EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
sábado 20 Julio 2013
Sábado de la decimoquinta semana del tiempo ordinario
Libro del Exodo 12,37-42.
Los israelitas partieron de Ramsés en dirección a Sucot. Eran unos seiscientos mil
hombres de a pie, sin contar sus familias.
Con ellos iba también una multitud heterogénea, y una gran cantidad de ganado
mayor y menor.
Como la pasta que habían traído de Egipto no había fermentado, hicieron con ella
galletas ácimas. Al ser expulsados de Egipto no pudieron demorarse ni preparar
provisiones para el camino.
Los israelitas estuvieron en Egipto cuatrocientos treinta años.
Y el día en que se cumplían esos cuatrocientos treinta años, todos los ejércitos de
Israel salieron de Egipto.
El Señor veló durante aquella noche, para hacerlos salir de Egipto. Por eso, todos
los israelitas deberán velar esa misma noche en honor del Señor, a lo largo de las
generaciones.
Salmo 136(135),1.23-24.10-12.13-15.
Den gracias al Señor, porque él es bueno,
porque su amor perdura para siempre.
Se acordó de nosotros en nuestro abatimiento,
porque su amor perdura para siempre.
Y nos libró de nuestros opresores,
porque su amor perdura para siempre.
Al que hirió a Egipto en sus primogénitos,
porque su amor perdura para siempre.
Y a Israel lo sacó de en medio de ellos,
porque su amor perdura para siempre.
Con mano fuerte y brazo levantado,
porque su amor perdura para siempre.
Al que separó en dos el Mar de Juncos,
porque su amor perdura para siempre.
Y condujo a Israel por medio de él,
porque su amor perdura para siempre.
Allí tumbó a Faraón y a su ejército,
porque su amor perdura para siempre.
Evangelio según San Mateo 12,14-21.
En seguida los fariseos salieron y se confabularon para buscar la forma de acabar
con él.
Al enterarse de esto, Jesús se alejó de allí. Muchos lo siguieron, y los curó a todos.
Pero él les ordenó severamente que no lo dieran a conocer,
para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías:
Este es mi servidor, a quien elegí, mi muy querido, en quien tengo puesta mi
predilección. Derramaré mi Espíritu sobre él y anunciará la justicia a las naciones.
No discutirá ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas.
No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga
triunfar la justicia;
y las naciones pondrán la esperanza en su Nombre.
Comentario del Evangelio por :
San Cirilo de Alejandría (380-444), obispo y doctor de la Iglesia
Sermón 15; PG 77, 1089
“Este es mi siervo”
Cristo, siendo Dios por su naturaleza, Palabra verdadera de Dios Padre, de la
misma naturaleza que el Padre y coeterno con él, brillando en lo más alto de los
cielos, en su condición de Dios y semejante a Dios, “no consideró como presa
codiciable el ser igual a Dios. Al contrario, se despojó de su grandeza, tomó la
condición de esclavo y se hizo semejante a los hombres.” Naciendo de María Virgen
se comportó como un hombre cualquiera y “en su condición de hombre se humilló a
sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz”(cf Flp 2,6-
8).
Cristo se abajó hasta nuestra humildad, dando a la humanidad la plenitud que le
es propia. Se abajó no por obligación sino con plena libertad. Por nosotros adoptó la
condición de esclavo, él que es la libertad en persona. Se hace uno como nosotros,
él que está por encima de toda la creación. Se somete a la muerte, él que da la
vida al mundo... Se pone bajo la Ley como nosotros (Gal 4,4), él que siendo Dios
trasciende la Ley. Se hace hombre entre los hombres; naciendo de mujer, tiene un
comienzo, él que precede todos los tiempos y todas las edades, más aún: él que es
el Creador y el origen de todos los siglos… Él que tomó carne de María es de la
misma naturaleza que nosotros, está hecho de nuestra propia sustancia,
haciéndose cargo de la descendencia de Abraham. Pero, al mismo tiempo, es, por
el plan divino, de la misma naturaleza que Dios su Padre.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”