HOMILIA DEL XXVI DOMINGO ORDINARIO.- CICLO A 2014
“PARÁBOLA DE LOS DOS HIJOS” (Mat 21, 28-32)
1.- INTRODUCCIÓN
Esta parábola la enseñó Jesús en el Templo de Jerusalén. El motivo fue que
”mientras ense￱aba (en el templo) se le acercaron los sumos sacerdotes y los
ancianos del pueblo, para preguntarle ¿Con qué autoridad haces esto?, ¿Quién te
ha dado semejante autoridad?”
Jesús replicó “os voy a hacer yo también una pregunta, si me la contestáis, os diré
con qué autoridad hago esto:
El Bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?
Ellos se pudieron a deliberar: “si decimos “ del cielo ”, nos dirá: ¿Porqué no le habéis
creído?”. Si decimos “ de los hombres ” tememos a la gente; porque todos tienen a
Juan por profeta”.
Y respondieron a Jesús “ No sabemos ”. Él por su parte les dijo: “ Pues tampoco yo
os digo con qué autoridad hago esto ”.
LA PARABOLA DE LOS DOS HIJOS
A continuación les propuso la parábola de los dos hijos para reprocharles su no
aceptación de Juan Bautista como precursor del Señor y así implícitamente les
contesta que si hubieran creído a Juan ellos hubieran reconocido que él era el
Mesías y su autoridad como tal, con la cual hacía aquellas acciones.
2.- JESÚS MISMO LES EXPLICÓ LA PARÁBOLA
El Padre representa a Dios. Los dos hijos fueron dos clases de judíos.
El hijo que dijo: no y luego fue, representa a la plebe con sus publicanos,
meretrices y pecadores, que fueron enviados por Dios a trabajar en su viña, esto es,
a guardar la ley; y respondieron con sus hechos que no querían hacerlo, y no la
guardaron; pero luego, conmovidos por el ejemplo y la predicación de Juan, se
arrepintieron y no sólo recibieron el bautismo de conversión y cumplieron la ley vieja
sino también la evangélica
El hijo que dijo: Voy Señor pero no fue , representa a los sacerdotes judíos, los
escribas y fariseos que recibiendo la orden de trabajar en su viña, respondieron que
al momento lo harían, esto es, que observarían la ley en toda su integridad y que
aceptarían al Mesías cuando viniese, pero en realidad no cumplieron la ley ni
creyeron a Juan como precursor del Mesías ni a Jesús como Mesías cuando se hizo
presente.
Por eso Jesús les dijo:
En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de
vosotros en el Reino de Dios , porque vino Juan (anunciado por los profetas, con
una ascética figura de un auténtico profeta) enseñándoos el camino de justicia (y
exigiendo el arrepentimiento) y no le creísteis; ni os arrepentisteis en cambio los
publicanos y prostitutas le creyeron. Y aún después de ver esto, (es decir, la
conversión de los pecadores), vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis”.
Aquí Cristo está diciendo; os preceden, esto es, os enseñan el camino, os dan
ejemplo, con su fe y arrepentimiento.
3.- APLICACIÓN DE ESTA PARÁBOLA A NUESTRA VIDA
Esta parábola tiene dos importantes y hermosas enseñanzas para nosotros:
3.1 Dios perdona a quien se arrepiente :
Algunos murmuran del Se￱or diciendo:” No es justo que el Señor perdone a
alguien que ha pecado incluso durante toda su vida ”.
Pero debemos meditar lo que dice el Señor por medio del profeta Ezequiel en
la 1ª lectura “Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y
muere, muere por la maldad que cometió, porque voluntariamente perdió la
vida espiritual apartándose del amor a Dios y del amor de Dios . Y cuando el
malvado se convierte de la maldad que ha hecho y practica el derecho y la
justicia, el mismo salva su vida, porque con su arrepentimiento hecho por la
gracia de Dios, se produce en él, una transformación que consiste en pasar de
la muerte espiritual que es la carencia del amor a Dios a la vida espiritual que
consiste en el amor de Dios en nosotros”.
Cualquier pecador, por grandes que sean sus pecados, puede
ponerse en gracia de Dios arrepintiéndose de sus pecados por un acto de
perfecta contrición que consiste en el dolor de los pecados por haber
ofendido a Dios por ser Él quién es, con el propósito de confesarse.
Si no pudiera condesarse u muriese en ese momento, se salvaría.
La conversión es una obra más portentosa y admirable que la misma
creación .
Dios cre￳ todo por su mandato, dijo “ hágase ” y fue hecho todo; pero la
conversión la realiza por medio de su llamada y ésta debe ser aceptada
libremente por la persona humana; entonces Dios les da de nuevo el amor que
en su Hijo tiene; y el pecado desaparece totalmente en cuanto a la culpa .
3.2 La 2ª enseñanza es la doctrina de Cristo “ No todo el que dice Señor, Señor
entrará en el Reino de los Cielos sino aquel que hace la voluntad de mi
Padre ”, y en otra ocasi￳n dijo” El que cree y no practica se parece a aquel
que edificó su casa sobre arena ”. La fe viva es la que obra por la caridad y
que hace surgir en nosotros los mismos sentimientos de Cristo como dice San
Pablo en la 2ª lectura
En otro lugar dice” Hemos sido creados en Cristo Jesús en orden a las
buenas obras ”. Y Cristo dice: Os he enviado para que deis fruto y vuestro fruto
dure. Haced los frutos del verdadero arrepentimiento.
Esta 2ª enseñanza es lo que más importa: es que nosotros hagamos obras de
bien; que pasemos la vida haciendo el bien como Cristo, de tal manera que
cuando muramos puedan decir era un hombre de bien, era un buen cristiano.
Qué maravilla es pasar por la vida haciendo el bien configurándonos con Cristo ,
si pensamos que nuestro Padre celestial nos dice:
QUIÉN MÁS A MI HIJO SE PARECE MÁS LE AMO YO
4.- SÍNTESIS DE LA APLICACIÓN A NUESTRA VIDA
Para nosotros es una llamada a dar un nuevo “ ” al Dios que nos llama,
Todos los cristianos hemos dicho “ ” a Cristo en el Bautismo y en la Confirmaci￳n.
Pero todavía no hemos dado los frutos que Cristo esperaba de nosotros.
En este día debemos dar un nuevo sí, dispuestos a dar los frutos de una conversión
continua, avanzando en el camino hacia una mayor unión con Dios en Cristo por su
Espíritu.
5.- ORACIÓN FINAL
Santísima Virgen María,:
“Queremos ser testigos valientes de Jesús, Hijo tuyo y Se￱or nuestro, pero Madre
sentimos nuestra debilidad, Se￱ora necesitamos tu intercesi￳n”
A ti nos encomendamos como Refugio de los pecadores y auxilio de los cristianos .
Padre Manuel Benito Fernández