Lectio Divina: XXVI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
Autor: P. Chuno Chávez Alva , C.M.
LA PALABRA HOY: Amós 6, 1.4-7; Salmo 145; 1 Timoteo 6, 11-16; Lucas 16,19-
31
Ambientación: Una mesa con panes, frutas, monedas…; y al pie, una peque￱a
vela con una flor.
Cantos sugeridos: Cuando el pobre nada tiene
Ambientación
Las lecturas de este domingo nos ponen en guardia frente a las riquezas, que
endurecen el corazón del que las disfruta y le impiden compadecerse ante la
necesidad de quienes les rodean. Que la Palabra abra los ojos de nuestro corazón a
la vida de los que sufren de manera que todos nuestros días sean expresión de la
ternura de Dios con ellos.
Oración inicial
Señor Jesús,
nos dejas una parábola
que nos recuerda cómo será nuestro encuentro definitivo contigo;
y así nos haces tomar conciencia
que cada uno recogerá lo que ha sembrado,
que será el momento del premio o del castigo,
y para ayudarnos a vivir en sintonía de amor contigo,
nos has dejado tu Palabra
para a vivir como quieres y esperas de nosotros,
y así dar testimonio de ti,
mostrando nuestra fe con nuestra vida.
Ayúdanos Señor,
a ser sensibles ante los que tenemos
a nuestro lado y así busquemos
dar testimonio de lo que creemos,
amando y sirviendo como Tú.
Que así sea
I. Lectio: ¿Qué dice el texto? – Lucas 16,19-31
II.
Motivación: El rico es un personaje anónimo, mientras que el pobre tiene un
nombre: Lázaro (“Dios ha ayudado”). Este texto nos ilustra sobre el desenlace fatal
de quien viviendo en el lujo se desentiende de la miseria de los demás.
Escuchemos:
Forma de leerlo:
Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura
Compara la situación del pobre y del rico antes y después de la muerte ¿Cuál es la
situación de los dos antes de la muerte?
¿Qué cambia en la situación del pobre y del rico después de la muerte?
¿Qué separa al pobre y al rico antes de la muerte? ¿Qué separa al pobre y al rico
después de la muerte?
En la conversación entre el rico y el padre Abrahán ¿qué pide el rico y qué le
responde Abrahán?
Otros textos bíblicos para confrontar:Mt 25,31-46; Lc 4,16-19; Lc 1,46-55.
II. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: También en nuestros días, la preocupación por el propio bienestar
camina unida a la despreocupación por la vida de los demás. Meditemos la Palabra
en actitud de conversión: si ella no transforma nuestra vida, no cambiaremos ni
aunque resucite un muerto.
¿En qué sentido yo puedo ser un “hombre muy rico”? ¿Cuáles son mis riquezas
hoy?
¿Puedo en algún sentido compararme con el “pobre Lázaro? ¿En qué sentido yo soy
pobre hoy?
¿Soy capaz de ver que hay pobres “junto a la entrada de mi casa”? ¿Descubro al
pobre en las “puertas” de mi vida?
Hacer una lista con los “pobres” con los cuáles tomo
contacto en mi vida habitual. ¿C￳mo me comporto con “esos” pobres que Dios pone
en mi camino?
¿Me doy cuanta qué en cada gesto de entrega, servicio y solicitud por los pobres en
esta vida me estoy jugando la plenitud de la vida eterna?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra
reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.
III. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Llamados a la conversión, le pedimos al Señor que nos ayude a
cambiar de actitudes, a transformar nuestro corazón, a veces endurecido, en un
corazón sensible ante las necesidades de los demás. Que la búsqueda de bienestar
no nos ciegue, haciéndonos incapaces de compasión ante el sufrimiento de los
hermanos.
Luego de un tiempo de oración personal, compartimos en grupos nuestra oración (o
todos juntos)
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo.
(Salmo 145)
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: San Vicente nos dice: “Dios ama a los pobres, y por consiguiente ama
a quienes aman a los pobres; pues, cuando se ama mucho a una persona, se siente
también afecto a sus amigos y servidores. Pues bien, esta pequeña compañía de la
Misión procura dedicarse con afecto a servir a los pobres, que son los preferidos de
Dios; por eso tenemos motivos para esperar que, por amor hacia ellos, también nos
amará Dios a nosotros. Así pues, hermanos míos, vayamos y ocupémonos con un
amor nuevo en el servicio de los pobres, y busquemos incluso a los más pobres y
abandonados; reconozcamos delante de Dios que son ellos nuestros señores y
nuestros amos, y que somos indignos de rendirles nuestros pequeños servicios. (XI,
273)
¿Qué mensaje nos deja este texto de Lucas? ¿cómo lo podemos vivir?
¿Cómo podemos desarrollar una mentalidad crítica que nos permita ver la injusticia
y la violencia que se esconden tras la riqueza?
La sangrante desigualdad social clama al cielo y el grito de los pobres suena con
fuerza en nuestros oídos. ¿Qué respuesta nos está exigiendo esta situación?
Oración final
Que no me ciegue la riqueza
Que mi existencia no dependa de lo que aparentemente veo
Que no me cierre a tu presencia
Que no viva de espaldas a las necesidades de mis hermanos
Que guarde la actitud del asombro que produce la fe
Que cuide mi riqueza interior más que la exterior
Que no me resista a vivir como quien sabe que es un peregrino
Que no olvide de mirar al cielo todos los días
Que no olvide de volver mis ojos a la tierra, todos los días
NO SEA YO, EPULÓN, SEÑOR
Si estoy frío, calienta mi espíritu
Si vivo de espaldas a tu Palabra, vuélveme en la dirección adecuada
SI estoy pendiente de los mil tesoros, hazme descubrirte como el más valioso
NO SEA YO, EPULÓN, SEÑOR
Y cuando llegue el día de partir,
encuéntrame dispuesto
Y cuando llegue el momento de morir,
hazme vivir en Ti.
Amén.
Con permiso de somos.vicencianos.org