III Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A.
Padre Dr. Juan Pablo Esquivel
S
+ El Evangelio de S. Mateo se caracteriza por un interés especial en relacionar
los hechos y palabras de Jesús con lo que ha sido escrito en el A.Testamento. Más
concretamente, Cristo aparece como realizando toda la carga de profecías,
esperanzas, instituciones y palabras del A.T.
Así, en el Evangelio de hoy vemos cómo con la llegada de Jesús a Galilea
alcanza su cumplimiento el anuncio del profeta Isaías (Iª lect): la Salvación no es
sólo para los judíos, sino para todos los hombres, de todas las razas y pueblos (y
por ende, también para los paganos).
+ ¿Y qué anuncia Jesús al comenzar su misterio público?
“¡C ONVIÉRTANSE , PORQUE SE HA ACERCADO EL R EINO DE LOS C IELOS !”
Es lo primero que pide el Señor... Y con este termino, “conversi￳n”, se
indica un cambio de mentalidad , una “re-orientación” existencial, un cambio de
toda la vida : modos de ver las cosas, actitudes, pensamientos, modo de
relacionarse con Dios y los demás hombres…
Y este cambio es exigido porque se acerca el Reino de los Cielos.
Recordemos que “Reino de los cielos”, o “Reino de Dios” es una realidad
central en el Evangelio de S. Mateo (que leeremos durante todos los domingos
de este año), aparece ya en el A.T.
El Pueblo Judío aclamaba a Dios como su único rey. Y cuando decían “rey”,
entendían esta palabra como podía entenderla cualquier hombre de aquellos
tiempos: una autoridad total, alguien que gobernaba sin que nadie le
pusiera límites...
Para muchos pueblos paganos (vg. Egipto), su rey = un dios. Pero
Israel sabía demasiado bien que los reyes no eran dioses, y por eso no rendían
culto a ningún rey. Su rey era para ellos algo así como un “lugarteniente de Dios” ;
que como hombre imperfecto que era, y por bueno que fuese, nunca llegaba a
realizar el ideal del perfecto gobernante. Por eso, ante el fracaso patente de los
gobiernos, aspiraban al día en que el mismo Dios asumiera la autoridad y
comenzara a reinar sobre el pueblo… Suspiraban por ese día, porque sabían que
cuando se hiciera la Voluntad de Dios, eso coincidirá con la perfecta felicidad
para todos… ¡Y esto sí que es una Buena Noticia ! (= Evangelio). Pero para
recibir esta Buena Noticia es necesario convertirse , cambiar de mentalidad y
actitudes…
Porque el Reino de Dios, aunque se instaura con la fuerza de Quien ha creado
todas las cosas, no se da “automáticamente”; “mágicamente”; sino que reclama
nuestra voluntad y nuestro esfuerzo, para que se instauren ya en este mundo
condiciones de vida dignas , y para todos los hombres; condiciones de vida que
estén de acuerdo con la Voluntad de Dios.
La llegada del Reino del Padre exige y reclama que todos los hombres puedan
gozar de la felicidad que Dios quiere para todas sus criaturas. Dios no quiere
postergar el Reino para después de nuestra muerte, sino que quiere que se
adelante ya en este mundo (=> no sólo felices “en el más allá”, sino ya desde
aquí ); aunque sigue siendo cierto que Dios se reserva en su Misterio lo que
sucederá después, y que ciertamente será mucho mayor y mejor que lo
que aquí vemos, y que lo que podamos pensar o imaginar.
+ Después de anunciar que se ha acercado el Reino, Jesús hace algunos
llamados a ciertos hombres para que vayan con Él a instaurar ese Reino. El Ev. de
hoy nos presenta el llamado a los cuatro primeros apóstoles. Y nos muestran
cómo ellos, apenas fueron convocados, respondieron “enseguida”, abandonándolo
todo, cosa que aparece bien destacada, porque debe servir de ejemplo a todos
los cristianos .
Estos hombres experimentaron la fascinación de la luz secreta que emana de
Cristo; y no quisieron demorarse en seguirlo para iluminar con su fulgor el camino
de su vida… Pero esa luz de Jesús resplandece para todos. Él se acerca a nuestra
oscuridad para darle sentido a nuestro vivir: al trabajo diario, al cansancio, a las
penas y alegrías… Aquellos pescadores de Galilea salieron de la penumbra de una
existencia sin relieve ni horizonte, y siguieron al Maestro, como lo harían más tarde
otros, y después no han cesado de seguirlo a lo largo de los siglos… lo siguen hasta
dar la vida por Él… y lo seguimos también nosotros…
Comprendamos hoy que si el Reino de los Cielos se ha acercado, entonces es
el momento de decidirse . Hay que instaurar ese Reino, y esa tarea no admite
postergaciones, ni hay otros valores que sean más importantes. Los discípulos no
son llamados sencillamente a gozar de los beneficios del Reino, sino a
trabajar por él. A ellos se les anunció que serían pescadores de hombres;
también a nosotros se nos llama a trabajar… En todo lugar, no solamente como
misioneros, sacerdotes o religiosos, sino también como padres de familia, obreros
empleados, funcionarios, artistas o deportistas… en todas partes y en todo
momento tenemos la responsabilidad de trabajar para crear a nuestro alrededor
condiciones de vida en las que todos los demás perciban que Dios se hace presente,
que el Reino se acerca.
+ El Concilio Vaticano II, que renovó profundamente a la Iglesia, nos ayudó a
adquirir una especial sensibilidad para descubrir los “signos de los tiempos”
(realidades cotidianas a través de las cuales el señor nos está hablando)
Teniéndolos en cuenta: ¿Cómo debe ser una respuesta a esta invitación del
Señor, que sea adecuada a nuestro tiempo? Una respuesta decidida y audaz.
Como la de quien dijo “Yo soy la esclava del Se￱or”.
Amén