“El que quiera servirme, que me siga, y donde yo esté, estará
también mi servidor”
Jn 12, 24-26
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. LA MUERTE DE JESUCRISTO COMO SU TRIUNFO
La hora de la muerte de Jesucristo ya es inminente. Hecha la entrada
mesiánica en Jerusalén, el período para su muerte está ya en marcha. Esta
es la hora tantas veces anunciada, así esta relatada en Jn 2:4; 7:30; 8:20;
13:1; 17:1 y la que sistematizó su vida.
Pero esta hora es la hora en que el Hijo del hombre será glorificado. San
Juan, es el evangelista que, por excelencia, destaca la muerte de Jesucristo
como su triunfo: no sólo victoria sobre el pecado, sino paso, pascua, al Padre
(Jn 13:1) e ingreso de su humanidad en la plenitud de sus derechos divinos
(Jn 17:1b.5.24).
2. "LES ASEGURO QUE SI EL GRANO DE TRIGO QUE CAE EN LA
TIERRA NO MUERE, QUEDA SOLO; PERO SI MUERE, DA MUCHO
FRUTO”
Este fragmento del Evangelio, nos Ilustra este triunfo, es la comparación
parabólica con el grano de trigo. Si el grano de trigo que cae en la tierra no
muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. Lo que Cristo enseña con
una semejanza es la riqueza del fruto universal (Jn 11:52) de su muerte.
Así es, como en esta ocasión, Jesús por medio de esta metáfora, nos anuncia
su glorificación por su propia muerte por medio de la comparación con el
grano de trigo, con lo cual nos hace ver que su muerte no será un fracaso, al
contrario será los que nos permitirá una vida nueva.
3. NO SIRVE UN GRANO DE TRIGO SIN GERMINAR
Como es habitual en Él, Jesús es un hombre sencillo para comunicarse con
los suyos, y emplea un lenguaje que no es difícil de entender. En esta ocasión
los hace con metáforas de la vida ordinaria como en este caso de la semilla
del trigo, todo campesino sabe muy bien que al sembrar el grano en la buena
tierra, este muere, esto es, se pudre, pero como consecuencia de esto, de el
surge una nueva planta que crece y luego bien regada da muchos granos
más, y su siembra resultaría un verdadero fracaso si el grano no muriera.
Es así, como no sirve un grano de trigo sin germinar, pero la germinación de
vida supone entrar él mismo en la muerte, como la muerte de Jesucristo y de
los que estamos unidos a Él por la fe y el Bautismo, es como la muerte del
grano de trigo y de esa muerte nace Vida Nueva. Para seguir a Cristo, no
podemos evitar la cruz, si lo hiciéramos, estaríamos siendo como el grano sin
germinar.
4. EL QUE QUIERA SERVIRME, QUE ME SIGA, Y DONDE YO ESTÉ,
ESTARÁ TAMBIÉN MI SERVIDOR.
Jesús nos invita a seguirle y nos pide siempre entrega total. Nos invita a
tener una actitud de confianza completa y sin reservas a la salvación del
reinado de Dios, siguiendo a Cristo perderemos muchas cosas superfluas de
esta sociedad, pero se convertirán en ganancia en fuente de vida. Jesús
siempre nos pide una entrega radical y nos pide una vida sin egoísmo y sin
pensar en asegurar nuestra propia existencia, tenemos que olvidarnos por
completo de sí mismo, como él lo hizo y sin palabra, él lo hizo con su vida en
la cruz.
El que sirve a Cristo, ha de seguirle. Donde Cristo está, también deberá estar
él. Si Él está ahora en la muerte, también el servidor ha de seguirle por este
camino. “El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz
y sígame” (Mt 16:24 par.). La ense￱anza no se limita a solos los ap￳stoles o
discípulos; es universalmente para todos. Esto exige, en orden a la vida
eterna, perder su alma en este mundo.
Cuando leemos los Evangelios de san Juan, el mundo tiene el sentido de los
hombres malos. Por eso, el que quiera guardarla intacta y preservarla (Jn
17:12) para la vida eterna, ha de perderla para la vida de este mundo malo.
5. PARA DAR BUENOS FRUTOS, HACE FALTA ENTREGARSE COMO
SEMILLA
El Evangelio siempre nos pide un cambio y un compromiso, si miramos como
está la sociedad hoy día, encontramos ese mundo malo del que habla Juan,
donde cada vez hay menos interés por vivir como nos ha enseñado Jesús,
donde se pierde fácilmente el estímulo por ser solidario con los más pobres,
un mundo que le es difícil amar y entregarse incondicionalmente al prójimo
de la forma como Jesús nos ha pedido, una sociedad olvidada de orar.
Entonces nos preguntamos ¿Qué frutos se pueden esperar con esta forma de
vida? Para dar buenos frutos, hace falta entregarse como semilla, hace falta
comprometerse por lo que uno cree, entonces si queremos dar fruto,
debemos ser capaces de darnos, de entregarnos, de morir por aquello que
estamos convencidos que es bueno.
6. “SERVIR” Y “SEGUIR”
A los cristianos se nos exige renunciar a nosotros mismo, renunciar a
nosotros mismos en el servicio. “Servir” y “seguir”, son dos palabras que se
usan frecuentemente para decir que somos cristianos: se sirve al Señor y se
sigue al Señor y si seguimos a Cristo en todo momento y en todas las
circunstancia, muriendo con Cristo, también seremos glorificados con Él. Así
es, como el premio a este “servicio” y “seguimiento” a Cristo, será como nos
anuncia El mismo: será honrado por mi Padre".
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant