Domingo XXII. Ciclo C
Más importantes eres, más humilde debes ser.
EMILIO RODRIGUEZ ASCURRA / contactoconemilio@gmail.com
“Cuanto más grande seas, más humilde debes ser”, escuchamos en la primera lectura del
libro del Eclesiástico. En el Evangelio a su vez Jesús exhorta a no ocupar los primeros
bancos ni a invitar a parientes y conocidos a una fiesta organizada por nosotros,
evitando así todo anhelo de retribución. La lógica de la Escritura es distinta de la
humana, aparece aquí una lógica que podríamos denominar de los contrastes.
Lo normal en el mundo es ver que quien ostenta importantes cargos de poder más lejos
está de la humildad, pues más decisiones puede tomar sobre un mayor número de
personas y vemos a diario el uso despótico del mismo. Es común también que al llegar a
una fiesta, como al llegar al templo, quienes concurrimos habitualmente deseemos
ocupar los primeros asientos como si estuvieran reservados para nosotros, fruto de
nuestro cumplimiento de las prácticas religiosas.
Jesús nos invita este domingo a hacer de la humildad y el desinterés un plan de vida, el
mismo que él encarnó con cada una de sus actitudes. Lo normal sería que al organizar
una fiesta invitáramos a amigos y conocidos, pues cómo a invitar a quienes no
conocemos, Jesús nos insta a convocar a pobres y despreciados, es decir, a todos
aquellos que de ninguna manera podrán retribuirnos la invitación.
Esta lógica de los contrastes nos invita a hacer todo con humildad, no con deseos de
vanagloria ni reconocimiento, y dejando de lado todo tipo de interés egoísta, esos son
los valores que construyen el Reino, son valores “reinocéntricos”, en los que prima el
interés comunitario enfocado a la Salvación de todos, frente a la autorreferencialidad
que nos ahoga en nosotros mismos.-