XVIII Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Sábado
La fe nos abre a los dones que Dios quiere concedernos, en nuestra vida
personal y en la historia de los hombres
“En aquel tiempo, se acerc￳ a Jesús un hombre, que le dijo de
rodillas: -«Señor, ten compasión de mi hijo, que tiene epilepsia y le
dan ataques; muchas veces se cae en el fuego o en el agua. Se lo he
traído a tus discípulos, y no han sido capaces de curarlo.» Jesús
contestó: -« ¡Generación perversa e infiel! ¿Hasta cuándo tendré
que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar?
Traédmelo.» Jesús increpó al demonio, y salió; en aquel momento
se curó el niño. Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron
aparte: -«¿Y por qué no pudimos echarlo nosotros?» Les contestó: -
«Por vuestra poca fe. Os aseguro que si fuera vuestra fe como un
grano de mostaza, le diríais a aquella montaña que viniera aquí, y
vendría. Nada os sería imposible»” (Mateo 17,14-20).
1. Después de la transfiguración, Jesús, te encuentras con tus
apóstoles que no han sido capaces de curar a un epiléptico. Como los días
pasados, aprovecha estos hechos para fomentar la fe.
-“ Un hombre se acercó a Jesús: "Señor, ten compasión de mi
hijo, que tiene epilepsia y con los ataques su estado es muy
deplorable... Se lo he traído a tus discípulos y no han podido
curarlo ". Señor, Hijo de Dios altísimo, Tú, el Santo, has aceptado vivir con
pobres seres obtusos, pecadores, incrédulos. Perdón, Señor, por nuestras
pequeñeces y por nuestras mezquindades. Perdón, Señor, por todas las
decepciones que te infligimos.
Te preguntan, Señor: -...” ¿Por qué razón no pudimos echar ese
demonio nosotros? Y tú les respondes: -“ Porque tenéis poca fe ”.
Tropezaste con la incredulidad… Yo creo, señor, pero te pido más fe. “El
demonio se mete en mi vida de mil formas distintas: suscitándome
tentaciones de avaricia y sensualidad, sugiriéndome que escoja siempre lo
fácil y cómodo y, sobre todo, engrandeciendo mi soberbia, mi amor propio,
el deseo de que los demás se fijen en mí.
”El gran triunfo del demonio es que la gente no crea en su existencia.
De esta forma puede «trabajan» a sus anchas sin encontrar la menor
resistencia. Nunca ha estado más activo que ahora que el mundo piensa
que ha vencido este mito (Pablo Cardona). Con una visión sin fe, una visión
cientificista, desaparece la responsabilidad de las acciones, la misma noción
de pecado y, en el fondo, la libertad. El demonio actúa…
“El ᆱnon serviamᄏ de Satanás ha sido demasiado fecundo. ﾿No
sientes el impulso generoso de decir cada día, con voluntad de oración y de
obras, un «serviam» ¡te serviré, te seré fiel! que supere en fecundidad a
aquel clamor de rebeldía?ᄏ” (San Josemaría, Camino 413).
« La Escritura atestigua la influencia nefasta de aquel a quien
Jesús llama “homicida desde el principio” y que incluso intent￳
apartarlo de la misi￳n recibida del Padre. “El hijo de Dios se
manifest￳ para deshacer las obras del diablo”. La más grave en
consecuencias de estas obras ha sido la seducción mentirosa que ha
inducido al hombre a desobedecer a Dios » (Catecismo, 394).
-“ Os aseguro que si tuvierais fe como un grano de mostaza,
diríais a esta colina: "Muévete de aquí allá". Y se movería ”. ¡Cuántas
veces fracasamos en nuestro empeño por falta de fe! Tendemos a poner la
confianza en nuestras fuerzas, en los medios, en las instituciones. No
planificamos con la ayuda de Dios y de su Espíritu. Jesús nos avisó: « sin mí
no podéis hacer nada ». Apoyados en él, con su ayuda, con un poco de fe,
fe auténtica, curaríamos a más de un epiléptico de sus males. El que cura
es Cristo Jesús. Pero sólo se podrá servir de nosotros si somos «buenos
conductores» de su fuerza liberadora. Como cuando Pedro y Juan curaron al
paralítico del Templo. La de cosas increíbles que han hecho los cristianos
(sobre todo, los santos) movidos por su fe en Dios. Tener fe no es cruzarse
de brazos y dejar que trabaje Dios. Es trabajar no buscándonos a nosotros
mismos, sino a Dios, motivados por él, apoyados en su gracia (J.
Aldazábal).
¡Hay que tomar en serio esas palabras del Señor! Efectivamente no
se trata de desplazar materialmente "montañas” de piedras; pero la Fe
puede realizar otras tareas que no son menos difíciles: desplazar montañas
de orgullo, de egoísmo, de cobardía... cambiar corazones, hábitos...
transformar hombres, haciéndoles capaces de entrar en relación con Dios...
¡Desplaza mis "montañas", Señor! ¡Dame esa fe, que es el apoyo de tu
propio poder divino!
-“ Y nada os será imposible” . ¡Cuánto me gusta oírte decir esto,
Señor Jesús! Repíteme esa palabra. La escucho. La aplico serenamente a mi
jornada de hoy sin exaltación extraordinaria, pues me conozco, sino
contando solamente contigo. Sí, líbrame de mis entusiasmos que no llegan
al día siguiente. Pero dame esa tenacidad de la Fe adulta, y nada me será
imposible, como lo has prometido... La Fe, tal como Jesús la ve, es una
fuerza: triunfa de lo imposible, duplica las fuerzas del hombre, es un "poder
de Dios" para la salvación de cualquiera que cree (Rm 1,15; Noel
Quesson).
-“ Después, «increpó al demonio y salió, y en aquel momento
se cur￳ el ni￱o»”. Te pido, Señor, participar de tu curación, yo
personalmente y todas las personas por las que te rezo en estos momentos.
2. « Semá Israel », «Escucha Israel», que es aún ahora el comienzo
de la oración cotidiana de los judíos fieles. El shemá es la gran oración
judía, núcleo de la piedad personal y litúrgica a lo largo de su historia. Esta
confesión de fe no proclama un concepto filosófico (la unicidad de Dios),
sino el fruto de la experiencia de todo un pueblo: fuera de Yahvé, ningún
dios se ha mostrado capaz de salvar. Y frente a este carácter excepcional de
Yahvé, ¿qué se le pide a Israel? Todo se condensa en un precepto:
« Amarás a Yahvé, tu Dios, con todo el corazón... ». Se trata de un
único precepto que unifica la vida entera. En otros pasajes del Antiguo
Testamento no se exige directamente amar a Yahvé. En los libros proféticos
y en los Salmos se invita al pueblo a corresponder con fidelidad a la alianza,
a «temer a Yahvé», a «obedecerle», a «adherirse a él»... El Dt usa también
esas expresiones, pero es el único que presenta el « amarás a Yahvé »
como expresión suprema: es la respuesta profunda del hombre libre
(liberado por Yahvé) que se entrega libremente a él. Se trata de un amor
que incluye la obligación de servirle y cumplir sus preceptos: « Y nos
mandó cumplir todos estos mandatos temiendo a Yahvé.. .»; pero
excluye el temor de esclavo: la alianza con Dios capacita al pueblo para
servirlo y amarlo. El «amarás a Yahvé, tu Dios», llega hasta lo más
profundo del creyente: « Con todo el corazón, con toda el alma, con
todas las fuerzas ...». Es una actitud que no admite límites ni pausas. De
lo más íntimo del creyente brota luego hacia el exterior y se manifiesta en
el cumplimiento fiel de cuanto dispone Yahvé. La obligación de recordar este
precepto básico abarca toda la gama de actividades humanas: « Estando
en casa y yendo de camino, acostado y levantado ». Se extiende a toda
la vida en el momento presente y se despliega hacia el futuro: " Las
inculcarás a tus hijos ". Así se formará una cadena viva que hará resonar
en cada generación las maravillas del pasado. En tiempos de Jesús, el
shemá es el compendio de la piedad judía: « Este es el mandamiento
principal y el primero » (Mt 22,37s). Jesús lo reafirma y lo amplía al
prójimo: si entramos en alianza con Dios sentiremos que todos los hombres
son hermanos nuestros (R. Vicent). Las exhortaciones de llevar colgados los
preceptos, tomadas en sentido literal, forman las filactelias, costumbre judía
de llevar los textos en cajitas colgadas de lacitos atados en la frente y brazo
izquierdo. También están en las jambas de las puertas, que tocan con los
dedos y luego besan al entrar o salir de la casa. Es la nuestra una religión
revelada. En una fe que procede de la «escucha» de Dios. Concédeme,
Señor, que te escuche más. Tú eres el único Dios.
- Amarás al Señor, tu Dios . Jesús dirá: « toda la ley se resume en
este único mandamiento: ¡amarás! Dios es creador e inteligencia,
ciertamente. Pero, por encima de todo, quiere ser alguien con quien se
entra en relación. Dios es " Alguien que ama y espera ser amado ". Dios
es un corazón.
-“ Sentado... caminando... acostado... de pie... repetirás esas
palabras grabadas en tu corazón... en tu casa... en el camino... las
inscribirás en tus manos... en tu frente... en las jambas de tus
puertas ”. ¡Amarás!: amarás aseando tu casa y cocinando, trabajando en
eso o aquello, educando a los hijos, en tu despacho, ante la máquina de
escribir, con las manos al volante... en los ojos de aquellos que tú amas, en
los cuidados dados a los que sufren... etc.
-“ Cuando te hayas saciado, cuida de no olvidarte del Señor ”. El
bienestar podría alejarnos del amor de Dios (Noel Quesson).
3. El mundo nos invita a otros altares y a otros cultos, con ídolos más
o menos atrayentes. Hoy podemos recitar, cada uno, el salmo: « Yo te
amo, Señor, tú eres mi fortaleza... Invoco al Señor de mi alabanza y
quedo libre de mis enemigos. Viva el Señor, bendita sea mi Roca ...».
La proclamación de Dios como refugio seguro e inexpugnable –“roca”,
“fortaleza”, “peña”, “escudo”, etc.-, la encontramos también al final del
salmo, aquí se toman estos versículos; así los comenta S. Agustín: “ᄀoh
Dios mío, que primeramente me prestaste el auxilio de tu llamamiento para
que pudiera confiar en ti! Protector mío y escudo de salud y mi redentor:
eres mi protector porque no presumí de mis fuerzas levantándome contra ti
con el arma de la soberbia, sino que fuiste mi arma, es decir, encontré una
firme fortaleza de salvación, de modo que al instante de mostrármela me
redimiste”.
Llucià Pou Sabaté