HOMILIA DEL V DOMINGO DE PASCUA. CICLO C
EL MANDAMIENTO NUEVO
I.- INTRODUCCIÓN
Como mi Padre me ha amado, así os he amado yo ”.
Debemos comprender estas palabras de Cristo situándolas en el momento
después de la última cena que fue el contesto en que fueron pronunciadas . Es
decir en la perspectiva de la separación inminente.
La tarde en la que él iba a ser entregado Jesús expresó su amor con palabras,
con un gesto y con un signo.
I.1 EXPRESÓ SU AMOR CON PALABRAS
Con gran deseo he deseado celebrar esta pascua con vosotros, ya no os
llamaré siervos sino amigos (Jn 15,15).
II.2 EXPRESÓ SU AMOR CON EL GESTO SORPRENDENTE DEL
LAVATORIO DE LOS PIES
Ejemplo de humildad y de servicio, de amor servicial , para que nosotros
hagamos lo mismo, prestando nuestro amor servicial a los hermanos.
III.3 EXPRESÓ SU AMOR CON EL SIGNO SUPREMO DE SU AMOR
Instituyó el sacramento de la Eucaristía por el que anticipó su Pascua ,
esto es, su paso de este mundo al Padre por su muerte y
Resurrección , actualizando en ella este misterio pascual .
Con lo cual reveló que estaba dispuesto a entregar su vida por todos los
hombres.
En la Eucaristía él asume el sacrificio de nuestras vidas a su sacrificio y lo
ofrece al Padre y funda la Comunidad de la Nueva Alianza , por eso a
continuación pasa a promulgar la ley de esta Nueva Alianza , el mandamiento
nuevo . Todo esto ha sucedido para expresarles su amor.
A continuación les dice que su amor es como el del Padre
II.- COMO EL PADRE ME HA AMADO
El amor del Padre al Hijo no es como el amor entre los amantes humanos, sino que es
una recíproca entrega “total” de si mismo .
En el Espíritu el Padre se da enteramente en el Hijo; en el mismo Espíritu el Hijo acoge y
devuelve la donación del Padre y así permanece en é l.
III.- ASÍ OS HE AMADO YO
Cristo nos ha amado igualmente que el Padre le ha amado a él , con la entrega total de
sí mismo en el mismo Amor, el Espíritu Santo en su muerte glorificadora por la que
el Padre le constituyó en Espíritu vivificante , esto es, capaz de enviarnos su Espíritu
Santo de amor.
Este misterio del amor se actualiza en el Bautismo y su plenitud en la Eucaristía .
Es en el Bautismo y sobre todo en la Eucaristía donde el Padre NOS COMUNICA el
Espíritu de amor de Cristo, como realidad fundante de nuestro amor a Cristo de la
siguiente manera.
1) El mismo Espíritu de Cristo que es la profundidad e intimidad de Dios y de Cristo
actúa vitalmente en el fondo de nuestro ser , donde el hombre adquiere
conciencia de si y es el origen de todo hacerse y transformarse, de su pensar y
decidir, previo a la distinción de las facultades, y llama al hombre.
2) Mediante una iluminación del corazón . Jer 27,7; Rom 8,14, etc.
3) Capacita a la libertad del hombre para acoger en la fe el mensaje cristiano .
4) “ Crea una disposición vitalmente experimentada con un conocimiento aconceptual
de Cristo necesario para la afirmación de la fe como respuesta integral del hombre,
que consiste en la elevación de las dimensiones fundamentales de la existencia
humana que son: creer, esperar y amar y las convierte en unas actitudes cristianas
que son:
III.1 Creer al Dios que se nos revela en Cristo : como Hijo de Dios, expresión del
amor del Padre, y como Señor y Salvador.
II I.2 Esperar en el Dios que se nos promete en Cristo: confiar en la promesa de la
Salvación, en él anticipada.
III.3 Amar al Dios que nos ama en Cristo: Amar al Dios-Amor en Cristo.
Cada una de ella incluye las otras dos pero la prioridad la tiene el amor.
La comunicación del amor divino es una realidad fundante del amor humano de la
que no se es directamente consciente, y solo se descubre su verdad en la medida que el
hombre es capaz de desarrollar sus implicaciones ( en el amor al prójimo ).
De esta forma el amor al prójimo es la forma como el hombre verifica su respuesta al
amor divino, el modo como puede hablar de un Dios vivo.
IV.- PERMANECED EN MÍ AMOR
La insistencia con que vuelve la afirmación de que Dios es amor (lo mismo en San Juan
que en San Pablo) y la energía especial con que se emplea el verbo “ permanecer ”,
permaneced en mi amor ” son un buen indicio de que no se trata (de una vaga metáfora)
ni de un atributo moral de Dios sino de una caracterización fundamental (metafísica)
del ser mismo divino como lo he dicho anteriormente.
Permaneceréis en mi amor si guardáis mis mandamientos .
EL amor al prójimo es el cumplimiento efectivo del amor a Cristo .
V.- ESTE ES MI MANDAMIENTO “QUE OS AMEIS LOS UNOS A LOS OTROS COMO
YO OS HE AMADO”
El mandamiento del amor antes era : “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” y ahora es :
Os amaréis como yo os he amado ”.
Lo cual implica dos cosas:
V.1 Amaréis con una entrega servicial total y dispuesta a dar la vida si fuera preciso .
V.2 Amaréis con el mismo amor que yo os he amado
Esto es, con mi Espíritu Santo de amor que os ha sido dado, dejándoos guiar con
él. Este amor se llama agapé que es el amor que procede del Espíritu.
Los discípulos deben ser uno ” en ese Amor como el Padre y el Hijo son uno ” en
el mismo Amor. (Jn 17,11; 21,22).
Este es mi mandamiento:
QUE OS AMEIS UNOS A LOS OTROS
El contenido del precepto se encuentra en dos palabras:
1) Que tengáis agapé los unos a los otros, la fraternidad de los discípulos (la unión de los
hermanos 1Pe 2,17) los constituye en grupo distinto gracias a su fe en Cristo y se
caracterizará por su amor de hermanos .
Pero Jesús no usó esta palabra de hermanos ” porque no tenía resonancia religiosa y
usó la palabra agapé .
El agapé implica que el amor recíproco tiene valor en la medida en que se ama a los
otros cristianos por amor de Dios o de Cristo. (Como yo os he amado).
2) Cuando los discípulos se aman así como Cristo les amó no solamente evocan el amor
que Cristo les profesaba y no solamente se muestran auténticos discípulos instruidos
de su precepto sino que continúan y prolongan el amor del Salvador mismo , una
fuerza que les impulsa a darse hasta el olvido de si mismo .
Ahora después de la explicación del mandamiento nuevo reflexionemos en lo siguiente:
Es verdad que el amor no puede ser mandado y menos un amor como el de Cristo, pero
si Cristo nos ha mandado este amor es porque antes nos ha sido dado en el
Bautismo y en la Eucaristía .
VI.- EN ESTO RECONOCERÁN QUE SON MIS DISCÍPULOS
En los albores del cristianismo, la comunidad primera de Jerusalén era un testimonio de
amor y de unión ante los de fuera , los creyentes eran bien vistos por todo el pueblo y la
gente se hacía lenguas de ellos porque en el grupo de los discípulos todos pensaban y
sentían lo mismo, teniendo una sola alma y un solo corazón .
Nadie pasaba necesidad, ciento cincuenta años más tarde según el escritor Tertuliano,
esa continuaba siendo la opinión de la calle. La gente reconocía pronto a los cristianos
con solo verlos, y comentaban “ MIRAD COMO SE AMAN ”.
En cambio hoy día ¿se nos reconoce así a los cristianos?
El poeta hindú Rabindrananth Tagore y el líder religioso hindú Gandhi, admiraban la
doctrina de Cristo pero cuando vinieron a Europa se fueron escandalizados de los
cristianos.
VII.- EL AMOR DE CRISTO ES MOTIVO DE GRAN ALEGRÍA
Os he dicho estas cosas para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo llegue a
plenitud .
¿ A qué gozo se refiere ?
Cristo quiso decir para que mi gozo, el gozo que siento de que mi amor esté en vosotros
(amándome) como un Padre gozoso del amor de sus hijos, también sea vuestro gozo no
solo en esta vida sino mereciendo cumplida alegría en la vida eterna, donde vuestro gozo
llegue a plenitud.
Padre Manuel Benito Fernández
VIII.- CARACTERISTICAS CONCRETAS DEL AMOR CRISTIANO
Para que nuestro amor al prójimo sea reflejo del amor de Cristo debe tener los mismos
caracteres que el de Cristo, que San Pablo describe en su himno a la Caridad en su
primera carta a los Corintios .
Los Corintios ponían su ideal de perfección en los dones espirituales visibles, llamados
carismas, San Pablo les dijo:” Aspirad a los carismas mejores ” y aún os voy a mostrar
un camino más excelente el camino por excelencia, el único camino del Reino celeste, es
el camino del amor cristiano (agapé) el amor que procede del Espíritu Santo , si
tuviera cualquier carisma, por importante que sea, sino tengo amor nada soy. Aunque
reparta todos mis bienes a lo necesitados sino, tengo amor nada me aprovecha.
Los carismas, la fe y la esperanza acaban con la muerte pero el amor no acaba nunca .
HIMNO AL AMOR CRISTIANO (1 Cor 13, 4-7)
El amor cristiano es paciente
El hombre caritativo está lleno de bondad, de una benignidad semejante a la de Dios que
se apareció con el nacimiento del hijo de Dios hecho hombre.
La caridad es servicial
El cristiano no rehúsa los servicios que se le pueden pedir, al contrario se pone a
disposición de los demás, adopta una postura que invita a que se pidan favores.
La gente lo define es un hombre de bien .
La caridad no es envidiosa
¿Como podría el que ama entristecerse del bien, que por definición debe querer al otro?
La caridad no es jactanciosa
Rechaza incluso el orgullo secreto que nos lleva a complacernos en nosotros mismos y a
considerarnos por encima a los demás porque nos creemos caritativos. Debo pensar:
Aunque distribuyese todos los bienes a los pobres, sino tengo amor nada soy, nada valgo.
La caridad no hace nada inconveniente
No devuelve mal por mal sino, que corresponde el mal con el bien.
La caridad no busca su propio interés
Sabe renunciar a su propio derecho cuando esto no perjudica a los demás, ama a
aquellos de los que no se puede esperar nada, ama a los enemigos porque no hay amor
más gratuito, más desinteresado y más semejante al de Dios y al de Cristo.
La caridad no se irrita
No tiene en cuenta el mal, no se alegra de la injusticia que puede ver en los demás, pone
su alegría en la verdad donde quiera que la encuentre aunque sea en sus enemigos.
La caridad excusa todo
Acordándose del mandamiento de Cristo,”No juzguéis (a los demás) y no seréis juzgados”
Se guarda de juzgar las intenciones que solo Dios conoce.
La caridad cree todo
Su reacción primera no es de desconfianza sino la presunción de inocencia.
La caridad espera todo
Persuadido de que el más miserable de los hombres posee posibilidades de hacer el bien.
La caridad soporta todo
Lejos de dejarse vencer por el mal vence el mal con el bien (Rom 12, 21)