Comentario al evangelio del Martes 10 de Septiembre del 2013
Para vivir con Él
Qué bien se organiza la vida Jesús. Y sin recurrir a muchos proyectos, papeles, documentos o
reuniones. Lo tiene claro y elemental: ora, vive con su comunidad de discípulos y sale a la calle a
evangelizar, predicando el Evangelio y haciendo bien a la gente. Así de sencillo, así de fecundo.
Gráficamente, podemos distinguir dos planos, el monte y el valle. El monte es, ante todo, el lugar de la
oración, de dirigirse al Padre, de momentos de amistad y de encuentro. Y sin prisas, “paso la noche
entera”. En este clima, cuando llega la luz del día, elige a los suyos, a los doce. Gente sencilla, pobre,
con escasos recursos personales, tocados de cierto nacionalismo excluyente. Hasta figura el traidor, el
Iscariote, que le entregará al enemigo. Luego, poco a poco, los irá cambiando; su presencia, constante
y activa, los trasformará. Desde luego, derribando fronteras y murallas para abrirlos a un destino
universal. “Con ellos”, con estos apóstoles, bajará al valle. Aquí se escenifica la secuencia: Está Cristo,
el Maestro; los apóstoles, el círculo más íntimo; luego, el grupo de discípulos; por fin, el pueblo entero,
incluso venidos de lejos, los extranjeros de Tiro y Sidón. Solo falta ya comenzar la actividad
evangelizadora: predicar y sanar, con la “fuerza que salía de él y curaba a todos”.
Miramos la escena, y lo tenemos fácil, -parece- a la hora de discernir cómo hemos de componer
nuestra vida. Pues, no. Resulta terriblemente arduo y laborioso dar unidad a nuestra vida: saber
conjugar la oración, el vivir con los más cercanos y derramarse en actividad, haciendo el bien a todos.
La dispersión nos puede; hacemos muchas cosas, pero no somos fecundos, nos falla la raíz. Por lo
menos, no nos engañemos y tomemos conciencia de ello. Afirmemos de corazón que “estar con Él”, la
adoración, el trato íntimo -como en Jesús- es lo primero; aquí nos alimentamos y tomamos fuerza para
lograr algo que ofrecer, algo que decir y la manera de hacerlo. Tengamos confianza: Jesús nos ha
elegido, es gesto de amistad personal. Él lo hará todo en nosotros y a través de nosotros.
Conrado Bueno, cmf