada. La sangre se derrama porque en el mundo hay
pecado acumulado. La suma de nuestras culpas termina siendo una carga de
agresividad que revienta en una u otra parte, pero que finalmente conduce al
mundo como tal a la catástrofe. A esa catástrofe la Biblia la llama "ira de Dios", no
porque sea el efecto de un terrible disgusto que Dios se está llevando, sino porque
la desobediencia a los preceptos del Creador lleva en sí la propia semilla de la
autodestrucción. De este modo, desobedecer a Dios conduce a recibir las
consecuencias de haberse apartado de su plan en la creación. Recibir en la propia
carne las consecuencias de nuestra desobediencia es experimentar la "ira de Dios".
2.5 Así comprendemos mejor la fiesta de la Pascua: el pecado del mundo atrae la
ira de Dios, hablando en el lenguaje de la Biblia; esa "ira" empieza en forma de
castigo pedagógico al Faraón y desemboca finalmente en una efusión inaudita de
sangre: ¡el mundo entero se remueve en sus cimientos! Ante esa efusión, la víctima
pascual es la señal de la presencia de Dios que rescata lo que le pertenece y salva a
los suyos. ¡Gloria a su Nombre!