XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
El cáncer de la fiebre posesiva
La Palabra: “Así será el que amasa riqueza para sí y no según Dios” (evangelio).
1. En la experiencia de cada día constatamos lo que dice el libro del Eclesiastés
donde se trae la sabiduría del pueblo: cuando menos pensamos, se corta la trama
de nuestra existencia; el que trabaja y consigue bienes, al final “tiene que legar su
porción al que no ha trabajado”. Por eso, el hacendado que piensa en llenar sus
graneros creyendo así tener asegurado su porvenir, es un insensato, un estúpido,
no piensa razonablemente pues su vida está pendiente de un hilo y en cualquier
momento le sorprende la muerte.
2. Sin embargo, todos nos vemos afectados por esa fiebre posesiva. Preocupados
únicamente de resolver nuestros problemas, guardamos bien lo poco que tenemos
y si llega la oportunidad, nos aprovechamos de lo que sea y de quien sea para
llenar bien nuestros graneros. Es lo que ocurre incluso cuando aceptamos un
proyecto político buscando mayor igualdad económica; en principio defendemos e
incluso alardeamos del proyecto, pero luego, en la práctica, esa fiebre posesiva nos
enferma y otra vez unos se cubren las espaldas viviendo cómodamente mientras
los más indefensos malviven en la miseria.
3. El evangelio de hoy deja bien claro el criterio para una recta conducta: trabajar y
producir riqueza siguiendo el ejemplo de Dios revelado en Jesucristo. Aquel hombre
a quien los cristianos confesamos Palabra de Dios no guardó nada para su propio
provecho. Vivió y murió pensando en los demás, movido a compasión ante la
miseria de los excluidos y compartiendo con ellos cuanto era y tenía. Debemos
trabajar y en lo posible ser eficaces para conseguir los recursos necesarios. Pero no
para vivir nosotros lujosamente mientras los más indefensos pasan necesidad, sino
para actuar según actúa Dios, tal como se reveló en la conducta histórica de Jesús.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net