EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
sábado 03 Agosto 2013
Sábado de la decimoséptima semana del tiempo ordinario
Libro del Levítico 25,1.8-17.
El Señor dijo a Moisés sobre la montaña del Sinaí:
Deberás contar siete semanas de años - siete veces siete años - de manera que el
período de las siete semanas de años sume un total de cuarenta y nueve años.
Entonces harás resonar un fuerte toque de trompeta: el día diez del séptimo mes -
el día de la Expiación - ustedes harán sonar la trompeta en todo el país.
Así santificarán el quincuagésimo año, y proclamarán una liberación para todos los
habitantes del país. Este será para ustedes un jubileo: cada uno recobrará su
propiedad y regresará a su familia.
Este quincuagésimo año será para ustedes un jubilo: no sembrarán ni segarán lo
que vuelva a brotar de la última cosecha, ni vendimiarán la viña que haya quedado
sin podar;
porque es un jubileo, será sagrado para ustedes. Sólo podrán comer lo que el
campo produzca por sí mismo.
En este año jubilar cada uno de ustedes regresará a su propiedad.
Cuando vendas o compres algo a tu compatriota, no se defrauden unos a otros.
Al comprar, tendrás en cuenta el número de años transcurridos desde el jubileo; y
al vender, tu compatriota tendrá en cuenta el número de los años productivos:
cuanto mayor sea el número de años, mayor será el precio que pagarás; y cuanto
menor sea el número de años, menor será ese precio, porque lo que él te vende es
un determinado número de cosechas.
No se defrauden unos a otros, y teman a su Dios, porque yo soy el Señor, su Dios.
Salmo 67(66),2-3.5.7-8.
¡Que Dios tenga piedad y nos bendiga,
nos ponga bajo la luz de su rostro!
Para que conozcan en la tierra tu camino,
tu salvación en todas la naciones.
Que los poblados se alegren y te canten.
Pues tú juzgas los pueblos con justicia,
tú riges a los pueblos de la tierra.
Ha entregado la tierra su cosecha,
Dios, nuestro Dios, nos dio su bendición;
Que nos bendiga Dios, y sea temido
hasta los confines de la tierra.
Evangelio según San Mateo 14,1-12.
En aquel tiempo, la fama de Jesús llegó a oídos del tetrarca Herodes,
y él dijo a sus allegados: "Este es Juan el Bautista; ha resucitado de entre los
muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos".
Herodes, en efecto, había hecho arrestar, encadenar y encarcelar a Juan, a causa
de Herodías, la mujer de su hermano Felipe,
porque Juan le decía: "No te es lícito tenerla".
Herodes quería matarlo, pero tenía miedo del pueblo, que consideraba a Juan un
profeta.
El día en que Herodes festejaba su cumpleaños, la hija de Herodías bailó en público,
y le agradó tanto a Herodes
que prometió bajo juramento darle lo que pidiera.
Instigada por su madre, ella dijo: "Tráeme aquí sobre una bandeja la cabeza de
Juan el Bautista".
El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por los convidados, ordenó
que se la dieran
y mandó decapitar a Juan en la cárcel.
Su cabeza fue llevada sobre una bandeja y entregada a la joven, y esta la presentó
a su madre.
Los discípulos de Juan recogieron el cadáver, lo sepultaron y después fueron a
informar a Jesús.
Comentario del Evangelio por:
San Pedro Damián (1007-1072), benedictino, obispo de Ostia, doctor de la
Iglesia
Sermones 24-25; ; PL 144, 857
Precursor a través de su vida y de su muerte
Juan fue Precursor de Cristo por su nacimiento, por su predicación, por su bautismo
y por su muerte... ¿Se puede encontrar una sola virtud, un género de santidad, que
el Precursor no haya tenido en su más alto grado? Entre los santos ermitaños ¿cuál
se ha impuesto jamás por regla no comer otra cosa que miel silvestre o esa comida
incomible: los saltamontes? Algunos renuncian al mundo y huyen de los hombres
para vivir santamente, pero Juan es todavía un niño... cuando se adentra en el
desierto y escoge, resueltamente, habitar en la soledad. Renuncia al derecho de
sucesión del sacerdocio de su padre para poder anunciar, con toda libertad, al
verdadero y soberano Sacerdote. Los profetas han anunciado por adelantado la
venida del Salvador, los apóstoles y los demás que enseñan en la Iglesia dan
testimonio de que esta venida realmente tuvo lugar, pero Juan lo muestra ya
presente entre los hombres. Son muchos los que han guardado virginidad y no han
manchado la blancura de sus vestidos (cf Ap 14,4), pero Juan renuncia a toda
compañía humana a fin de arrancar las apetencias de la carne hasta sus mismas
raíces, y, lleno de fervor espiritual, habita entre las bestias salvajes.
Juan, en el centro del coro escarlata de los mártires, incluso lo preside como
maestro de todos: combatió valientemente y murió por la verdad. Llegó a ser el
jefe de todos los que combaten por Cristo, y fue el primero de todos a ir a plantar
en el cielo el estandarte triunfal del mártir.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”