XXV Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Sábado
"Yo seré para ella -oráculo del Señor- una muralla de fuego en torno, y gloria
dentro de ella."
I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la profecía de Zacarías 2,5-9.14-15ª.
Alcé la vista y vi a un hombre con un cordel de medir. Pregunté: «¿Adónde
vas?»
Me contestó: «A medir Jerusalén, para comprobar su anchura y longitud.»
Entonces se adelantó el ángel que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al
encuentro, diciéndole: «Corre a decirle a aquel muchacho: "Por la multitud de
hombres y ganado que habrá, Jerusalén será ciudad abierta; yo la rodearé como
muralla de fuego y mi gloria estará en medio de ella –oráculo del Señor–."»
«Alégrate y goza, hija de Sión, que yo vengo a habitar dentro de ti –oráculo del
Señor–. Aquel día se unirán al Señor muchos pueblos, y serán pueblo mío, y
habitaré en medio de ti.»
Jr 31,10.11-12ab.13 R/. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño.» R/.
«Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte.»
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R/.
Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 9,43b-45:
En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus
discípulos: «Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar
en manos de los hombres.»
Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro que no cogían el
sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.
II. Compartimos la Palabra
… Gozarán los jóvenes y los viejos; convertiré su tristeza en gozo, los
alegraré y aliviaré sus penas
Una invitación a la alegría. A buscar la verdadera alegría. Aquella que nace en
Dios, mira a Dios y vuelve a Dios. Aquella que resiste las pruebas y las
fragilidades, que nos abre un camino de verdadero consuelo, que desemboca en
una Vida Nueva.
No es posible evitar el dolor. Dolor y vida, a veces, muchas, van unidos, pero no
debería ser la desesperación nuestra respuesta, sino la alegría, en forma de
serenidad y paz. Porque nuestra alegría se fundamenta en la esperanza. Porque
nuestra alegría nace de la Pascua, nace de la Vida.
Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del Hombre lo van a entregar en
manos de los hombres
Unas líneas más arriba, las lecturas nos llamaban a la alegría y ahora, Jesús nos
anuncia su pasi￳n y muerte… y no habla de resurrecci￳n. En un entorno de
alegría por las cosas “que hacía”, Jesús parece querer aguar la fiesta. Y los
discípulos, desconcertados, en su interior, se rebelaban contra estas palabras
que anuncian muerte y sufrimiento. Pero no preguntan… Tal vez les daba miedo
mostrar su propia ignorancia. No había llegado el momento de entender. Más
adelante lo entenderán todo.
Por un lado Jesús responde a las necesidades de la gente, y hace realidad
sue￱os y esperanzas… Por otro lado anuncia que será preso y entregado en
manos de los hombres, en manos de la gente. Algo no encaja.
Jesús llega a las personas, lo sienten amigo y salvador, y les cambia la vida,
pero… otros, en cambio, lo verán enemigo y no llegarán a Jesús. Y querrán
quitarlo de en medio porque les estorba y les complica la vida, y les hace perder
sus pequeñas, o grandes, parcelas de poder. Está claro que Jesús no significa lo
mismo para todos.
¿Nos llega o nos estorba? Interesante pregunta para nuestra reflexión personal.
Dña. María Teresa Fernández Baviera, OP
Fraternidad Laical Dominicana deTorrent (Valencia)
Con permiso de dominicos.org