XXI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C.
Padre Dr. Juan Pablo Esquivel
+ El Evangelio de hoy se abre con la pregunta de un curioso…
Muchos abordan el mundo religioso por cierta curiosidad (vida de
ultratumba, fin del mundo; “milagritos”, etc.), “curiosidades” planteadas
de modo tal que poco o nada tienen que ver con nuestra propia salvación.
Esta clase de curiosidad puede ser malsana (“zapping” religioso:
damos una ojeada, para ver si hay algo que “nos interese” ; nos asomamos
a la religión con la actitud de quien va al shopping a dar una vuelta, para
entretenerse un rato, o sólo “cuando sentimos la necesidad” (¿?)... sin
comprometerse . Y por eso Jesús no responde directamente a la pregunta
de este hombre. Y en vez de darle una respuesta que simplemente
satisfaga su curiosidad, le da una respuesta que le ayude para su vida .
En realidad, las “cuestiones” de orden religioso se resuelven a nivel
más profundo que el intelectual: a nivel vital ; nadie puede considerarse
piadoso o religioso sólo por saber cosas, datos sobre la religión; sino por
estar personalmente comprometido con Jesucristo , porque lucha por entrar
en el Reino, y no sólo por “saber algo sobre Dios”.
+ La exhortación del Señor es clara: “esfuércense, luchen por entrar
al Reino…” La gracia de Dios exige que pongamos todo nuestro esfuerzo y
energía para alcanzar el Reino.
Para hacernos ver esto, Jesucristo nos enseña hoy 2 parábolas:
Puerta angosta (pensemos lo que sucede en las grandes
aglomeraciones…) Para poder entrar hay que esforzarse, sino…¡nos
quedamos afuera! Se insinúa aquí el esfuerzo contra las malas
inclinaciones, el pecado, y esfuerzo para activar todas las virtudes que el
Señor nos regala.
Padre de familia, que cierra la puerta antes de que comience el
banquete, con lo cual los retrasados no entran (el dueño de casa dice
incluso que no los conoce )
+ Los invitados retrasados ponen argumentos, pero no basta haber
comido y bebido en la casa del Señor, ni tampoco haber estado presente
durante la predicación. Lo que el Señor pide para dejarnos entrar es que
hayamos obrado bien: el Amor, la Caridad, fundamentada en la Fe, y
alimentada por la Esperanza. Por eso los echa, diciéndoles que ellos han
obrado con maldad
Por otra parte, los conceptos que aquí aparecen ( “comer y beber,
predicación” ) nos hacen pensar en nuestra Misa … Y por lo tanto, esta
palabra es para nosotros: no basta con “venir” a Misa, “oír” la Misa,
“estar” en la Misa... Participar de verdad implica hacerla vida : sinó,
corremos el riesgo de que, aunque el Señor nos vea frecuentemente
sentados en la Iglesia (calentando el banco, charlando con el de al lado,
criticando a alguno, respondiendo al celular, etc), nos diga “No los
conozco”.
+ El final de las parábolas muestra 2 situaciones muy distintas entre sí:
v los que están en la fiesta
v y los que se quedan fuera “con llanto y crujir de dientes”, situación
dramática y tristísima: quedarse fuera del banquete del cielo implica
haber rechazado para siempre la amistad, el amor y la alegría que Dios
vino a ofrecer cuando se reveló como nuestro Salvador.
Por eso, mientras tenemos tiempo, tenemos que aprovechar para
responder a las invitaciones del Se￱or… Después ya no habrá más
oportunidades… Y será demasiado tarde…
En el banquete eterno estarán todos los amigos de Dios, es decir,
los santos: hombres de todos los tiempos y lugares ( de toda raza, lengua,
pueblo y nación ). Muchos que jamás brillaron en la historia de los
hombres, muchos que aparentemente eran insignificantes, entrarán y
ocuparán los primeros puestos… Y muchos que aparentemente eran
ganadores”, “nacidos con estrella”, “los primeros” , ante la mirada de Dios
puede que sean los últimos… si es que “llegan”…
+ El Evangelio de hoy es claro: la palabra escuchada es para ser
puesta en práctica . No basta con ser bautizado, estar en algún grupo de la
Iglesia, o ir a una procesión de vez en cuando. Tampoco - mucho menos -
pasa la solución por realizar “gestos religiosos” simplemente rituales
(como hacen algunas sectas raras que hoy andan por todas partes); o bien
tomar la religi￳n (incluso la Fe Cat￳lica) con una actitud “light”,
“descafeinada”, como quien va al shopping: una fe sin compromisos,
desencarnada.
Pensemos por un instante en qué consiste, concreta, específica y
cotidianamente para nosotros ser católicos: si es el ya clásico “no robo,
no mato, no hago mal a nadie” , permítanme recordarles una vez más
que los bancos sobre los cuales están ahora sentados cumplen con
creces éstas condiciones... Más aún: llegan a la Misa a tiempo, no se van
antes, se pasan el día entero en la Iglesia, escuchan las homilías sin
bostezar, y no hablan mal de los otros feligreses... ¿Será que los
cristianos nos conformamos con no ser mejores que los bancos de
nuestros templos?
+ María Ssma. es ensalzada como la que escuchó la Palabra del
Se￱or y la puso por obra… Ella nos muestra el camino… ¡Sigámoslo!
Amén.