HOMILIA DOMINGO XI LAS PARABOLAS DEL REINO - CICLO B
I.- Para comprender las parábolas del Reino lo primero que hay que saber que es el
Reino y para esto lo que hay que conocer es el Designio de Dios.
El designio de Dios que ya ha sido explicado en otras homilías.
II.- En segundo lugar que Cristo fue revelando progresivamente el misterio del Reino en
tres series de parábolas.
A la primera pertenecen las que pronunció junto al mar de Galilea entre las que se
encuentran las que hemos leído hoy.
La segunda serie fueron pronunciadas después de la Transfiguración.
La tercera serie pocos días antes de ser crucificado.
Conexión entre las parábolas y la historia de Cristo
La enseñanza en parábolas no sigue ni fue causada por la plena enemistad de los
fariseos (Mat 12: 24). Esto se verá más claramente.
Todas son ocasionadas por algún desinterés o repulsa por parte de sus oyentes,
incluso tratándose de oyentes que profesaban ser discípulos, pero en las tres series
de parábolas encontramos tres estadios diferentes de oposición farisaica.
Esta conexión interna entre las parábolas y la historia de Cristo explica mejor su
significado, lo cual aparece más evidente en las últimas.
III.- ¿ PORQUÉ EN PARÁBOLAS ?
Toda la enseñanza anterior de Cristo había sido sencilla, aunque inicial. En ella, él
había presentado el Reino de Dios por medio de palabras y exhibido de hecho en los
milagros como obras de amor y signos de la llegada del Reinado del amor de Dios.
Ahora los oyentes se separan en dos grupos:
1) Los que habían admitido esa primera presentación del Reino: sus primeros
discípulos.
2) El partido farisaico que había elaborado una teoría según la cual los actos y la
enseñanza de Jesús eran de origen satánico.
Cristo tenía que seguir predicando el Reino pero ahora tenía que ser en parábolas
para expresar mejor sus características.
La enseñanza en parábolas era la más apropiada al carácter de los misterios de Dios
mostrados ahora para la decisión final.
Ahora cada uno vería según su punto de vista hacia el Reino. A unos les sería revelado
lo que los profetas y justos desearon ver.
A otros les llegará el juicio del endurecimiento a no ser que se conviertan, llegaría el
cumplimiento de la terrible predicción de Isaías referente al endurecimiento final de
Israel (Isaías 6; 9,10)
IV.- Ahora voy a explicar las dos parábolas del evangelio de este día.
1ª) LA SEMILLA QUE CRECE POR SI SOLA (Mc 4, 26-29)
El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra, de día y de
noche el grano brota y crece sin que se sepa como
a) La anterior parábola del sembrador se refiere a la capacidad del terreno para
producir frutos, ésta se refiere a la vitalidad y ferocidad de la palabra de la
semilla que crece por sí sola.
“El Reino de Dios comienza a manifestarse como una luz delante de los
hombres, por la palabra, por las obras y por la persona de Cristo.
La palabra de Dios es como una semilla, depositada en el campo quienes la
reciben con fidelidad y se unen a la pequeña grey de Cristo recibieron el
Reino; (la semilla va germinando poco a poco por su vigor interno) y va
creciendo hasta el tiempo de la siega”
La presencia de Dios en Cristo es un misterio (Mc 4,11) que se funda en el
designio de Dios (LG nº5).
Cada persona que acoge la palabra es ya el Reino, pero el Reino lo
constituirán todos aquellos que han prestado su adhesión a Jesús.
EL REINO NO ES UNA CONSTRUCCIÓN HUMANA VIENE DEL CIELO
POR LA PALABRA DE CRISTO.
b) NO VIENE PREFABRICADO DESDE EL CIELO
Es como una semilla sembrada por Cristo y su Espíritu en el fondo del alma.
c) ES UNA SEMILLA DE VIDA ETERNA
Lleva dentro el poder de transformarnos, de potenciar un desarrollo armónico
y una larga historia de crecimiento.
En este tiempo conviene esperar pacientes y tranquilos y confiar en el
poder de la acción de Dios. Más a pesar de la tranquilidad de la espera, la
mirada se dirige a la cosecha.
2ª) El segundo punto de la parábola hay que ponerlo en la grandeza escatológica:
“La semilla germina y va creciendo…. Cuando el grano está punto se mete la hoz,
porque ha llegado la siega”
V.- APLIQUEMOS ESTE EVANGELIO A NUESTRA VIDA
1) Jesús quiere sobre todo dar aliento a los oyentes con esta parábola: Deben saber
que la sementera se ha llevado a cabo con éxito; que las fuerzas de Dios siguen
operando, aunque ocultas y desarrollándose de una forma callada, pero la llegada
es segura, como el germen o semilla sigue dando el fruto.
2) Exige de nosotros una actitud fundamental de confianza creyente en Dios, que
opera en silencio y hace madurar su semilla y una serenidad que saca paz y fuerza
de ese crecimiento.
3) Nuestra actitud:
a) No ha de ser meramente pasiva sino receptiva, acoger y dejarnos invadir por el
Espíritu Santo y responder a la palabra con una adhesión amorosa a Cristo.
b) La vitalidad de nuestra vida espiritual reside en reconocer nuestra insuficiencia
pero levantando nuestro corazón a Dios y diciendo: “ Sin la gracia yo no
puedo nada, todo lo puedo en aquel que me conforta ”.
La semilla de la planta de mostaza aunque no es la más pequeña, era tenida en el
habla popular como la menor de todas las semillas. La expresión pequeña como un
grano de mostaza había pasado.
Es cierto que hay otras semillas más pequeñas pero San Marcos quiere resaltar la
desproporción entre la semilla y la planta.
1º) Cuando ha crecido es mayor que todas las hortalizas y se hace como un gran árbol
de tres o cuatro metros de altura, no en comparación con los otros árboles sino
como los arbustos en los huertos.
El meollo de la parábola reside en la antítesis entre la pequeñez de la simiente y la
altura del árbol. La mediocridad de sus comienzos promete la floración del Reino
escatológico.
Cristo ha debido alentar más de una vez a sus discípulos , asustados por el
fracaso de su obra y por las amenazas que pesaban sobre ellos.
a) Les decía : “ No temáis, pequeño rebaño, porque ha sido del agrado de
vuestro Padre daros el Reino ” Luc 12, 32
b) En una de estas ocasiones les dijo esta parábola.
2º) El segundo acento de la parábola también es ésta, hay que ponerlo en la grandeza
escatológica del Reino. Esto está simbolizado por los pájaros.
Ha habido muchos intentos por identificar el árbol grande con la Iglesia de hoy
extendida por todo el mundo.
“Esto recuerda demasiado el mesianismo nacionalista y terrestre del judaísmo
tardío, según el cual las aves representan a los paganos que vienen a refugiarse
con sus riquezas en una Jerusalén renovada, glorificada”.
Pero para Jesús el Reino mesiánico es solamente el comienzo terrestre del Reino
de los cielos, es inseparable de su cumplimiento eterno, es ya espiritual.
La grandeza de la Iglesia está en su esencia celestial.
La Iglesia no se realiza con las grandezas del orden humano, la grandeza de la
Iglesia está en su futuro celestial. ¡ Allí es donde está el árbol grande ! Y todo lo
que es temporal sigue estando en el punto de partida.
El pensamiento de una expansión triunfal de la Iglesia o de nuestra
capacidad para construir el Reino de Dios, es un engaño peligroso y hasta la
misma historia terrena lo contradice. Jesús piensa exclusivamente en las
prodigiosas fuerzas divinas y en el incontrovertible resultado final de Dios ”.
Este resultado final viene simbolizado por “los pájaros del cielo que vienen a anidar
bajo su sombra”, es como un símbolo del Reino de Dios que acoge a muchos
pueblos y se convierte para ellos en su hogar, en donde encuentran alimento en los
granos de mostaza a la que están aficionados los pájaros sobre todo los jilgueros.
Esto simboliza que la doctrina del Reino, si se explica bien, es lo que anhela el
corazón del hombre, y cuando es conocida atrae hacia Cristo en la Iglesia.
3º) El Reino de Dios opera ciertamente sobre la tierra y dentro de la Iglesia ; pero no es
una realidad visible como la Iglesia, ni presenta su firme organización.
Tampoco está sometido a ninguna evolución terrena, cómo lo está la Iglesia en el
curso de la historia.
No se desarrolla a través de factores naturales, mediante los planes y acción de
los hombres, sino que crece, gracias a las fuerzas ocultas de Dios Padre que lleva
la iniciativa en todo.
En realidad el que hace crecer el Reino de Dios es el Padre en Cristo por el
Espíritu Santo y desde adentro: El hombre interior es el Reino
Pero sin espectacularidad, de manera que ese crecimiento no se advierte a simple
vista, se ve a más largo plazo. Pero es irresistible, crece a pesar de los obstáculos
y condiciones adversas.
a) La renovación interior por el Espíritu de amor no hay quien la paralice (a no ser
el pecado). Nada ni nadie nos puede apartar del amor de Dios en Cristo.
b) Y la fraternidad que es el corazón del Reino, brota y crece en cualquier lugar en
que el Espíritu puede hacer su obra: en los campos de concentración, en las
tragedias y adversidades, etc.
Padre Manuel Benito Fernández