Comentario al evangelio del Jueves 26 de Septiembre del 2013
El texto del evangelio de San Lucas nos habla hoy de los cuestionamientos de Herodes acerca de Jesús
y nos sontúa en el ambiente de su predicación y actuación profética.
Los rumores que sobre él se van extendiendo, que volvemos a encontrar con motivo de la confesión de
Pedro (¿"quién dice la gente que soy yo?") nos hablan de la gran resonancia y las expectativas que el
carpintero de Galilea suscitó con su extraño género de vida y su profetismo radical.
Compararle con Elías supone verle introduciendo el final de los tiempos.
Parangonarle con el Bautista es subrayar la radicalidad de su mensaje y la libertad de pronunciarlo ante
los poderosos.
Pero, como nos mostrará el mismo Lucas en la historia de la pasión, Herodes es simplemente un
frívolo que sólo busca espectáculo; y Jesús no está dispuesto a transigir, no le dirige ni una palabra.
Sólo la tiene para quien está dispuesto a dejarse interpelar, a cambiar el corazón, a entrar en una época
nueva, en un "fin del mundo".
El evangelista Lucas, ciertamente interesado por la historia, no quiere hacer de Jesús un objeto de
curiosidad histórica para su comunidad, sino el Mesías permanentemente presente en ella, orientador y
vitalizador de los suyos.
C.R.