XVII Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Sábado
Padre Julio González Carretti O.C.D
Lecturas bíblicas
a.- Lv. 25,1.8-17: El año jubilar cada uno recobrará su propiedad.
b.- Mt. 14,1-12: Herodes decapita a Juan el Bautista y sus discípulos fueron
a contárselo a Jesús.
Este pasaje de Mateo nos presenta su visión del martirio de Juan el Bautista. El
relato tiene mucho de historia, pues nos habla de Herodes Antípas, hijo de Herodes
el grande; gobernaba sobre todo el norte de Israel, Galilea y Perea, lugar donde
Jesús realizó gran parte de su ministerio hasta que fue a Judea. La decapitación de
Juan Bautista, se debe a su predicación que denunciaba la inmoralidad en que vivía
el tetrarca Herodes, por tener por mujer, a la esposa de su hermano Filipo. La recia
personalidad de Juan y su irrenunciable actitud de no temer las amenazas del
poder, hacen que su palabra sea fuerte en denunciar el error, con una moral, que
no cede ante la mentira. Juan Bautista no es caña que se doble, ante cualquier
viento (cfr. Mt. 11, 7), es el profeta y precursor del Mesías. Su vida está
estrechamente unida al sufrimiento, rechazo y muerte violenta, como la de Jesús
(cfr. Mt. 23, 29. 37; Lc. 13, 33). Con este relato el evangelista, nos quiere mostrar
que Jesús seguirá un camino semejante. Juan, muere por defender los
mandamientos del Yahvé, el adulterio de Herodes Antipas, va contra la voluntad de
Dios; más tarde Jesús defenderá estos mandamientos denunciando la malicia que
había en la interpretación que hacían los dirigentes religiosos del pueblo de Israel.
Lo odian a Jesús, como a Juan Bautista porque denuncia la maldad, la mentira, sus
obras son malas (cfr. Mt. 5,21; Jn. 7, 7). Lo mismo habían vivido los profetas en el
pasado, la persecución y la muerte, antes que Juan, y que Jesús y sus discípulos
también experimentarán (cfr. Mt. 5, 12; 10, 17ss.34). Pero Mateo, insiste en la
relación entre ambos hombres de Dios, al señalar que a la decapitación de Juan,
sigue que sus discípulos lo enterraron, y fueron a comunicar a Jesús la noticia. Con
lo que nos quiere indicar, que los discípulos de Juan, deberán ir a Jesús. En ÉL
encontrarán la plenitud de la revelación, por ÉL, el Camino, la Verdad, y la Vida dio
Juan Bautista, su maestro la vida, el mismo que había asegurado, que Jesús era
superior a él (cfr. Mt.3,11), que bautizará con Espíritu Santo y fuego, que era el
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn.1,29.33). Como Juan y Jesús, la
Iglesia sigue su mismo camino al denunciar la maldad de muchos y de instituciones
de maldad que esclavizan a los hombres, y lo hace anunciando a Jesucristo, el
Señor de la vida, la verdad y el amor. La Iglesia vive en camino, hecho de
testimonio y de sufrimiento, cuando es perseguida y martirizada en sus hijos los
profetas de nuestro tiempo.
Santa Teresa de Ávila, enseña que la vida del cristiano comprometido y la del buen
religioso es un largo martirio. “Torno a decir que está el todo o gran parte en
perder cuidado de nosotros mismos y nuestro regalo; que quien de verdad
comienza a servir al Señor, lo menos que le puede ofrecer es la vida; pues le ha
dado su voluntad, ¿qué teme? Claro está que si es verdadero religioso o verdadero
orador, y pretende gozar regalos de Dios, que no ha de volver las espaldas a desear
morir por él y pasar martirio. Pues ¿ya no sabéis, hermanas, que la vida del buen
religioso y que quiere ser de los allegados amigos de Dios, es un largo martirio?
Largo, porque para compararle a los que de presto los degollaban, puédese llamar
largo; mas toda es corta la vida y algunas cortísimas. Y ¿qué sabemos si seremos
de tan corta, que desde una hora o momento que nos determinemos a servir del
todo a Dios se acabe? Posible sería, que, en fin, todo lo que tiene fin no hay que
hacer caso de ello; y pensando que cada hora es la postrera, ¿quién no la
trabajará? Pues creedme que pensar esto es lo más seguro.” (CV 12,2).