EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
lunes 26 Agosto 2013
Lunes de la vigésima primera semana del tiempo ordinario
Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 1,1-10.
Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la Iglesia de Tesalónica, que está unida a Dios
Padre y al Señor Jesucristo. Llegue a ustedes la gracia y la paz.
Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, cuando los recordamos en
nuestras oraciones,
y sin cesar tenemos presente delante de Dios, nuestro Padre, cómo ustedes han
manifestado su fe con obras, su amor con fatigas y su esperanza en nuestro Señor
Jesucristo con una firme constancia.
Sabemos, hermanos amados por Dios, que ustedes han sido elegidos.
Porque la Buena Noticia que les hemos anunciado llegó hasta ustedes, no
solamente con palabras, sino acompañada de poder, de la acción del Espíritu Santo
y de toda clase de dones. Ya saben cómo procedimos cuando estuvimos allí al
servicio de ustedes.
Y ustedes, a su vez, imitaron nuestro ejemplo y el del Señor, recibiendo la Palabra
en medio de muchas dificultades, con la alegría que da el Espíritu Santo.
Así llegaron a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y Acaya.
En efecto, de allí partió la Palabra del Señor, que no sólo resonó en Macedonia y
Acaya: en todas partes se ha difundido la fe que ustedes tienen en Dios, de manera
que no es necesario hablar de esto.
Ellos mismos cuentan cómo ustedes me han recibido y cómo se convirtieron a Dios,
abandonando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero,
y esperar a su Hijo, que vendrá desde el cielo: Jesús, a quien él resucitó y que nos
libra de la ira venidera.
Salmo 149(148),1-2.3-4.5-6a.9b.
¡Aleluya!
Canten al Señor un canto nuevo:
su alabanza en la asamblea de los santos.
Alégrese Israel de quien lo hizo,
festejen a su rey, hijos de Sión.
Su nombre alaben en medio de danzas,
el arpa y el tambor toquen para él.
Pues el Señor se siente bien con su pueblo,
con su salvación reviste a los humildes.
De júbilo triunfante rebosan sus fieles,
de sus esteras gritan de alegría;
en su garganta están los elogios de Dios
y en su mano, la espada de dos filos,
para aplicarles la sentencia escrita: eso es un honor para todos los suyos.
Evangelio según San Mateo 23,13-22.
" ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino
de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para
conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno
de la Gehena que ustedes!
¡Ay de ustedes, guías, ciegos, que dicen: 'Si se jura por el santuario, el juramento
no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale'!
¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace
sagrado el oro?
Ustedes dicen también: 'Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se
jura por la ofrenda que está sobre el altar'.
¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa
ofrenda?
Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por
él y por todo lo que está sobre él. Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel
que lo habita.
Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.
Comentario del Evangelio por:
Regla del Maestro (regla monástica del s. VI)
Prólogo, 1-14.
“La encrucijada en nuestro corazón”
Oh hombre, tú el primero que has leído en voz alta, que a continuación has
escuchado, deja ahora tus otros pensamientos; sepas que si yo te hablo, es Dios
quien te advierte por mi boca. A él, al Señor Dios, debemos ir por propio gusto, por
nuestras buenas acciones y nuestras intenciones derechas, por miedo a que, en
razón de nuestra negligencia pecadora no seamos a pesar de ser llamados a
comparecer, ser llevados a la muerte... Pues el tiempo que vivimos todavía, lo
vivimos como un indulto, sin embargo la bondad de Dios espera cada día que
nosotros nos enmendemos, ella nos quiere mejores hoy que no como estuvimos
ayer.
Tú por tanto que me escuchas, presta atención, de suerte que mis palabras...,
caminado por el examen del espíritu, lleguen a la encrucijada de tu corazón. A ésta
encrucijada....deja atrás de ti una de las vías, esa ignorancia pecadora y entra al
momento en las dos vías de observación de los preceptos que se abren delante de
ti. Y mientras que nosotros buscamos ir a Dios lleguemos en la encrucijada de
nuestro corazón y examinemos las dos vías de conocimiento que vemos delante
nuestro. Examinemos por cuál de estas dos vías podemos venir a Dios (Mt 7,13-
14). Si continuamos a la izquierda, tenemos miedo -pues la vía es larga- no sea
que este lleve a la perdición. Si nos dirigimos a la derecha, estamos sobre camino
bueno, pues la vía es estrecha, y es la que lleva a los servidores diligentes a su
verdadero Señor.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”