XXV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
Pautas para la homilía
"El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar"
En la Primera lectura Amós critica a los poderosos que en tiempos de crisis (los
Asirios habían destruido el Reino del Norte de Israel y el pueblo vivía en la escased)
aprovechan la oportunidad para enriquecerse, y enriquecerse no engañando a los
comerciantes o autoridades, sino explotando a los más pobres, a los miserables. ¿A
qué nos recuerdan esas palabras hoy?
En la Segunda Lectura, cuando San Pablo anuncia la salvación para todos y nos
pide que oremos unos por otros, y especialmente por aquellos que tienen
responsabilidades de gobierno, y que lo hagamos limpios de ira y divisiones. La
oración común es un instrumento generador de cambio, primero porque es capaz
de generar espacios de encuentro entre aquellos que están divididos (los primeros
pasos en materia ecuménica se debieron a oraciones conjuntas). En estos
momentos en los que los conflictos armados son una realidad, la petición de Pablo
de orar unidos y hacerlo por los gobernantes es una petición que nos ha actualizado
el Papa Francisco y a la que todas las personas de buena voluntad deberíamos
sumarnos.
El Evangelio nos relata la parábola del administrador astuto, que ante la pérdida de
su puesto encontró la forma de garantizarse un futuro. Es curioso ver cómo se
desarrolla la parábola: el hombre rico despide al administrador por lo que le
cuentan de él, y el administrador se ve en la necesidad de asegurarse un futuro; un
futuro que no se había asegurado previamente, ya que si hubiera venido
defraudando a su señor no hubiera tenido la necesidad de obrar con esa urgencia a
posteriori. Puede que ese sea el motivo de la felicitación del señor, que
reconociendo implícitamente una gestión justa ha descubierto el engaño final
producido precisamente por la falta de previsión del administrador, que ha
gestionado bienes durante años y nada ha acaparado. Ni siquiera se guarda nada
para él, solamente se garantiza que le reciban cuando lo necesite.
Jesús nos llama a gestionar sabiamente, a no acaparar, a no poner el dinero como
fin en sí mismo, sino como un medio para vivir y construir una realidad más justa.
Si vives para acaparar, apegado a lo económico, ese apego no te dejaré ser libre
para servir a Dios.
La parábola habla del injusto dinero, situándolo en un nivel inferior a las cosas cuya
gestión es realmente importante. Hay una frase que dice: “Todo lo que se puede
comprar con dinero es barato”. ¿Quién puede comprar el abrazo de un ser querido
que ha fallecido? ¿O el perdón verdadero de una persona a la que hemos hecho
daño? ¿O la salud? No debemos olvidarnos de las cosas cuya gestión también
requiere nuestro esfuerzo, y que a veces descuidamos.
El Evangelio habla de la responsabilidad en lo cotidiano, en las cosas pequeñas que
nos prepara para ser responsables en los momentos cruciales. Son las cosas
sencillas las que van construyendo nuestra vida, y son esas pequeñas acciones las
que marcan la diferencia.
Julia y Maro
Fraternidad Laical del Olivar (Madrid)
Con permiso de: dominicos.org