XXII Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Jueves
Lecturas bíblicas
a.- Col. 1, 9-14: Hemos recibido la redención, el perdón de sus pecados.
b.- Lc. 5, 1-11: Vocación de los primeros cuatro discípulos.
En este evangelio encontramos tres momentos: una panorámica de la actividad de
Jesús (vv.1-3), una historia de la pesca milagrosa (vv.4-9), y la llamada vocación
de Pedro y sus compañeros (10-11). La intención de Lucas, es colocar la llamada
vocacional, luego de un periodo de enseñanzas y milagros, con lo que la respuesta
de los apóstoles a Jesús, resulta más verosímil. La gente se acercaba a Jesús, para
oír la palabra de Dios y ÉL les enseñaba en las orillas del lago de Genesaret. Había
subido a la barca de Pedro, se sienta y como maestro comienza a enseñar a las
gentes que escuchaban. Este nuevo encuentro de Jesús con Pedro, que ya se
conocen, había sido su huésped, le sanó a la suegra, pero a su vez Pedro conoce el
poder de la palabra de Jesús. La adhesión de Pedro a Jesús es algo que ha sido
preparado con tiempo; es la palabra de Dios que se posesiona del hombre.
Acabado de predicar Jesús manda a Pedro que bogue mar adentro, lo hace él y sus
compañeros, para echar las redes se necesitaban, por lo menos, cuatro hombres,
pero habiéndole advertido que habían pasado la noche sin coger nada durante la
noche, tiempo para pescar, menos cogerán ahora por la mañana. La palabra de
Jesús se dirige a Pedro, sólo a él, lo distingue de la multitud. “Por tu palabra echaré
las redes” (v. 5), y nuevamente echaron las redes. La elecci￳n y la vocaci￳n exigen
fe, aunque no se comprenda racionalmente, es la esperanza contra toda esperanza
(cfr. Rom. 4,18). Es la fe de Abraham, Isaac y Jacob, de María de Nazaret (cfr.
Rm.4, 18-21; Gen.15,5). Recogieron una gran redada de peces y Pedro se echa a
los pies de Jesús y le pide alejarse de él por considerarse un pecador (vv. 8-9).
¿Qué había sucedido? Simón reconoce que la palabra de Jesús tiene autoridad y
que realiza lo que las fuerzas humana no pueden lograr, a su palabra nada se
puede oponer. La fe en la palabra poderosa del Maestro, no se ve frustrada, las
redes estaban a punto de romperse debido al número de peces. Pedro ve en Jesús
una manifestación de la gloria de Dios, lo que suscita la conciencia de su condición
de pecador, lo que lo hace alejarse de ÉL (cfr. Is. 6,5; Lc.3,21; Hch.5,19; 12,17).
Finalmente la llamada vocacional. Hasta ahora, Jesús ha estado sólo en su actividad
evangelizadora, luego de la admiraci￳n de Pedro y sus compa￱eros, le dice: “No
temas. Desde ahora serás pescador de hombres” (vv.10-11). Si bien la palabra se
dirige a Pedro esto incluye a los cuatro primeros discípulos: Santiago y Juan, Pedro
y Andrés. (cfr. Mc. 1,16-20; Mt. 4,18-22). ¿Qué vio Jesús en estos hombres?
Pescadores de hombres que lo seguirán como discípulos (vv. 10-11). Jesús quita de
Pedro el temor reverencial a Dios, fundamento de toda vocación, en la que Dios se
muestra como el Santo y Fuerte. Hasta ahora Pedro había recogido peces del lago,
en adelante pescará hombres para el Reino de Dios. Pedro, Santiago y Juan,
dejaron las redes y lo siguieron. Lo que llenará la vida de Pedro y los suyos, es
Jesús, el Reino y la pesca de hombres. La manifestación de Dios, en Jesús, Pedro
la vive con ÉL, se reconoce pecador con temor revente y recibe la vocación para la
salvación. Ha comenzado el tiempo de la salvación.
Bien comprendió Teresa de Jesús, eso de ser discípula de tan gran Maestro, puesto
que se puso a su escucha y servicio, por esto les propone a sus hijos e hijas este
pensamiento: “No es peque￱o bien y regalo del discípulo ver que su maestro le
ama” (CV 26,10).