TRABAJO Y PAN
Carta monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para el 19º domingo durante el año
(11 de agosto de 2013)
El 7 de agosto hemos celebrado a San Cayetano. En la Argentina, es la oportunidad que tiene
el pueblo para pedir su intercesión a Dios, por un tema central en la vida de cada persona y
familia, que es el trabajo. También en nuestra Diócesis, en distintas comunidades hubo
celebraciones. He tenido el gozo de compartir una multitudinaria procesión y Misa en la
Parroquia San Cayetano, de Posadas. Debo señalar que siempre quedo impresionado por la
religiosidad y a la vez por la claridad del mensaje que nos da nuestra gente sobre la importancia
que tiene “el trabajo”, en la vida de una sociedad. Estos mensajes profundos son enviados desde
el sentido común y sensatez que tiene la sabiduría del pueblo. Lamentablemente a veces se toman
aspectos superficiales de las movilizaciones masivas que genera la devoción a San Cayetano y no
se hace una lectura profunda de la fe de nuestro pueblo, ni se tiene en cuenta que pueden ser
indicadores, quizá las mejores encuestas para evaluar, corregir y encaminar el rumbo de toda
proyecci￳n econ￳mica, social, cultural… Quiero se￱alar en esta reflexi￳n que desde hace algunas
décadas se fueron instalando propuestas económicas sobre todo neo-liberales donde el trabajo no
es “la clave” del crecimiento. Ha sido casi habitual que los mismos ministerios que han encarado
el problema económico en general no han incluido como esencial el tema del trabajo. Se han
generado otros ministerios o secretarías que se refieren al trabajo, ubicando esta problemática
más en un ámbito social, que en el económico. Sobre todo el neoliberalismo de la década del 90
acentuó esta ruptura que no sitúa la persona, ni el trabajo en el centro del problema económico.
No es casual que en nuestra América Latina se da por un lado un cierto crecimiento económico y
por otro siga acentuándose la inequidad social. La gravedad de la desocupación o la precariedad
laboral y la gente que sobrevive de “changas”. En esto la multiplicaci￳n de formas de
asistencialismo da￱￳ la cultura del trabajo. Es importante recordar el documento “Laborem
excercen” del Papa Juan Pablo II, en donde subraya la ense￱anza que habitualmente nos da la
doctrina social de la Iglesia, acentuando la prioridad del trabajo sobre el capital. En sí debemos
afirmar la importancia del capital para el crecimiento, pero dicho crecimiento es genuino,
consistente y justo, cuando está ligado al trabajo.
Será una clave en nuestra Patria y Provincia profundizar en el eje de “la cultura del trabajo”,
que tanto tiene que ver con nuestra identidad heredada de nuestros antepasados, que por
generaciones consideraron “su trabajo” como clave para crecer. Aunque nuestra realidad va
cambiando y la globalización y la tecnología generan nuevos escenarios, deberemos tener en
claro que si nos sometemos “solo” a “lo virtual” seguiremos generando rupturas con la realidad
en donde el proceso de concentración y exclusión seguirán profundizándose.
En el Documento de Aparecida cuando se refiere al trabajo se￱ala: “Alabamos a Dios porque
en la belleza de la creación, que es obra de sus manos resplandece el sentido del trabajo como
participación de su tarea creadora y como servicio a los hermanos y hermanas. Jesús, el
carpintero (Mc. 6,3), dignificó el trabajo y al trabajador y recuerda que el trabajo no es un mero
apéndice de la vida, sino que “constituye una dimensi￳n fundamental de la existencia del hombre
en la tierra”, por la cual el hombre y la mujer se realizan a si mismos como seres humanos. El
trabajo, garantiza la dignidad y la libertad del hombre, es probablemente “la clave esencial de
toda la cuesti￳n social”.
El pasado 7 de agosto, hemos pedido y manifestado a San Cayetano que en cada hogar de los
argentinos y misioneros haya “pan y trabajo” o mejor que haya trabajo digno para tener el pan de
cada día. Pedimos la intercesión de San Cayetano a nuestro padre Dios, para que podamos
revalorizar “la cultura del trabajo” en todos los ámbitos con la certeza que esto nos hace más
dignos, porque nos ayuda a plenificar humanamente como imagen y semejanza de Dios.
¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!
Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas